Sustituir las bolsas de siempre por las de fécula de patata es menos contaminante, pero ¿tiene sentido llamarlas ‘biodegradables’ si no van a acabar descomponiéndose en la naturaleza?

Estas nuevas bolsas también se definen como reciclables, pero para reciclarlas hay que separarlas, algo ahora mismo imposible, y en el cubo amarillo están de más. ¿Resultado?: estos plásticos suponen un problema para los canales de gestión de residuos y, cuando llegan a las plantas de reciclaje y se queman, «suelen emitir metano, un gas contaminante», afirma la química Lucía Castro Díez.

Lo realmente ecológico es dejar de usar bolsas, no modificar el material

La clave está en las tres R. reducir, reutilizar y reciclar. Es decir, reducir el consumo, volver a la cesta de la compra de toda la vida y despreciar los productos con envoltorio. ¿O es que la naturaleza no dotó al limón de un embalaje lo bastante bueno como para prescindir de una funda de plástico?   isabel navarro

Tipos de bolsa

Para intentar cumplir con las tres ‘R’ y contaminar lo menos posible, se barajan alternativas a la bolsa de plástico. Pero no es oro todo lo que reluce. Cada una tiene sus pros y sus contras.

DE TELA

  • A favor. La energía y los recursos utilizados para fabricarlas se compensan por la infinidad de veces que puede usarse. Si llevamos una a la compra, ahorramos 6 bolsas por semana (22.176 durante toda la vida).
  • En contra. Las de rafia no son biodegradables y no se pueden reciclar por culpa de la complejidad de su composición.

DE FÉCULA DE PATATA

  • A favor. Son biodegradables, lo que significa que pueden descomponerse en nutrientes y biomasa en condiciones que se dan normalmente en la naturaleza.
  • En contra. Siguen siendo de usar y tirar, por lo que su vida útil es tan corta como la de las bolsas de polietileno. Suelen llevar en su composición un alto porcentaje de compuestos del petróleo.

FOTODEGRADABLE

  • A favor. Este tipo de plásticos provienen de los polietilenos, que, al mezclarse con un aditivo llamado Politbatch Deg, hacen que el polietileno se degrade bajo la influencia única de la luz y el calor.
  • En contra. No vienen de una fuente renovable y si la degradación no es controlada los fragmentos en los que se rompe pueden filtrarse a los acuíferos.

DE PAPEL

  • A favor. Son de un material procedente de una fuente reciclable y, por lo tanto, fáciles de reciclar.
  • En contra. Son las menos malas, pero aumentan la demanda de papel. Lo peor es que siguen siendo de usar y tirar, aunque las de las tiendas suelen reciclarse, las que reparten en los supermercados tienden a romperse o a mojarse y no se llevan al contenedor.

DE PLÁSTICO

  • A favor. Son reciclables (si se dejan en el contenedor amarillo). Hay plantas de tratamiento en España donde las transforman en un granulado plástico que sirve para fabricar otros productos.
  • En contra. Pueden tardar de 100 a 400 años en degradarse y ya han creado problemas gravísimos medioambientales y de salud que el ser humano no es capaz de controlar.

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