El Museo de Bellas Artes de Bilbao muestra como obra invitada una pintura de Rembrandt en la que se aprecia su técnica para dar viveza a los rostros. Por Suzana Mihalic

El autor: Rembrandt Harmens-Zoon van Rijn (Leiden, 1606- Ámsterdam, 1669)

El hombre de las mil caras

rembrandt

Es uno de los grandes del Barroco y de los más sobresalientes retratistas de todos los tiempos. Destacó por su habilidad en el uso del claroscuro y por el diestro manejo de la luz y la sombra en las escenas. Fue un artista muy prolífico, autor de cientos de óleos, grabados y dibujos en los que, además de retratos y autorretratos, plasmó paisajes, pintura narrativa y obras maestras como La ronda de noche.

Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden, 1606-Ámsterdam, 1669) / Muchacha en la ventana, 1645 / Óleo sobre lienzo 81,8 x 66,2 cm / Dulwich Picture Gallery, Londres

1. Formato: recortado

La leyenda dice que Rembrandt colocó el cuadro en su ventana, con lo que engañó a los viandantes, que pensaron que la niña y la ventana eran reales. Originalmente la obra, pintada por Rembrandt en 1645, tenía un formato rectangular. Se cree que tras la muerte del pintor alguien recortó el lienzo y le dio la forma ovalada a la parte superior para que se pareciese aún más a una ventana.

2. Técnica: con los dedos

Durante recientes trabajos de conservación se ha retirado el barniz descolorido y se ha descubierto una importante mezcla de colores en la cara de la niña. Rembrandt aplicaba cantidades espesas de pintura, para lo que usaba una espátula o sus propios dedos. Practicaba la técnica conocida como impasto, con la que lograba una pintura con textura que daba una sensación tridimensional.

3. Óptica: una trampa visual

En realidad la joven no se está asomando por una ventana tal y como parece, sino que se está apoyando sobre un pequeño pretil de piedra en un espacio un tanto ambiguo que no permite identificar la estancia claramente. El fondo, que da la impresión de ser muy profundo, podría ser el interior oscuro de una habitación. Con frecuencia, Rembrandt experimentaba con la técnica conocida como trompe l’oeil o trampantojo.

4. El color: piedra y rojo

Predomina el gris de la piedra y el blanco de la camisa, que aparece muy iluminada, pero el rojo carmín es un tono también muy presente en este cuadro. Este pigmento -que se obtenía mezclando cochinilla y aceite diluidos luego con una mezcla de aguarrás y aceite de linaza- lo encontramos en el pelo, en los cachetes de la joven y en los ladrillos situados en el extremo derecho del cuadro.

5. La mirada: los trucos del maestro

Rembrandt sobresalió por su maestría para el retrato. Aquí muestra la viveza que tanto caracteriza su obra. La mirada de la joven va dirigida fijamente al espectador. Es tan real que parece que va a pestañear en cualquier momento. Para lograr este realismo, Rembrandt ha aumentado a propósito el tamaño de los ojos de la muchacha. Era uno de los trucos del pintor holandés para lograr mayor viveza. Funcionaba.

6. Estatus social: discutido

Tanto la identidad como el estatus social de la joven que se asoma a la ventana siguen siendo una incógnita. No está claro si es una sirvienta, una cortesana o un personaje histórico o bíblico. Su camisón, aunque modesto a primera vista, está decorado con un cordón dorado que recorre los puños y las costuras de la prenda y se extiende sobre su pecho. la chica juguetea con él en un gesto que transmite cierta sensualidad.

PARA SABER MÁS

Obra invitada del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Hasta el 18 de junio. Museo Plaza, 2, Bilbao.

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