Parecía haber iniciado un camino de autodestrucción imparable, pero la hija de Michael Jackson ha logrado frenar: a los 19 años trabaja como modelo y prepara su debut como actriz. Es candidata a interpretar a Madonna… Por Carlos Manuel Sánchez
Se puede tocar fondo antes de cumplir los 15. Y se puede resucitar con 19 primaveras, que son las que tiene ahora. Paris Jackson, la huérfana del ‘rey del pop’, ha vivido tantas vidas, en tan poco tiempo, que no hay biógrafo en el mundo capaz de llevarle la cuenta.
Decir que su adolescencia fue complicada es un eufemismo. Lleva en la mochila varios intentos de suicidio; los coqueteos con las drogas; los abusos sexuales de los que fue víctima a los 14; el odio de los haters que no tienen otra cosa que hacer que apuntarse a un linchamiento; las sesiones redentoras en Alcohólicos Anónimos -«Me llamo Paris-Michael Katherine y soy adicta- los largos meses, 18, en una clínica de desintoxicación en las montañas de Utah, tratándose la depresión a diez mil dólares el mes… La nueva y renacida Paris fuma cigarrillos mentolados, pero está sobria y limpia.
Ante todo, Paris lleva en la mochila el estigma de ser la hija de papá, Michael Jackson. ¿Cómo se sobrevive a eso? No ha sido fácil. Pero está saliendo del pozo. Y lo está haciendo a lo grande.
Trabajar le hace bien. Es una esponja para los estilos. Cientos de selfies lo atestiguan. Puede ser grunge, puede ser una chica pin-up, puede clonar a Marilyn Monroe… Ese camaleonismo no pasó inadvertido para los cazatalentos de la moda. Y la cazó Carine Roitfeld, nada menos, que la ha transformado de it-girl en supermodelo. Fichó por la agencia IGM Models y es la imagen de Chanel y Calvin Klein. Contratos de siete ceros. Paris dice que posar le resulta «terapéutico». En realidad, todo lo que aporta un rumbo a su vida es pura terapia.
A los 14 años fue víctima de abusos sexuales y se cortó las venas. El audio de su llamada de socorro a los Bomberos se filtró
Y, ahora, el cine. Prepara su debut como actriz en un thriller de narcos producido por Amazon. Y dicen que hará de Madonna en un biopic no autorizado sobre la ‘diva del pop’. Madonna, por cierto, está que trina. «Cualquiera que se atreva a contar mi vida es un charlatán y un imbécil. Nadie sabe lo que yo sé y lo que he visto. Solo yo puedo contar mi historia. Esto es buscar gratificación instantánea sin dar palo al agua. Es la enfermedad de nuestra sociedad», se despachó en las redes. Pero los Estudios Universal confían en ablandarla, porque Paris le cae bien.
Aislados
No le cae bien a todo el mundo, desde luego. «No puedo entender cómo puede haber tanto odio. ¡Si yo soy simpática con todos!», se quejó. Y es que ser hija de Michael Jackson es una herencia envenenada. Creció en Neverland, el rancho mítico del cantante que se creía una reencarnación de Peter Pan y que llamaba a su hija Campanilla. Aquella hacienda en el desierto de California era una sucursal del País de Nunca Jamás donde nadie tenía permitido crecer y hacerse adulto. Allí vivía rodeada de trenes eléctricos y animales enjaulados. Sin madre, pues había renunciado a su custodia en el acuerdo de divorcio, y con un padre que le ponía tutús y alas postizas. Que Paris y sus hermanos, Prince Michael I y Prince Michael II, eran cautivos en un cuento de hadas no es una exageración. No iban al colegio. No tenían amigos de su edad. Sin embargo, Paris lo metabolizó como si la vida normal fuera eso. No tenía elementos para comparar. «Teníamos profesores particulares. Si estudiábamos, luego podíamos ver una peli en la sala de cine de la mansión y ver a los animales en el zoo privado; si nos portábamos mal, nos quedábamos en nuestro cuarto».
Su abuela cuenta que Paris hizo un santuario a su padre en su habitación y que le hablaba todas las noches al acostarse
Pero aquello no era ni medio normal. Y la abuela paterna, Katherine, intentó poner algo de sentido común cuando asumió la tutela de sus nietos, tras la muerte de Michael en 2009. Los mandó al colegio, para empezar… Paris, sin embargo, no se adaptó. Ya iba muy tocada. Había visto agonizar a su padre tras la dosis letal del anestésico que le inyectó su médico. Tenía 11 años. «Eso es algo insuperable», confesaría más tarde. El funeral multitudinario y televisado tampoco la ayudó. «Ha sido el mejor papá que cualquiera pueda imaginar y solo quiero recordarle que le quiero», dijo ante las cámaras. Hasta ese momento, los norteamericanos solo la habían visto en público ataviada con máscaras y capuchas, pues Michael Jackson hiperprotegía a sus vástagos de los focos. Y, de repente, su rostro estaba en todas partes. Su abuela recuerda que Paris hizo un santuario en su habitación y que hablaba con su padre todas las noches antes de acostarse. «Se acuesta mirando el altarcito y se despierta igual».
La vida loca
Su paso por el instituto fue salvaje. Drogas y alcohol. Y una violación perpetrada por un desconocido mayor que ella y de la que nunca habló a su familia, según reconoció a la revista Rolling Stone. No pudo gestionar el trauma y un día se tomó 20 ibuprofenos y se cortó las venas. Los Bomberos hicieron público el audio de la llamada de socorro. Paris se percató de que ni siquiera le iba a estar permitido morirse en paz. Se cubrió el cuerpo de tatuajes. 50. Algunos para esconder las cicatrices de los brazos, otros dedicados a su padre; letras de canciones, mensajes de autoayuda… Se dijo a sí misma: «¡Puedo con todo!».
Sobrevivió. Reside en Los Ángeles y Nueva York. No se separa de Koa, una mestiza de pitbull adoptada. Maneja las redes sociales con desparpajo y sin intermediarios. Tiene casi un millón y medio de seguidores en Instagram y otros tantos en Twitter. Y le resbalan los comentarios malévolos sobre quién fue su verdadero progenitor [varios son los candidatos que dicen haber donado semen]. «Michael siempre fue mi padre y siempre lo será», zanja.
Más parecida a Madonna que a Michael
Rubia platino y con los ojos azules, Paris proclama su negritud. En teoría es hija biológica de Michael Jackson, aunque se concibiese por inseminación artificial. «Mi padre me dijo que debía estar orgullosa de mis raíces negras».
El complot
Paris, en la foto con sus hermanos, está convencida de que hubo un complot para asesinar a su padre. «Me dijo que iban a por él». Solo fue condenado su médico particular, Conrad Murray.
El novio
Comparten tatuajes y peinados, pero acaban de romper. Michael Snoody, bajista en el grupo Street Drum Corps, ha sido el último novio de Paris. Se conocieron en Alcohólicos Anónimos.
Amigas al fin
Paris conoció a su madre después de la muerte de Michael Jackson. El acercamiento entre madre e hija ha provocado recelos en el clan de los Jackson.
