Prometió que nunca escribiría la segunda parte del superventas ‘El tiempo entre costuras’, cuya historia se llevó a la pantalla en una serie protagonizada por Adriana Ugarte. Pero, doce años después, María Dueñas retoma las andanzas de la costurera. Evita Perón, Carmen Polo, Barbara Hutton… son algunos de los hilos con los que ha tejido ‘Sira’. Ella misma nos lo cuenta. Por Fátima Uribarri/ Estilismo: José Herrera / Fotos: Carlos Carrión / Getty Images y archivo ABC 

En 2009, María Dueñas -profesora de Filología Inglesa en la Universidad de Murcia- logró publicar su primera novela, El tiempo entre costuras. Fue un bombazo, un fenómeno superventas traducido a 40 idiomas que cambió la vida de su autora. María (de 57 años) pidió una excedencia y se dedicó de lleno a la escritura. Desde entonces ha bandeado el éxito con amabilidad y firmeza. Sira, su quinta novela, es la continuación de su triunfante debut y el gran lanzamiento editorial del año, con una tirada inicial de medio millón de ejemplares. Todo un órdago.

XL. Hace doce años dijo que descartaba una segunda parte de El tiempo entre costuras.

M.D. Porque acabé saturada. Aquello era una bola que no paraba de crecer: primero, el libro en España; luego, en América Latina; después vino la serie. Necesitaba una distancia. No habría escrito entonces una buena novela y no la habría disfrutado. Estos años me he acordado de Sira y he estado agradecidísima, pero sin plantearme volver a ella.

XL. ¿Por qué ha decidido retomarla ahora?

M.D. Voy mucho a Tánger. Me fascina la ciudad. Me gusta ir al cementerio anglicano -que es muy inglés y a la vez muy decadente- y hablo mucho con el chico que lo cuida. Me vendió un libro sobre las vidas de los ingleses enterrados allí y empecé a darle vueltas en la cabeza a la gente que pasó por ese Tánger internacional del que ya no queda nada, y pensé que tenía que volver allí y debía de ser de la mano de Sira.

María Dueñas publica 'Sira': "No quiero hacer libros a la carta" 6

María Dueñas luce traje blanco de Max Mara/Maquillaje: Pedro Cedeño para Dior Make up. Peluquería para L’Oreal

XL. ¿A qué va a Tánger?

M.D. A nada, a pasearme. Voy mucho con mis hermanas, con amigos. Comemos, damos una vuelta… Voy cuatro o cinco veces al año y siempre descubro algo nuevo. Está a nada de aquí -es una hora en avión- y es un gran cambio que te despeja la mente, te limpia el cerebro. Vuelves nuevo.

«El follón que se ha montado en Murcia, con diputadas que se odian… hay mil historias para novelar. Si algo me sobran son ideas»

XL. Ejerce de hermana mayor…

M.D. Soy la mayor de ocho, pero no ejerzo de hermana mayor, no tengo autoridad ninguna: son muy poderosos en mi casa todos. Somos muy piña y muy iguales, nos llevamos 12 años entre todos. En casa de mis padres no había jerarquía.

XL. ¿En qué marca la familia numerosa?

M.D. En un montón de cosas, yo soy yo porque vengo de la familia que vengo absolutamente en todo: la manera de vivir, la de trabajar, tu vínculo con las cosas materiales… En mi casa había poco sentido de la propiedad, por ejemplo, no tenías tu cepillo del pelo, era compartido, y cosas así. Mis hermanos y yo somos muy adaptativos, estamos acostumbrados a movernos bien en ambientes muy distintos con gente muy diferente. Mi casa estaba abierta para mucha gente.

XL. Estábamos menos mimados que nuestros hijos.

M.D. Infinitamente menos. Era un tiempo distinto, había menos de todo. Los que nacimos en los sesenta somos una generación que no somos ni de la posguerra ni del desarrollismo ni del cambio grande que llegó a España con la democracia. Estamos ahí en medio, yo creo que eso nos hace tener cintura para manejarnos bien en muchas circunstancias.

XL. Se percibe en sus libros que le parecen atractivas las mujeres coquetas.

M.D. No. Las construyo y hago con ellas personajes, pero me interesan mucho más otras cosas de las mujeres más allá de su aspecto exterior.

XL. En este libro, Sira está muy ligona.

M.D.  ¿Tú crees? Me daba un poco de miedo haberla dejado un poquito monja. Ella es muy cautivadora sin buscar ella la seducción. He intentado que fuera una mujer con mucho atractivo.

XL. ¿Un poco monja?

M.D. En este libro le suceden cosas importantes y me refiero a que estamos acostumbrados en ficción a una recuperación muy rápida de los personajes de sus dramas personales. Pero si está muy ligona pues me gusta, me parece fenomenal y que no quede como una pacata pasiva.

XL. ¿Por qué?

M.D. Porque he querido crear un personaje con flancos y aristas distintos: por un lado, la recuperación de su dolor y, por otro, el que genere atracciones y seduzca. Me parece perfecta esa duplicidad.

María Dueñas publica 'Sira': "No quiero hacer libros a la carta" 1Viaje por el mundo.
El destino de Sira Quiroga se cruza con los de la millonaria Barbara Hutton -dueña de una mansión en Tánger- (arriba a la derecha), de los escritores exiliados en Londres Manuel Chaves Nogales y Arturo Barea, y de Eva Perón durante su visita a España.

XL. En el libro parece que el colonialismo español es cateto frente al británico.

M.D. Pero eso no viene dado porque los españoles seamos catetos y los ingleses no, sino por el colonialismo español, que era más pobre debido a que España era un país mucho más pobre y su colonialismo, más limitado. Me refiero al del siglo XX, cuando las grandes potencias a España le dan las migajas. Es una situación de inferioridad. Nuestro país hace lo que puede, que es poco, mientras que los ingleses habían desarrollado un imperio próspero.

XL. También se transluce admiración por Evita como mujer libre que hizo lo que le dio la gana.

M.D. Es un personaje contradictorio. No conocía sus discursos a fondo y me he dado cuenta de que su voz era muy personal, muy auténtica. La desarrolló sola sin ninguna presión externa, ni de su marido ni de nadie. Lo que más me ha alucinado es que lo hizo con 26 o 27 años. Tenía casi la edad de mi hija y se comía el mundo. Me ha fascinado descubrir cómo siendo tan joven, sin preparación ninguna, fue capaz de desarrollar esa voz propia con esa potencia y esa épica, fíjate que seguimos hablando de ella.

María Dueñas publica 'Sira': "No quiero hacer libros a la carta" 5

Evita perón, contradictoria y libre.
«Me ha fascinado descubrir cómo Evita siendo tan joven y sin preparación desarrolló una voz propia con esa potencia», dice María Dueñas. Abajo, durante su visita a España de 1947. Era pleno mes de junio, pero como Evita llevaba pieles, Carmen Polo y las otras señoras también se las pusieron.

XL. Usted, que es tan cauta y se blinda tanto, ¿no teme que se transparenten sus ideas políticas en sus libros?

M.D. No, porque yo no intento volcar ideología de ningún tipo, no creo que haya en mis libros una definición política mía más allá de alguna anécdota.

XL. Se protege mucho.

M.D. Tengo claro dónde está mi vida privada e intento mantenerla al margen.

XL. ¿Le da miedo dejar de tener lectores?

M.D. Ni me lo planteo. En cada libro estoy yo con el texto, no hay nadie más, no quiero hacer libros a la carta para que gusten a tal o a cual. Estamos el texto y yo solos, me vuelco y doy lo mejor de mí para crear un buen libro y que sea del agrado de los lectores, pero no me asomo al otro lado: confío en que los lectores sigan como han estado en mis cuatro libros, este es el quinto.

XL. ¿Teme perder la imaginación?

M.D. Es lo que menos miedo me da en la vida. Me puede pasar si tengo un deterioro cognitivo, pero si algo me sobra son ideas. Hay muchas cosas apasionantes sobre las que escribir.

XL. ¿De dónde surgen esas ideas?

M.D. De todas partes, cuando investigo para mis libros, mientras paseo o escucho las noticias. El follón que se ha montado en Murcia, por ejemplo, con dos diputadas que se odian… Hay mil historias para novelar. A mi hija, que trabaja en una productora de televisión, cada día le mando una idea para una serie, no me hace ni caso, claro.

María Dueñas publica 'Sira': "No quiero hacer libros a la carta" 7

Intriga y exotismo
En Sira, de nuevo hay una trama que entrevera espionaje, intriga y escenarios exóticos, como Jerusalén tras la Segunda Guerra Mundial. También irrumpen personajes reales con vidas novelescas como los diplomáticos y escritores Pablo de Azcárate (arriba) y Salvador de Madariaga.

XL. No tiene miedos profesionales.

M.D. Tengo miedo al momento de no ser capaz de hacerlo bien; pero, por fortuna, creo que estoy estabilizada en un buen momento creativo. Lo digo ahora, no sé dentro de tres años cómo estaré.

«Eso de que hay una literatura única buena y genuina y que todo lo demás es morralla me parece elitista e intolerante»

XL. ¿Por qué gustan sus libros?

M.D. Queremos historias que nos conmuevan y que nos lleven a otros mundos. No hay una pauta: los lectores -y yo me incluyo- no queremos una sola cosa, tenemos capacidad para disfrutar de muchos tipos de literatura.

XL. ¿Le afectan las críticas negativas?

M.D. En general, la crítica ha sido bastante generosa conmigo cuando me hacen críticas. Cuando no me las hacen, pues no pasa nada; entonces no son ni buenas ni malas.

XL. ¿Le escuece que algunos no dediquen críticas literarias a sus libros?

M.D. Me importan las críticas cuando están hechas con rigor, son serias, sólidas y tienen su razón. Ahora, cuando están hechas desde el desdén en plan ‘señora que publica en editorial comercial con una tirada enorme y una protagonista femenina’, cuando ese es el punto de partida, entonces no vale la pena.

XL. Lo considera una descalificación literaria.

M.D. Sí, es un poco criticar desde el prejuicio. Es minoritario, no se da siempre, pero ese prejuicio está y no me afecta a mí sola, afecta a muchos escritores, y va a estar siempre. Eres una escritora que vende mucho, que hace una literatura de consumo relativamente accesible, con tiradas grandes y con protagonistas y portadas femeninas, y eso genera a veces algún tipo de prejuicio.

XL. Le duele.

M.D. No me duele. Es una realidad, pero puesta en la balanza tengo millones de cosas positivas y buenas, y esto es algo con lo que hay que convivir.

XL. ¿Hay literatura de primera y segunda división?

M.D. Aunque no todas son iguales en altura y calidad literaria, no me gusta hablar en esos términos. Me parece muy injusto categorizarla así porque hay muchos tipos de lectores que llegan a donde llegan y tienen todo su mérito y su derecho. Se establecen a veces unas líneas divisorias muy elitistas y antidemocráticas, es un poco exagerado el término, pero hay lectores para todo y cada cual viene con su mochila a su espalda, de formación, de nivel, de capacidades, ambiciones, de todo. Eso de que hay una literatura única buena y genuina y que todo lo demás es morralla me parece elitista y muy poco generoso, inclusivo y tolerante.

XL. Hay aventura, cambio de escenarios… ¿Es su afán de aventura que aflora en sus novelas?

M.D. No, no, cero, cero. Es simplemente la construcción de un personaje en unas coordenadas de tiempo y de espacio donde pasan cosas atractivas para los lectores. La ficción es ficción y yo soy yo. Sira no soy yo ni de lejos, ni nadie que yo conozca. Es una ficción, imaginación. Ya me tengo a mí misma y no quiero volcarme en mis libros [se ríe].

XL. ¿Ha tenido muchos novios?

M.D. Los justos y necesarios. He tenido una vida normal y corriente.

XL. No se arrepiente de lo que no ha hecho.

M.D. Soy una persona con una vida plena. Ni lamento lo que he hecho ni lo que no he hecho. Vivo en el día a día, en el presente y palante.

XL. Se habrá acordado de sus padres en estos tiempos de pandemia…

M.D. Mucho. Mi padre murió hace tres años y vivía solo, estaba activo, hacía su vida. Los hermanos nos preguntamos constantemente: «¿Cómo habría llevado papá esto?». Ha sido un no parar de pensar en los que están con nosotros y los que ya no están.

XL. ¿Qué cree que cambiará?

M.D. Me gustaría que se quedaran los cambios buenos. Pero, como somos tan idiotas, probablemente los aprendizajes se nos olvidarán.

XL. ¿Qué cambios buenos?

M.D. Cenar a las nueve me parece estupendo y también el volver a casa a las doce de la noche forever. Si me oyen mis hijos, me matan. Y que se instale el teletrabajo como una opción y permanezcan unas normas de higiene más correctas.

Foto apertura: María Dueñas y al fondo, una obra de la artista iraní Shirin Salehi de la serie ‘Cuando suena el verdugo’ La escritora luce americana de El Corte Inglés, pantalón de Uterqüe y zapatos de Pura López

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