Vanessa Tait, bisnieta de la Alice real, desvela  la peliaguda relación que vivieron su bisabuela y Lewis Carroll. De hecho, cuando aquella menor de cuatro años conoció en 1856 al tímido escritor, pocos podían imaginar que formarían una de las parejas más célebres y polémicas de la historia de la literatura. Por Vanessa Tait/ Fotos: Cordon Press

De pequeña, yo era clavadita a Alicia: los mismos ojos oscuros, el mismo pelo corto con flequillo, la misma barbilla puntiaguda. Fue un parecido que marcó mi niñez. De niña, Alicia no me interesaba en absoluto. El libro me resultaba inquietante, aterrador, habitado por personajes que crecían o disminuían en estatura o se daban a una violencia irracional.

Alice Liddell, 1860 conocer, cultura

Alice Liddell en 1860, vestida como Reina de Mayo y fotografiada por Lewis Carroll.

Alice Liddell tenía casi cuatro años cuando conoció a Charles Lutwidge Dodgson, más conocido como Lewis Carroll. Era una niña adorable y con muchísimo carácter, dotada de una curiosidad y una energía insaciables, como su equivalente en la ficción. Era hija del decano de Christ Church, el college de Oxford donde Carroll era un profesor de matemáticas conocido por su pasión por el novedoso arte de la fotografía. Mi bisabuela recordaba a Carroll como un hombre muy simpático: «La perspectiva de que nos fotografiara era una alegría para nosotras, y no un suplicio. Estábamos ansiosas de volver a pasarlo bien con él en sus dependencias».

«Las fotografías de la pequeña Alice, sola o con sus hermanas, estaban guardadas en el desván de nuestra casa, envueltas con papel tisú».

Las fotografías de la pequeña Alice, sentada en una silla y con los morritos fruncidos, sola o en compañía de sus hermanas, estaban guardadas en el desván de nuestra casa, envueltas de forma descuidada con papel tisú.

La amistad entre Carroll y Alice se prolongó durante los siguientes siete años: una época feliz de picnics en el campo, partidas de croquet y viajes por el río que Dodgson documentó en sus diarios. Durante uno de estos viajes en barca, bajo un calor sofocante, Carroll contó cierto día a Alicia un cuento algo incoherente, muy distinto a los demás a causa del elenco subversivo de sombrereros locos y figuras reales no menos demenciales que lo protagonizaban. «Me contó la historia casi entera de Las aventuras subterráneas de Alicia -recordaría Alice- a lo largo de ese sofocante día de verano en que los prados aparecían borrosos por la calima. Supongo que las historias de esa tarde tuvieron que ser mejores de lo habitual, pues recuerdo con claridad que empecé a pedirle que las escribiera para mí, cosa que nunca había hecho antes. Me dijo que lo pensaría, pero yo seguí insistiendo y le arranqué la promesa que lo llevó a ponerlo todo en el papel.» Mi madre tenía un ejemplar de Alicia en el País de las Maravillas, el celebérrimo resultado final, ejemplar que Carroll le había regalado a su abuela con una dedicatoria en tinta violeta: «Para la muchacha cuya equivalente de mismo nombre inspiró esta historia un feliz día de verano».

«La amistad entre Alice y Carroll terminó de forma abrupta justo cuando era más estrecha. Mi bisuabuela tenía 11 años y Carroll, 31»

Sin embargo, la amistad entre Alice y Carroll terminó de forma abrupta justo en el momento en que era más estrecha. Alice tenía 11 años y Carroll, 31. Las páginas del diario del escritor correspondientes al momento en que tuvo lugar la ruptura fueron expurgadas con ayuda de una cuchilla por la sobrina del autor a la muerte de éste. Algo sucedió esos días, algo que la sobrina no quería que pasara a la posteridad…

¿Estaba Lewis Carroll enamorado de la hermana mayor de Alice -Ina- o de la tutora de las niñas o incluso de la madre de Alice? Hay quien dice que la ruptura no fue abrupta, sino de tipo gradual. A mi entender, el diario apunta a una ruptura muy repentina, casi traumática: Carroll se encontraba con la familia casi a diario hasta el 27 de junio de 1863, pero a partir de esa fecha y durante los cinco meses posteriores no hay mención a un solo miembro de la familia Liddell. La siguiente referencia aparece el 2 de diciembre, cuando Carroll anota que ha visto a la señora Liddell y sus hijas en una función teatral en Christ Church, pero que han optado por no saludarse: «Me mantengo alejado de ellas, como llevo haciendo todo el curso».

ALICE LIDDELL (1852-1934). Alice Pleasance Liddell. The inspiration for 'Alice's Adventures in Wonderland,' Charles Lutwidge Dodgson, also known as Lewis Carroll. Alice posed as a beggar. Photograph by Dodgson, c1859.

Lo más probable, en mi opinión, es que Carroll estuviera enamorado de Alice. Fue para ella, al fin y al cabo, para quien creó el País de las Maravillas; fue en ella en quien concentró sus energías; ella fue a la que, muchos años después, en 1885, él describió como «mi perfecta niña-amiga». Es posible que dicho enamoramiento fuera reflejo de una más amplia fascinación por las niñas pequeñas en general. Carroll agrega: «Desde mis días contigo he tenido muchas otras niñas-amigas, pero nunca ha sido lo mismo».

Todo esto hoy suena escandaloso. Pero, en aquellos días, el hecho de que una niña y un adulto mantuvieran una relación personal resultaba corriente y no era motivo de tantas inquietudes como en el presente. A la vez, es difícil creer que la relación de Carroll con sus niñas-amigas fuera inocente por completo: los hombres no acostumbraban a escribir unas cartas así. Es posible que Carroll albergara unos deseos oscuros, pero también que se las arreglara para transformarlos en los juguetones coqueteos de sus misivas, en los dos libros escritos para Alice.

Aunque Lewis Carroll estuviera enamorado de la Alicia real, lo que está claro es que no hay pruebas de avances sexuales: Alice iba a recordarlo siempre con cariño, al igual que todas sus demás niñas-amigas. Nadie ha llegado a acusar formalmente al autor de Alicia... Si su relación hubiera seguido adelante, ambos habrían estado en disposición de casarse un año más tarde, pues la edad legal en 1861 había sido fijada en los 12 años. No puedo dejar de preguntarme qué clase de marido habría sido Carroll. Es sabido que en Alicia en el País de las Maravillas expresó el deseo de que la Alicia de ficción dejara de crecer a los siete años de edad.

«Para la madre de Alice, un cohibido y tartamudo profesor de matemáticas como era Carroll distaba de ser el mejor partido para su tan hermosa hija»

En tal caso, ¿por qué la relación entre Alice y Lewis Carroll cesó de forma repentina? Posiblemente, por causa de la madre de Alice. Lorina Liddell era una mujer ambiciosa, dominante y con pretensiones sociales. Un cohibido y tartamudo profesor de matemáticas distaba de ser el mejor partido para su tan hermosa hija. Cuando se enteró de que Carroll estaba enamorado de ella, consiguió que no fuera nombrado diácono, como era su intención, y quemó las cartas que había enviado a Alice.

English mathematician, writer and photographer Charles Lutwidge Dodgson, better known as Lewis Carroll (1832 - 1898) with Mrs George Macdonald and four children relaxing in a garden. (Photo by Lewis Carroll/Hulton Archive/Getty Images)


Lewis Carroll en el centro de la imagen, tenía la costumbre de hacer niñas-amigas para cultivar unas relaciones intensas y de tipo ambiguo.

Con todo, mi madre conservó una carta escrita por Alice a su hermana Ina cuando eran ya mayores. A su hermana le habían preguntado por la ruptura. «Respondí que se mostraba cariñoso en exceso contigo contestó a medida que te ibas convirtiendo en una mujercita y que madre habló con él sobre el asunto, que él se enfadó por lo que tuvo que escuchar, por lo que dejó de venir a visitarnos.»

Alice acabó por casarse con un hombre rico llamado Reginald Hargreaves. Un señorito del campo que se pasaba media vida cazando en su enorme propiedad, mientras Alice permanecía a solas en la mansión.

Alice muy raramente volvió a ver a Lewis Carroll tras la boda. Mi madre se acuerda de una carta en la que Alice le pidió apadrinar a uno de sus tres vástagos. Él se negó cuando se enteró de que éste era un hijo varón. El niño -mi abuelo- fue bautizado con el nombre de Caryl. Alice siempre negó que fuera así llamado en honor a Lewis Carroll, pero la elección era sorprendente

Al final de su vida, Alice empezó a hartarse de su inmortalización literaria. En una carta a Caryl escribió: «Querido, es una realidad que estoy cansada de ser Alicia en el País de las Maravillas. ¿Te parece una muestra de ingratitud por mi parte? Puede que lo sea, pero lo cierto es que estoy harta».

Mi madre sacó a subasta en Sothebys la colección entera de objetos vinculados a Alice. Yo habría preferido que la subasta nunca hubiera tenido lugar. Han pasado los años y desde entonces he tratado de volver a comprar algunas de esas pertenencias. También me he pasado horas y más horas en bibliotecas ajenas, consultando las cartas que una vez fueron mías. Lo que, con el tiempo, me ha llevado a pensar en escribir mi propio libro sobre la bisabuela.


PARA SABER MÁS

Alicia en Sunderland: Deconstruyendo a Lewis Carroll, de Brian Talbot. 2010. Random House Mondadori. Novela gráfica.

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