¿Qué pasaría si reunimos a los más sabios de economía y los encerramos cuatro días para que encuentren soluciones a la crisis? Dicho y hecho. Asistimos a un encuentro histórico. Una «tormenta de ideas» en la que diez premios Nobel muestran sus propuestas.

Cómo salimos de esta. La pregunta es cada vez más angustiosa. Con una nueva recesión en el horizonte, el futuro del euro en entredicho y la Unión Europea paralizada por sus contradicciones, nos vendría de perlas una «hoja de ruta» que nos oriente entre tanta confusión.ü

Esto es lo que pensaron los organizadores del Nobel Laureates Meetings de Lindau (Alemania). ¿Qué pasaría si reunimos a los más sabios y los encerramos cuatro días a orillas del lago Constanza para que piensen soluciones a la crisis? El encuentro fue histórico. Una «tormenta perfecta» de ideas en la que la mayoría de los premios Nobel de Economía vivos compartieron lápiz, papel e imaginación con 370 jóvenes economistas, los más talentosos de 65 países. Diez de los laureados muestran sus propuestas. üLa advertencia final de este cónclave urge a la acción. Si los políticos no la controlan pronto, la crisis de la deuda cambiará las reglas del juego de todo el sistema económico occidental; Estados Unidos y Europa se enfrentarán a años de estancamiento y declive, y la fragmentación de la eurozona es un peligro grave . Y exigen a los gobernantes valentía y liderazgo para recuperar la credibilidad ante los ojos de los consumidores, los empresarios y los mercados. Sin embargo, no han faltado voces que han puesto en la picota la propia credibilidad de los Nobel. Algunas tan prestigiosas como la de Nassim Nicholas Taleb, el teórico de los sucesos catastróficos muy improbables («cisnes negros») que trastocan cualquier predicción. Al fin y al cabo, son los teóricos que han proporcionado las herramientas para las prácticas de Wall Street que quedaron en evidencia con la crisis. Sus ecuaciones son las que utilizan los mercados; sus teorías se enseñan en los libros de texto (una curiosidad. McGraw Hill, la editora de los manuales canónicos de economía, es propietaria de la agencia de calificación StandardandPoor»s); sus opiniones son la biblia en las más prestigiosas escuelas de negocios y cada nueva promoción las recita de memoria ¿No son ellos, en cierto modo, los tipos que nos han conducido a la situación actual?, se pregunta Taleb. E incluso dice estar dispuesto a querellarse contra el Banco Central de Suecia, la entidad que otorga los Nobel de Economía, por haberles dado legitimidad. A algunos nadie los hubiera tomado en serio sin el sello del Nobel . Con humildad, Joseph Stiglitz uno de los galardonados reconoce que la crisis fue un fallo masivo de los cerebros de la economía; había una fiesta y el regulador, que pensaba igual que los juerguistas, no quiso convertirse en aguafiestas . n

Los Nobel hablan

La receta de SIR JAMES A. MIRRLEES

Escocés, 75 años. Matemático, se pasó a la economía para acabar con la pobreza . Vive en Hong Kong.

«Ya es hora de cobrar el IVA a las transacciones financieras»

Estaba dando clase cuando le dijeron que había ganado el Nobel. Creyó que era una novatada y exigió pruebas. El Nobel se lo dieron por hallar una fórmula para que los impuestos sean justos. Ahora no entiende por qué comerciantes y consumidores deben pagar el IVA en las compraventas y, sin embargo, los grandes fondos pueden hacer inversiones millonarias sin tributar. Es hora de cobrarles una tasa . Es muy crítico. No basta con vigilar a los bancos. Lo importante es que todas estas estúpidas derivadas han dado beneficios millonarios a unos individuos que no han aportado riqueza a la sociedad. ¡El sistema premia a los que se arriesgan porque no pagan las consecuencias! .

La receta de REINHARD SELTEN

Alemán, 81 años. Centró sus estudios en el póquer y el ajedrez y los aplicó a las estrategias económicas de conflicto y cooperación.

«El riesgo de las acciones debe avisarse con etiquetas como las de los alimentos»

propone que se establezcan reglas sencillas y que no puedan ser eludidas. Pero, para él, el diablo está en los detalles. Las acciones deberían estar señalizadas con etiquetas que indiquen su índice de riesgo, como en el caso de los alimentos. Es evidente que el mercado no evalúa correctamente los títulos complejos y novedosos. Por tanto, es necesario establecer reglas para la admisión de nuevos valores .Y exige que bajo ningún concepto se permita que los bancos deslocalicen los negocios altamente especulativos, utilizando sociedades ubicadas en países sometidos a reglas menos estrictas .

La receta de GEORGE A. AKERLOF

Profesor en Berkeley, 71 años. Se inspira en elementos de la vida cotidiana, como el mercado de segunda mano.

«¡Los que lleven una empresa a la quiebra, a la cárcel!»

Una vez Stiglitz lo visitó y olvidó la ropa sucia en su casa. Akerlof tardó meses en devolvérsela, pero escribió un tratado sobre las decisiones aplazadas. Ahora critica que no se castigue a los delincuentes de cuello blanco. Las multas no sirven, pues no suponen ni el cinco por ciento de las ganancias obtenidas. ¡A veces aparcas en prohibido a sabiendas de que te van a poner una multa! . Akerlof demostró que, si se dan las condiciones, los ejecutivos de una compañía la llevarán a la quiebra para expoliarla y extraer provecho personal . Y ahora, asegura, se dan las condiciones.

La receta de JOHN f. NASH JR.

Estadounidense, 83 años. padeció esquizofrenia. La película «Una mente maravillosa» está basada en su vida. Experto en teoría de juegos, superó la enfermedad y ha vuelto a dar clases.ü

«Crear una moneda mundial nos daría estabilidad»

Ha estado ingresado en diversos centros psiquiátricos a causa de su esquizofrenia, pero su visión en la actualidad es lúcida. El dinero «bueno» mantiene su valor a lo largo del tiempo. El «malo» lo pierde por la inflación. Propongo un sistema cambiario que esté basado en una moneda ideal, que sirva para estabilizar las monedas nacionales. Las crisis financieras serían más esporádicas si hubiese un estándar monetario internacional. Sería como volver a los tiempos del patrón oro, pero basando el tipo de cambio en una cesta de valores sólidos y no en un solo valor. Así, los tipos de cambio no se verían afectados por las fluctuaciones de un solo bien. Facilitaría el comercio mundial. Pero soy desconfiado con los políticos que deberían administrar esta moneda ideal. La honradez es importante. Y si la moralidad de los banqueros tampoco es muy alta, sus conocimientos financieros no bastan para proteger las entidades que dirigen .

ROGER B. MYERSON

Catedrático de la universidad de Chicago, 60 años.

«Se puede crear empleo invirtiendo en infraestructuras

L a reputación importa. ¿Por qué fluye el dinero desde los países emergentes hacia Occidente, y no al revés? ¿Por qué no invierto en China los ahorros de mi vida? Porque no confío en que me los devuelvan si los necesito. Cada institución financiera de éxito se fundamenta en un entorno legal y político que protege a sus clientes frente al fraude. Por eso, para salir de la crisis, hay que regular para que el sistema financiero sea aún más seguro. Millones de personas están en el paro. La inversión pública podría ponerlas a trabajar en carreteras, colegios, hospitales? Es justo que la deuda que se contraiga para ello la paguen las nuevas generaciones. a cambio disfrutarán de mejores infraestructuras .

La receta de DANIEL L. McFADDEN

EE.UU., 74 años. Creó un patrón sobre toma de decisiones.

«¡Hay que regenerar moralmente los mercados!»

Irónico, dice que lo mejor del Nobel fue que le dieron una preciadísima plaza de garaje en el campus de Berkeley, donde enseña. Asegura que esta crisis fue el resultado de una regulación inadecuada y una expansión del crédito exagerada. Pero el fallo esencial es moral. En la carrera por lograr beneficios hemos olvidado que un banquero tiene que proteger los intereses de sus clientes . También es partidario de aplicar un impuesto a los mercados financieros. El coste de estas transacciones se ha reducido mucho gracias a la informática. Y esto ha generado una explosión enorme en el volumen de negocio. La mayoría de estos tratos apenas reporta nada a la sociedad; por contra, se desvían recursos al sector financiero. Unas tasas modestas, como las que había hace 20 años, ayudarían al sector público a reducir su déficit .

La receta de EDWARD C. PRESCOTT

EE.UU., 70 años. Tiene fama de ultraliberal. Le dieron el Nobel por su análisis de los bancos centrales.

«Debemos eliminar las ayudas a los parados»ü

Aceite de ricino. Propone eliminar las ayudas a los parados. ¿Qué sentido tiene pagar a la gente para que no trabaje? Lo que se consigue es que se acostumbren a no trabajar porque tienen el sustento asegurado. Los daneses establecen condiciones muy desagradables a los desempleados. A los que hay que apoyar es a los emprendedores . También sostiene que flexibilizar el despido ayudaría a relanzar la economía porque la mano de obra sería más barata. Y defiende las bajadas de impuestos. ¿Por qué hay que penalizar el ahorro y frenar el consumo? . Este economista enseña en Minneapolis. Y sigue dando tres horas de clase semanales, a pesar de que viaja por todo el mundo.

La receta de EDMUND S. PHELPS

Enseña en Nueva York, 78 años. Demostró que no se puede reducir el paro con inflación alta. Defensor del libre mercado, aunque más moderado desde la crisis.

«Los Estados deben crear un nuevo tipo de bancos que financien a los innovadores»

Este premio Nobel tiene una camiseta con la frase. La locura por todas partes . Para él, la innovación es el elixir de la vida. Se necesita un ambiente en el que las compañías puedan ensayar ideas innovadoras, aunque no sepan si van a tener éxito. Los bancos y otros prestamistas son muy importantes para el sistema. Cuando fallan, son las empresas innovadoras las que tienen más problemas para financiarse. El Estado ha de llenar el vacío en el suministro de créditos. Los gobiernos deberían crear un nuevo tipo de bancos dedicados a proporcionar capital a los emprendedores. Esto aseguraría la inversión en nuevos productos y tecnologías . Phelps opina que es absurdo hablar del fin del capitalismo. Occidente vivió por encima de sus posibilidades y arruinó una parte de su futuro. Pero el capitalismo funciona porque incentiva a la gente a conseguir un buen trabajo para vivir bien .

La receta de WILLIAM F. SHARPE

Boston, 77 años. Es el padre del moderno Wall Street. Convirtió un refrán sobre la prudencia ? no poner todos los huevos en la misma cesta ? en una ecuación inexpugnable.

«Los inversores han aprendido la lección. deben volver a lo sencillo»

Su modelo matemático para medir el riesgo se aplicó a los nuevos productos financieros, por exóticos o complicados que fuesen, y los inversores se lanzaron a la piscina creyendo que tenía agua. El economista Nassim Nicholas Taleb afirma que su modelo solo funciona en la pizarra. Es como si te llevas un mapa de la antigua Esparta para pasear por Johannesburgo . Sharpe acepta las críticas. Ni siquiera los que están dentro del sistema entienden de verdad cómo funciona . ¿Qué propone? Las autoridades reguladoras de Europa y EE.UU. deberían cooperar para que el mercado sea más transparente. El problema es que bancos y fondos se pueden trasladar a países donde no se exijan tantos controles ?reconoce?. Los inversores deben buscar la sencillez. Han aprendido la lección, aunque ha salido muy cara . Rechaza las ayudas a los parados. Sirven a corto plazo, pero no solucionan el problema .

La receta de MYRON S. SCHOLES

Canadiense, 70 años. Premiado por una fórmula que permite calcular el precio de derivados y futuros. Dejó la enseñanza para dirigir un fondo que perdió 4000 millones de dólares

«Es necesario dar créditos de nuevo y no subir los impuestos

Para salir de la crisis es necesario volver a dar créditos y no caer en la trampa de subir los impuestos. Habría que hacer una «voladura controlada» del mercado financiero más complejo. Liquidar todos los contratos y empezar de nuevo con reglas más claras. Pero no soy partidario de una regulación internacional excesiva, que asfixie la libertad. Para innovar, hay que asumir riesgos y debemos dejar que los innovadores sean premiados cuando aciertan y que asuman las consecuencias cuando fracasan. Bill Gates y Warren Buffet son innovadores, asumen riesgos y son muy ricos . Y añade. Los bancos deben tener suficiente capital para hacer frente a las contingencias . El economista Nassim Nicholas Taleb ha dicho de Scholes que debería estar jubilado, haciendo sudokus. Su ecuación para medir el riesgo fue como darle dinamita a un niño. Proporcionó a los inversores un falso sentido de seguridad .

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