La estafa de Gowex ha sacado a la luz a su álter ego. Gotham City Research, una empresa que se dedica a perseguir este tipo de timos financieros. Por Carlos Manuel Sánchez

Su creador, Daniel Yu, se presenta como un justiciero, aunque juega en la frontera de lo legal y se beneficia -y mucho- de hacer caer a compañías como la de Jenaro García. No es el único. Cada vez hay más ‘vengadores’.

«Lo que es inmoral no es necesariamente ilegal. Y lo que es legal no es necesariamente moral». Así resume Daniel Yu su visión de las finanzas, Un territorio ambiguo donde los malos campan al margen de la ética y las leyes.

¿Quiénes son los malos? ¿Los financieros y políticos corruptos? ¿Los reguladores que no regulan? ¿Los auditores que hacen la vista gorda? ¿Y quién es Daniel Yu? El ‘justiciero’ de Wall Street. El que persigue a los tramposos y, de paso, se lucra haciéndolos caer. Al menos, eso opina de sí mismo este misterioso inversor de discurso mesiánico que prefiere actuar desde la sombra. Y lo hace con las mismas armas que los malvados, es decir, emborronando la frontera entre lo legal y lo moral. Y, además, no tiene ningún reparo en reconocerlo. Pero no se trata solo de sacar tajada. Es alguien con una misión. Un vengador. «No es solo una cuestión de dinero. Quiero que la gente vea lo que yo veo», proclama.

Suelen ser inversores perjudicados por la crisis que ahora se dedican a perseguir a presuntos tunantes. Sus detractores los acusan de jugar sucio

De ahí su fijación con Batman, el superhéroe del cómic. ¿Un rol sincero o una cínica imagen de marca? El tiempo lo dirá. Daniel Yu fundó hace solo un par de años la enigmática firma Gotham City Research, tomando prestado el nombre la ciudad donde el hombre murciélago persigue a los criminales. «Fíjense en Batman. Se ha percatado de que las autoridades tienen recursos escasos. Nosotros también nos guiamos por el deseo de enseñarle a la gente que el mundo no pertenece a los villanos que se sienten intocables», declaró a Bloomberg.

La venganza del exbróker

De la biografía de Yu se sabe poco. Lo que ha trascendido en las contadas entrevistas que ha concedido (todas, mediante el correo electrónico) y lo que él mismo ha revelado en las redes sociales, procurando no revelar su paradero ni dar pistas sobre su identidad. Es estadounidense, de ascendencia china o coreana. Un genio de las matemáticas. Se crio en Nueva York, estudió en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Hizo su carrera profesional como bróker y analista de mercados para un fondo de alto riesgo. Y perdió mucho dinero en 2008 -de sus clientes y el suyo propio- con el estallido de la burbuja de las hipotecas basura. El hundimiento de la Freddie Mac le estalló en la cara. Las acciones pasaron de 60 dólares a valer apenas 50 centavos. Yu sufrió en carne propia lo peor del capitalismo especulativo. «Fuimos víctimas de aquellos fraudes. No hay derecho El mundo necesita que alguien le quite la máscara a esos malnacidos», dijo a The Wall Street Journal.

Paradójicamente, aquel descalabro fue también su epifanía. ¿Por qué no aprovecharse de los que juegan sucio? ¿Cómo? Apostando contra ellos. Y nació Gotham City Research, que opera desde algún lugar de Manhattan en busca de compañías en apuros que han amañado su contabilidad y que presumen de sus números cuando en realidad están al borde de la quiebra. Fue el caso de Gowex, la proveedora española de Wi-Fi, con la que Yu dio el campanazo. Pero Gowex no fue el primero. Y Gotham City tampoco es la única que se dedica a estos entuertos, sino una más de una nueva hornada de inversores resabiados, que perdieron la ingenuidad con la crisis financiera y ahora se dedican al acoso y derribo de los presuntos tunantes, según ellos. Sus detractores consideran, sin embargo, que lo que hacen es jugar sucio, creando el pánico entre los accionistas con un informe negativo y pescando a río revuelto. Según una consultora estadounidense, este año se han producido campañas similares a la de Gowex contra unas 70 empresas que cotizan en Bolsa.

La táctica del oso

La manera de operar de Gotham y otros justicieros es maquiavélica. Detectan a una compañía que está en riesgo de dar el petardazo, bien porque un confidente les ha dado el soplo, o bien porque han estudiado sus números y han visto que no cuadran. Comprueban si sus sospechas son ciertas y al mismo tiempo van recopilando pruebas [en el caso de Gowex, le hicieron un seguimiento de ocho meses]. En fin, hacen el trabajo que deberían hacer las auditoras y las autoridades. Y cuando han atado cabos, publican un informe demoledor al que dan la máxima repercusión por las redes sociales. Pero, antes de hacerlo, han invertido en ese valor apostando a que va a caer.

Yu no oculta que saca tajada de sus denuncias, pero defiende su ‘misión’. «No es solo una cuestión de dinero. Quiero que la gente vea lo que yo veo»

Es la táctica del oso [los osos dan zarpazos en los mercados bajistas y los toros son los inversores de toda la vida que confían en que las acciones suban]. En la jerga bursátil se conoce como ‘ponerse en corto’. piden prestadas acciones y las venden al precio de ese momento en el mercado con el compromiso de recomprarlas más adelante. Luego sueltan la bomba: el informe que saca los supuestos trapos sucios y que provoca el hundimiento de la cotización. Y cierran la operación cuando los títulos están mucho más baratos, embolsándose la plusvalía.

¿Cuestionable? Yu se defiende. «Auditores, reguladores, abogados y bancos de inversión muy raramente detectan los fraudes. Los bajistas sí que lo hacemos Los reguladores tendrían que centrar sus esfuerzos en investigar esas compañías y a los directivos que se enriquecen difundiendo falsedades, más que a los que se ponen cortos en esos valores». Y pide que no se mate al mensajero. «Por cada mil o diez mil directivos que se han beneficiado por malas prácticas, solo un bajista se ha aprovechado».

Daños colaterales

Pero la empresa de Yu también puede ser un arma de destrucción. Un tuit tumbó la cotización de Quindell, una consultora británica, que perdió en unas horas 1200 millones de euros (aunque ha recuperado casi la mitad). Otras víctimas de este Batman han sido la compañía de software Ebix, la plataforma Bluecora y la comercial Tile Shope. Todos alegaron que los informes son difamato la reputación de Yu estaba bastante en entredicho. Pero lo que destapó en Gowex le ha dado a Yu un prestigio inusitado. Y eso que cuando hizo público el informe la primera reacción de la Comisión Nacional del Mercado de Valores fue preguntarse si la denuncia obedecía a un propósito de lucro. Gotham se ha especializado en la burbuja tecnológica. Otros bajistas, como Muddy Waters, Citron Research y Alfred Little también exploran los mercados a la caza de tramposos, sobre todo en China, donde la corrupción es rampante. Muddy Waters, dirigida por Carson Block, saltó a la fama en 2011 tumbando a la maderera china Sino-Forest, que presumía de poseer miles de hectáreas de bosques en Asia. Muddy Waters la acusó de ser una estafa piramidal. Nueve meses después de la denuncia, Sino-Forest se declaró en quiebra. La idea de centrarse en China le surgió a Block durante un viaje a una planta de papel. «La maquinaria era basura de la época de Mao y su precio de mercado era 40 veces menor del que aseguraban». Vio el filón. Apostó a que su cotización se desplomaría, invirtió en corto y publicó un informe.

Entre pillos anda el juego

¿Son más pillos que los pillos? «Un bajista solo es tan bueno como lo sean sus análisis. Los mercados son muy rápidos a la hora de castigar a los bajistas que utilizan prácticas engañosas. No se puede decir lo mismo cuando son los consejeros delegados o los bancos de inversión los que se aprovechan de sus mentiras y fraudes durante años», dice Yu. En último término, lo que ilustra este fenómeno es que la dejación de funciones de los que deben velar por el dinero de los ahorradores está haciendo que sean víctimas por partida doble: de los villanos y de sus vengadores.

Que inversores como Yu y otros vigilantes se tomen la justicia por su mano es una consecuencia directa del descrédito de todos los agentes financieros desde la crisis de 2008. Pero se llevan la palma los encargados de vigilar las buenas prácticas: autoridades, auditores y, sobre todo, las agencias de rating (calificación). «Los tontos que no pueden tener un empleo en Wall Street se van a trabajar a Moody’s», ironizaba un inversor de Goldman Sachs. Que dieran la máxima solvencia (AAA) a descomunales bodrios como Enron o Lehman Brothers debería haber menoscabado su poder. Pero no han recibido ningún castigo y siguen controlando el 90% de las calificaciones de mercado. Los reguladores tampoco han tenido un papel brillante. Se suelen dan por enterados de que algo no cuadra a toro pasado. Llama la atención que Yu y los bajistas se dediquen básicamente a descargarse las cuentas públicas de las empresas publicadas en Internet y a escudriñarlas meticulosamente. Se los acusa de manipuladores. Quizá lo sean. Yu considera que el lucro que consiguen es el premio a un trabajo que deberían haber hecho otros de oficio.

La expansión de estos ‘vengadores’ es consecuencia directa del descrédito y fracaso de reguladores, auditores y agencias de calificación

Batman’ Daniel Yu, de Gotham City. Se identifica hasta tal punto con el superhéroe murciélago que su empresa se llama como la ciudad del cómic. No hay una sola imagen de él. Dice que necesita el anonimato para poder operar. Pero es activísimo en Twitter, donde tiene miles de seguidores y una foto de un joven Steve Jobs en el frontispicio. En España se ha hecho conocido al destapar el escándalo de la empresa Gowex, dedicada a las redes inalámbricas, pero Yu ya había atacado a más de una veintena de empresas en todo el mundo.

El ‘ninja’ Carson Block, de Muddy Waters. Este abogado de 38 años dirige Muddy Waters, una consultora de inversiones que es capaz de detectar las cuentas infladas y opacas , con activos superiores a los 30.000 millones de euros. Sin embargo, no tiene ningún empleado en plantilla y tampoco revela dónde está su sede, por seguridad . Ha sido atacado desde todos los flancos. No soy un asesino ninja, solo intento proteger a los inversores , asegura Block, que tiene a gala ser el hombre más odiado por la cleptocracia china. Tras pisar demasiados ‘callos’, tuvo que huir de Shanghái, donde residía.ü

Tramposos cazados

Madoff. Es el mayor fraude llevado a cabo por una sola persona. 50.000 millones de dólares. La crisis hizo que el timo fuese insostenible. Está en prisión.

Gowex. Jenaro García llevaba cuatro años amañando las cuentas de Gowex, su empresa de Wi-Fi. Todavía está por determinar la cuantía de la estafa. Lo ‘cazó’ Daniel Yu.

El lobo. Jordan Belfort, el auténtico Lobo de Wall Street que interpretó DiCaprio, fue desenmascarado por el regulador financiero de Alabama Joseph Borg y el FBI.

‘Superman’: Andrew left, de Citron Research

Andrew Left, de 44 años, es un exbróker que lleva 11 años identificando compañías que han crecido demasiado y que, por lo tanto, no tienen unos cimientos sólidos . Publica una temible columna financiera que tiene una legión de seguidores y que Bloomberg considera «más divertida que todos los análisis de los medios tradicionales que circulan por Wall Street». Amparado en su faceta periodística, a lo Superman, ha atacado a unas veinte empresas y ha conseguido tumbar a la mayoría. Cuatro se han querellado contra él, pero siempre ha salido indemne en los tribunales. Left tiene un pasado turbio. «En los años noventa, recién salido de la universidad, trabajé para un fondo que fue acusado de fraude y me quedó el estigma, como al resto de los 19 empleados de la firma». Sus enemigos, dice, usan esa información para decir que es un estafador, lo que él considera un libelo. También fue arrestado en Florida por una pelea en una tintorería, aunque no se presentaron cargos.

Parece que Left se defiende bien en el ‘cuerpo a cuerpo’ porque sus disputas verbales y legales con las empresas chinas a las que ha atacado son memorables, pero él se limita a reivindicar su trabajo. «Soy un inversor; no tengo nada contra China. Todo lo que quiero es comprar buenas compañías y deshacerme de las malas. Quiero ganar dinero».

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