Es el hombre más peligroso del mundo y uno de los más poderosos. Sin embargo, casi no existen imágenes de él y se sabe muy poco de su vida y su trayectoria. Seguimos su pista hasta Samarra, su pueblo natal en Irak, para descubrir cómo es el terrorista que tiene en vilo al planeta. Por Janine Di Giovanni

El Estado Islámico: las entrañas del califato

El líder del Estado Islámico, Abu Bakr Al-Baghdadi, en público. Y cuando lo hace, se hace rodear por un séquito a mitad de camino entre el de un jefe de Estado y un pez gordo de la mafia.

«Nada más entrar en la mezquita, la red telefónica se volatilizó», explica un vecino de 29 años de Al Raqa, en Siria, que pide ser identificado por el nombre de Abu Alí. «Sus guardaespaldas armados acordonaron la zona. Prohibieron que la gente hiciera fotos o vídeos». La atmósfera se tensó en extremo. «Baghdadi hizo acto de presencia vestido de negro de la cabeza a los pies. Los guardaespaldas empezaron a gritar ‘¡Alá Akbar!’ (‘¡Dios es grande!’). Estábamos aterrados», cuenta Alí. «Los guardaespaldas nos obligaron a jurarle fidelidad personal al líder. Tiene la mentalidad de un jefe de la mafia. Y espera que sus soldados le sean leales».

En su ciudad natal de Samarra, al norte de Bagdad, los vecinos tienen un recuerdo muy distinto de Al-Baghdadi, cuyo nombre real es Ibrahim Awwad Ibrahim Ali al-Badri. Lo recuerdan como un hombre «tan tranquilo y reservado que apenas oías su voz», en palabras de un antiguo vecino, Tareeq Hameed. «Era un tipo pacífico. De pocas palabras».

Hameed, por ejemplo, recuerda que de chaval iba a todas partes en bicicleta, vestido con la túnica masculina iraquí, la dishdasha, con un pequeño gorro blanco en la cabeza. «Siempre andaba con libros religiosos amarrados a la bici, y nunca lo vi vestir pantalones, como hacen la mayoría de los hombres en Samarra. Llevaba barba y no ponía el pie en los cafés. Su círculo se reducía a los conocidos de la mezquita».

La familia del califa

La familia de Al-Baghdadi no tenía mucho dinero, pero dos de sus tíos habían trabajado para las fuerzas de seguridad de Sadam Huseín. Así que gozaban de contactos, suficiente para inspirar reverencia y terror en el barrio. «La suya era una familia pobre pero digna», asegura Hashem, un traductor de la zona que conocía a los familiares. «Él era muy introvertido. Su vida se reducía a ir a la mezquita, estudiar, leer libros… y punto».

Según la maquinaria propagandística del Estado Islámico, la fe fue clave en su niñez. Pero Sajad Jiyad, un analista que trabaja para el Iraqi Institute for Economic Reform en Londres, asegura que no hay pruebas de ese fervor religioso. «Me sorprendería que hubiera sido una persona de fe. La mayoría de los iraquíes que se unieron a los yihadistas eran baazistas (el partido de Sadam) laicos sin especiales convicciones religiosas hasta que los Estados Unidos invadieron el país», dice.

Los vecinos cuentan que Al-Baghdadi era aficionado a los deportes, sobre todo al fútbol, y que jugaba en un campo cerca de su casa. «Rara vez se alteraba en los partidos, incluso si le entrabas con fuerza o tratabas de provocarlo», recuerda Hameed. «Era un buen defensa».

En el ejército de Sadam aprendió tácticas militares y manejo de armas

Las páginas web creadas por el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) afirman que, durante estos años de juventud, Al-Baghdadi estudió el Corán en Samarra, que participó en cursillos sobre la vida islámica y hasta que dos clérigos prominentes, hoy fallecidos, se encargaron de su educación. Algunas fuentes aseguran que llegó a predicar en una mezquita de Samarra y hasta en la Gran Mezquita de Bagdad. Pero Jiyad y otros analistas creen que no son más que fabulaciones creadas por ISIS para subrayar el carácter piadoso de su líder máximo.

Lo más probable es que, tras dejar el colegio, siendo adolescente, Al-Baghdadi hiciera el servicio militar obligatorio en el ejército iraquí. Fue allí donde se familiarizó con el manejo de las armas y donde recibió adiestramiento militar. A los 18 años, Al-Baghdadi viajó a Bagdad para estudiar. Lo que no está claro es qué nivel educativo alcanzó. No es posible confirmar este punto hablando con sus familiares de Samarra. la mayoría de sus parientes han huido de la ciudad por miedo a verse asociados con él.

Su lado sanguinario

El carácter despiadado de Al-Baghdadi tiene origen en el baño de sangre que tuvo lugar tras la invasión estadounidense. Las tropas estadounidenses llegaron a Bagdad el 9 de abril de 2003. Mientras el país se sumía en la anarquía, Sadam y sus secuaces corrieron a esconderse.

Los insurgentes suníes que se quedaron en Bagdad iniciaron una cadena de atentados mortales contra las fuerzas de los Estados Unidos. Se cree que Al-Baghdadi contribuyó a la formación del grupo terrorista Jamaat Jaish Ahl al-Sunnah wal Jamaa. En 2004 o 2005 (como en casi todo cuanto tiene que ver con Al-Baghdadi, las fechas no están claras) fue capturado en Faluya por soldados estadounidenses. Al parecer, la detención tuvo lugar en el curso de una operación destinada a echarle el guante a un colaborador del terrorista jordano Abu Musab al-Zarqawi.

Controla obsesivamente su imagen. No quiere parecer un terrorista ambicioso, sino un gran califa

Al-Baghdadi fue encerrado en Camp Bucca, al sur de Irak, donde compartió presidio con presos de Abu Ghraib. Allí se le consideraba oficialmente como un «interno civil»; es decir, vinculado a un grupo terrorista, pero no activamente implicado en sus operaciones. No está claro cuánto tiempo permaneció en Camp Bucca. Algunos militares estadounidenses recuerdan que estuvo allí entre 2006 y 2007; otros dicen que hasta 2009. Pasara un año o dos o tres allí, la estancia le resultó fructífera. Camp Bucca venía a ser como un campamento de verano para terroristas con ambiciones. Bajo las narices de los estadounidenses, los presos compartían información, tácticas de combate y establecían contactos que les resultarían vitales en el futuro. Los abusos perpetrados en Abu Ghraib redoblaban su determinación, al igual que los éxitos conseguidos por Al-Zarqawi y el descontento generalizado entre los suníes. Lo que vivieron en Camp Bucca fue determinante. Entre otras cosas, Al-Baghdadi contacto con Abu Muhammad al-Adnani, el portavoz del Estado Islámico.

La semilla de Al qaeda

Nada más salir en libertad de Camp Bucca, Al-Baghdadi comenzó su actividad como yihadista. En 2006, un grupo de facciones terroristas -Al Qaeda entre ellas- fundó Estado Islámico en Irak. Al-Baghdadi se integró dentro de esa facción. Y su carrera fue relámpago. Cuatro años después era su líder.

Desde el primer momento, Estado Islámico en Irak tuvo grandes ambiciones. Y, sobre todo, planes distintos a los de Al Qaeda. La web periodística Monitor pone fechas a su gradual escisión de Al Qaeda. «A mediados de 2013, Al-Sham (hoy comúnmente conocido como ISIS) se rebeló contra las órdenes de Ayman Al-Zawahiri, el líder de Al Qaeda. Al-Zawahiri quería que ISIS solo actuara en Irak y que el representante de Al Qaeda en Siria fuera otra organización».

Un desertor de ISIS que ha hablado utilizando el alias de Hussein afirma haber estado al lado de Al-Baghdadi en el complicado momento de la ruptura. Hussein habla de unas reuniones marcadas por la paranoia y la desconfianza, celebradas en la frontera entre Siria y Turquía. «Al-Baghdadi se encontró con ellos en una gran caravana junto a la frontera turca», dice. «Se presentó con un grupo ante los jefes. Pero nunca se identificó. Los otros no llegaron a saber cuál de todos los miembros de su grupo era él. Quería confundirlos».

Su círculo de poder

Hussein afirma que hasta hace poco había un hombre fuerte detrás de Al-Baghdadi. Un alto mando de ISIS y antiguo oficial iraquí llamado Haji Bakr, quien murió en enero de 2014. Según Hussein, su desaparición ha sido todo un golpe para Al-Baghdadi. «Haji Bakr fue quien pulió su imagen, con la idea de convertirlo eventualmente en el príncipe del Estado Islámico. Pero el verdadero príncipe en la sombra era el propio Haji Bakr». Se sabe que Al-Baghdadi sigue confiando en un pequeño círculo de especialistas militares y de seguridad, a muchos de los cuales los conoció durante su paso por Camp Bucca.

El misterio como propaganda

Sobre su vida personal se sabe muy poco. Solo que es despiadado y reservado. Cambia de emplazamiento con frecuencia; cruza una y otra vez la porosa frontera entre Irak y Siria y suele quedarse en Al Raqa o en sus proximidades. El analista Jiyad sospecha que vivió en Irak, en Bagdad y Mosul, antes de escapar a Siria con ISIS hacia 2010. «Pero muy pocas personas lo vieron en directo por entonces. Además, sus compañeros de filas murieron tras ser detectados por medio de chivatazos u operaciones de inteligencia». A partir de 2010, ya como líder, se ha dedicado a ampliar sus conocimientos religiosos y establecer un aura de misterio en torno a su persona.

A comienzos de diciembre, el Gobierno libanés aseguró que había detenido a la hija y a la exmujer de Al-Baghdadi, pero incluso sobre eso hay cierta confusión. Según el servicio de inteligencia de Irak, en realidad el líder islamista tiene dos mujeres y ninguna es la que dice el Ejecutivo libanés.

A la hora de presentarse ante la gente, Al-Baghdadi se cubre la cara con una bufanda y no permite que las fotos o vídeos de su persona se difundan, a diferencia de lo que pasa con otros líderes de Al Qaeda. Y no es casual. Es una medida bien calculada. Sabe que sus fotografías más antiguas muestran la imagen de un terrorista ambicioso, no la de un califa.

El analista Jiyad ha estudiado grabaciones con conversaciones de Al-Baghdadi. En ellas, al negociar con otros grupos terroristas, «se muestra convencido de su superioridad. Disfruta de su posición como el terrorista número uno. El sucesor de Osama Bin Laden. Pero si eliminamos la mística y la propaganda, el supuesto califa no es más que un hombre corriente que vio su oportunidad y la aprovechó. Podría haber terminado siendo un terrorista anónimo o un criminal violento más, pero ahora es el centro de la atención mundial».

El líder, en acción

Una de las pocas imágenes del dirigente del Estado Islámico es un vídeo en el que arenga a sus seguidores. La imagen ha sido analizada por especialistas y profanos en todos sus detalles, incluido el reloj de lujo que luce en su muñeca quien tanto reniega de Occidente.

Ejecuciones masivas

El Estado Islámico no solo practica ejecuciones masivas y decapitaciones de occidentales, sino que las difunde todo lo que puede. A través de Internet quiere implantar el terror tanto entre los suyos, para que no olviden quién manda, como entre los que considera sus enemigos. Hacen una edición cuidada de los vídeos, no evitan los planos cortos, enaltecen la figura de los asesinos y detallan con crueldad el crimen final.

La ‘universidad’ del terror

Camp Bucca fue durante y después de la intervención de EE.UU. en Irak una prisión similar a Guantánamo, por donde pasaron miles de iraquíes. sospechosos, inocentes, culpables No está claro cuánto tiempo estuvo allí detenido Al-Baghdadi, entre uno y tres años, pero aquello era, en palabras del historiador Jeremi Suri, la perfecta universidad del terrorista . Allí, antiguos miembros del partido laico Baaz se radicalizaron y se vincularon a los grupos islámicos. Varios dirigentes del Estado Islámico pasaron por Camp Bucca.

Creando una imagen

Al-Baghdadi no se deja fotografiar ni grabar en vídeo. Las únicas fotos que hay de él son una tomada en la cárcel en 2004 (arriba) y otra difundida por el ministerio de interior iraquí (abajo).

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