Un total de 170 obras de los más grandes artistas del siglo XX Picasso, Mondrian, Gauguin, Degas acaban de desembarcar en el Museo Reina Sofía de Madrid. El objetivo. montar una exposición única, con piezas nunca vistas en nuestro país. Asistimos al desembalaje del tesoro, llegado desde el Museo de Arte de Basilea, mientras su director Manuel Borja Villel nos comenta algunas de las obras. Le invitamos a una visita guiada muy especial.

Diestros hombretones desatornillan la caja, compacta y recia. Desencajan el paquete y lo depositan en una mesa forrada con papel de burbujas. Inmediatamente un operario con guantes quita una primera capa de plástico reluciente, luego otro envoltorio de papel y sale a la luz la parte trasera del cuadro, cubierta con una madera, sujeta con remaches y sembrada de pegatinas escrupulosamente colocadas.

Una restauradora con bata blanca fotografía la parte trasera del cuadro, coteja la información de las pegatinas y toma notas. Cuando lo giran se descubre el rostro, en vivísimos colores, del lienzo Rizos morenos, pintado por Alexej von Jawlensky en 1913. El coleccionista Karl Im Obersted hubiera gozado al comprobar con qué exquisito mimo se trata aquella obra que compró en 1914.

La colección de Im Obersteg, la de Rudolf Staechelin y gran parte de los fondos del Museo de Arte de Basilea (Kunstmuseum Basel) acaban de aterrizar en Madrid para protagonizar un acontecimiento extraordinario. la muestra en España por primera vez de 170 obras de genios como Mondrian, Klee, Munch, Giacometti la lista es abrumadora. El lote se completa con la obra de arte más cara del mundo, el lienzo Nafea faa ipoipo (‘¿Cuándo te casas?’), de Paul Gauguin, por el que Qatar ha pagado 300 millones de euros y que llegará al Museo Reina Sofía en el mes de julio.

Apabulla pasear por las blancas salas del Reina Sofía y verse rodeado de Renoirs, Picassos, Van Goghs recién desembalados y apoyados en las paredes. Imposible calcular el valor de este tesoro que se mostrará a partir del próximo martes. Es la primera vez que los fondos del Museo de Arte de Basilea se van a exponer a la vez el museo suizo se está ampliando para poder hacerlo y es la primera vez que estas joyas vienen a España.

A Manuel Borja Villel, director del Museo Reina Sofía, le aflora el entusiasmo mientras dirige la colocación de las obras. Lógico. los fondos del museo suizo han tenido muchos ‘novios’, y el elegido para mostrarlos ha sido el centro que él dirige.

Obras maestras a su alcacen

-¿Cuándo te casas? Paul Gauguin, 1892

El cuadro más caro del mundo

Esta obra refleja la gran madurez de Gauguin. La pinta un año después de llegar a Tahití. Utiliza colores artificiales, que transparentan un mundo interior , explica Manuel Borja Villel. ¿Por qué es la obra más cara del mundo? Por la arbitrariedad del mercado. Pero, sin duda, es una obra importante , responde el director del Reina Sofía. Este fue uno de los cuadros favoritos de Gauguin. al principio se resistió a venderlo y, cuando se decidió a hacerlo, pidió a su marchante que fijara un precio muy alto.

-Bañista sentado en la orilla. Paul Cézanne, 1876

La fragilidad del ser humano

Hay un Cézanne de los bodegones, constructivo, y hay un Cézanne de las figuras humanas, muy expresionista, como este. A la figura parece que le falta el equilibrio, surgen elementos de duda, como si el artista nos transmitiera que no sabe cómo captar al ser humano. No abundan las obras de este autor con figuras. Su biografía demuestra que a él le costaba relacionarse con los demás , cuenta el director del Reina Sofía.

-Las dos figuras. Fernand Léger, 1923

Atraídos por las máquinas y el futuro

Esta obra transmite la idea del hombre como máquina. Para Léger la máquina y el movimiento mecánico era el objetivo de los seres humanos , comenta Borja Villel. Fernand Léger se inspiró en el mundo industrial y utilizó colores compactos, volúmenes muy definidos, líneas gráficas muy precisas, como las que definen a estas dos figuras casi robóticas.

-The true artist helps the world by revealing mystic truths. Bruce Nauman, 1967

La espiral de la naturaleza

Es una pieza conceptual genial. La espiral es una forma que está en la naturaleza. Los neones se usan para las señales de los hoteles y restaurantes Es una de las obras destacadas de los fondos más contemporáneos del Museo de Arte de Basilea , afirma el director del Reina Sofía.

-Senecio. Paul Klee, 1922

Un niño envejece en un laberinto

Es un niño a punto de envejecer. Paul Klee quiere representar el tiempo. Este cuadro, de formato pequeño, tiene algo de pictograma, de laberinto , sostiene Manuel Borja Villel. Durante los años veinte, Klee realizó sobre todo obras de pequeñas dimensiones, con el color extendido de manera geométrica y con trazos apenas aludidos. Obras como esta.

-Judío en verde. Marc Chagall, 191 y melancólico

Se piensa que el arte moderno rompe con la tradición, y no es así.Todos, desde Picasso y Le Corbusier, miran al presente, al futuro y al pasado. Aquí, Chagall refleja una cultura milenaria a partir de algo moderno. la cara es verde; la barba, amarilla; pero se acompaña de textos en hebreo , cuenta Borja Villel. En el Reina Sofía acompañan a este lienzo otros dos, Judío en rojo y Judío en blanco y negro. Juntos, forman un trío espectacular.

-Bebedora de absenta. Pablo Picasso, 1901

Dos Picassos en un cuadro muy particular

Este cuadro es muy peculiar. está pintado por las dos caras. Son dos Picassos en uno. No hay muchos cuadros dobles y, además, no abundan los Picassos de esta época. Por una cara, Mujer en el camerino, es una obra a lo Toulouse-Lautrec. Picasso, recién llegado a París, se fija en las prostitutas y los cabarés. La otra cara, La bebedora de absenta, es del periodo azul. es el Picasso melancólico, que siempre pinta interiores prácticamente sin luz natural , explica Borja Villel.

ASÍ SE MONTÓ LA EXPOSICIÓN 

EL DESEMBARCO DEL TESORO SUIZO

Cuatro camiones con escolta policial y vigilados por un helicóptero transportaron las obras desde Basilea a Madrid. Tras 24 horas en las salas del Reina Sofía (para que se aclimaten) comienza el desembalaje.

1. Desembalaje. Operarios de una empresa de transportes internacionales (elegida por concurso público) abren las cajas (hechas a medida) y sacan las obras, encajadas al milímetro.

2. Comprobación. Primero se fotografía y examina la parte trasera de los cuadros, perfectamente sellados por una cubierta en la que figura (en pegatinas) toda la información sobre la obra.

3. Examen. El correo (un restaurador del Museo de Arte de Basilea) comprueba con minuciosidad absoluta (incluso utiliza lupas especiales) el estado de las obras a su llegada a Madrid y anota cada ínfimo rasguño en un registro. El correo ha viajado con las obras desde Suiza y supervisa la manipulación de la colección.

4. Ubicación. María Fraile, arquitecta experta en instalaciones, y Rosario Peiró, responsable de Colecciones del museo, comprueban la documentación antes de distribuir las obras de los coleccionistas Im Obersteg y Staechelin. En esta sala se quieren disponer las obras como ellos las colocaron en sus casas. También utilizan planos de exposiciones pasadas, cartas, facturas Todo lo que les resulte úitil para respetar el gusto de los primeros dueños de los cuadros.

5. Cambios. Hay un plano previo, pero cuando las obras ya están en las salas, lo habitual es hacer cambios sobre lo previsto. Los operarios llevan y traen las piezas para que los comisarios vean cómo queda repartido el espacio y si la secuencia de obras es la adecuada.

6. Supervisión. Se revisa y repasa una y otra vez la colocación de las obras. Es responsabilidad del comisario en este caso Manuel Borja Villel, acompañado de Teresa Velázquez, jefa de Exposiciones comprobar la coherencia del discurso expositivo y que las piezas más relevantes ocupen un lugar destacado.

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