Son el gran símbolo de nuestro baloncesto y, por extensión, de todo el deporte patrio. No en vano Pau es, de largo, el mejor jugador español de la historia y Marc cerca anda. El Premio de los Deportes honra este año a nuestras dos grandes estrellas de la NBA

Las cosas no podrían irles mejor. Pau, a sus 35 años, acaba de ganar su tercer Eurobasket, donde fue reconocido como el mejor del torneo. Marc, de 30, firmó en julio un contrato de 110 millones de dólares, el mayor conseguido por un europeo en la NBA. Ahora, con el Premio Princesa de Asturias los hermanos Gasol se convierten casi en una institución.

XL. Ambos tienen talento y son ambiciosos y altruistas, ¿comparten, digamos, un gen Gasol?

M.G. No creo que exista un ‘gen Gasol’, pero sí que poseemos características comunes. El afán de superación, no dar nada por hecho, disfrutar con nuestro trabajo Vivimos el momento y valoramos mucho la suerte de estar donde estamos, porque no está al alcance de muchos. Y, encima, compartir todo esto con tu hermano lo hace muy especial.

P.G. Los dos sentimos una gran pasión por el baloncesto. También nos une el deseo de tener una influencia positiva más allá del deporte, sobre todo en los niños, darles acceso a oportunidades. La humildad, la ambición y la competitividad son rasgos innatos compartidos.

XL. Cuando Pau se fue a Memphis, en 2001, toda la familia lo acompañó. ¿Cómo se lo tomaron usted, Marc, y su hermano pequeño?

M.G. El primer año fue un gran shock, pero lo volvería hacer, sin duda. Fue como una aventura.

XL. El día del debut de Pau con los Grizzlies será, imagino, un gran recuerdo de familia

M.G. Recuerdo a mis padres muy nerviosos. Imagínate, vino un avión desde Barcelona con aficionados españoles y tuvieron que atender a mucha gente. Solo era un partido de baloncesto, pero el significado que tuvo para todo el mundo lo hizo muy especial. Fue un día inolvidable.

P.G. Y muy especial. Mi primer partido NBA, contra Detroit Pistons, y 300 personas llegadas desde España para compartir este momento conmigo; fue muy bonito. Jugué con muchos nervios, lo confieso, pero fue inolvidable. Y mi familia, además, lo dejó todo para venirse conmigo y apoyarme, no solo esa temporada, sino todas las siguientes; es algo que valoro muchísimo.

El 15 de febrero, los Gasol fueron los primeros hermanos en jugar juntos un partido All-Star de la NBA. Protagonizaron, además, el salto inicial en una foto histórica para el baloncesto español

XL. ¿Cómo era su nivel de inglés cuando llegaron? 

P.G. ¡No me enteraba mucho de la película! A medida que iba jugando mejor y entendiendo más, me gané el respeto de mis compañeros. Te vas curtiendo como persona. También me hicieron algunas novatadas, como hacerme traer donuts al entreno o llevarle la bolsa a algún compañero.

M.G. Yo lo pasé mal al principio, pero el deporte me ayudó. Tenía compañeros de equipo que se sentaban a mi lado y me ayudaban con las clases de inglés. El baloncesto, una vez más, estuvo allí para ayudarme.

XL. Muchos foráneos que llegan a la NBA pasan de ser grandes estrellas en su país a ser jugadores irrelevantes en la NBA. ¿Hay alguna clave, algún consejo, para no dejarse engullir por el gigante?

P.G. La adaptación cultural y social es decisiva. Piensa que el jugador lo deja todo, su familia, su entorno y un equipo donde es el referente, para irse solo a una liga supercompetitiva. No a todo el mundo le va bien la aventura.

M.G. La clave es trabajar a diario, reconocer tus virtudes, ver las deficiencias del equipo e intentar crecer dentro del equipo.

XL. ¿Se sintieron intimidados al llegar?

P.G. Por supuesto, ¡yo era un niño de 21 años! Pero tenía muchísima ilusión por triunfar. Por suerte, mis compañeros siempre me apoyaron.

M.G. Yo, intimidado, nunca. También es cierto que Pau llegó a un equipo veterano y yo, en cambio, llegué a un grupo joven y en una ciudad que ya conocía. Además, llevaba cinco años como profesional en España y ya tenía un poco de carrera. Lo duro fueron las derrotas. Perdíamos el 70 por ciento de los partidos.

XL. Y esto de jugar contra tus mitos, ¿cómo es?

P.G. Mi primer partido contra Michael Jordan fue todo un impacto; era mi ídolo de pequeño y También contra otros ala-pívot, como yo. Kevin Garnett, Tim Duncan o Dirk Nowitzki. Y luego está lo de jugar con Kobe Bryant, que, además de una estrella, fue un gran compañero y un amigo.

M.G. En esa época jugaban figuras como Shaquille O’Neal, Ben Wallace a quienes yo siempre había seguido por televisión. Pero una vez empieza el partido, tu objetivo es superarlos y hacerles la vida lo más incómoda posible.

XL. Con su visión de juego y su carácter, ¿se ven como entrenadores algún día?

P.G. Actualmente no, pero podría ser. No creo que se me diera mal ir por ese camino.

M.G. Ahora mismo no lo sé. He dirigido algún entreno en un club de baloncesto que hemos empezado en Gerona y he de reconocer que la experiencia fue muy positiva.

XL. Cuando a uno le gusta tanto lo que hace, jubilarse antes de los 40 dará un poco de rabia, ¿no?

P.G. Sí, pero sé que el momento va a llegar. Será difícil, pero lo aceptaré y miraré hacia delante, como siempre he hecho en mi vida.

M.G. Empezamos a jugar con 6 años y no espero dejarlo antes de los 40, aunque nunca sabes cuándo va a terminar tu carrera estando en la élite. Tenemos que disfrutar cada día porque nunca sabes cuándo va a acabar.

XL. ¿Con la edad han de trabajar cada vez más duro para mantenerse en la forma idónea?

P.G. Así es, a medida que avanzo en mi carrera veo que la única manera de mantenerme al nivel más alto es trabajar más y cuidar los detalles.

M.G. Con la edad, sí, hay que ser más constante. En mi caso, al tener una constitución física diferente a la de Pau, la necesidad de ser constante es básica.

XL. En España raramente ocurre que un equipo, como sucede con Memphis Grizzlies, pase en unos años de ser de los últimos a tener aspiraciones al título. Madrid y Barcelona son casi un monopolio

P.G. ma muy diferente. Fomenta y busca la igualdad entre franquicias y permite que equipos pasen de no llegar a los play-offs a ganar el campeonato en unos años.

M.G. Aquí todos tienen un tope salarial igual, hay un mínimo y un máximo, y los equipos deben mantenerse en esos márgenes.

XL. El único equipo en el que han convivido es la selección. ¿Esta convivencia los ha acercado más?

M.G. Sí. Además, te quita la espinita de no jugar juntos. Y nos hace mejores. Siempre me ha ayudado tener a Pau cerca, ver cómo hace las cosas. Y, por mi parte, siempre lo empujaré y estaré detrás de su cogote. Pau sabe que soy muy exigente conmigo y con los que me rodean, así que también le exijo a él y, esto siempre es positivo para crecer, aprendiendo uno del otro.

P.G. La verdad es que sí. Durante la temporada NBA, debido al calendario, nos vemos muy poco, pero los veranos con la selección nos han permitido vivir y compartir experiencias únicas.

La influencia de mamá: Marisa Sáez es médica y todo un modelo para sus hijos. Pau, de hecho, empezó la carrera de Medicina. El baloncesto se impuso, pero dice que algún día seguirá los pasos de su madre

XL. El premio reconoce su labor filantrópica. ¿Me pueden contar de dónde les surgió esta inquietud? 

P.G. Es cosa de familia. nuestros padres vienen del mundo de la salud y nos inculcaron un gran sentido de la responsabilidad. Además, estamos en una posición privilegiada para ayudar a gente en situaciones desfavorecidas. Después de años de participar en iniciativas altruistas diversas, montamos la Gasol Foundation para marcar la dirección en las acciones que realizábamos. Y nos permitirá ayudar a la gente más allá de nuestras carreras profesionales.

M.G. Pau fue el creador, el visionario. Me pareció una gran idea y nos pusimos manos a la obra.

XL. El jurado menciona como un hito su salto inicial en el último partido All-Star. ¿Piensan repetir?

P.G. Nos encantaría, pero solo ha sucedido una vez en la historia que dos hermanos estén en los quintetos iniciales del All-Star. Será muy difícil.

M.G. Fue un highlight para todo el baloncesto europeo. Cualquiera que tenga hermanos entenderá lo que es alcanzar algo así juntos. Es un recuerdo muy especial, pero tampoco ansío repetirlo. Estaría bien, claro, pero ya lo he vivido.

XL. Marc debutó en la ACB con 19 años y Pau, con 18. ¿Qué piensan ahora al recordar aquellos partidos?

P.G. ¡Que ha pasado muchísimo tiempo! ¡Éramos muy jóvenes! Hemos recorrido un largo camino y las cosas nos han ido muy bien, somos afortunados.

M.G. Mi primer partido fue en casa, en el Palau, contra Estudiantes. Recuerdo hasta la jugada que hicimos la primera vez que anoté. Fue dentro de una zona 2-3 y se llamaba ‘2 lado’.

XL. ¿De dónde procede su actitud, su mentalidad? 

P.G. De los entrenadores y de nuestros padres; los dos jugaban al baloncesto. Lo llevamos en la sangre.

M.G. Es cómo nos tomamos nuestra vida en general. Se trata de ser honesto contigo mismo; ser mejor cada día, reflexionar sobre los errores e intentar corregirlos. No hay otro camino.

XL. ¿Cómo se podría vencer a EE.UU. en unos Juegos Olímpicos?

P.G. Nos ha de salir un partido rozando la perfección y que a ellos no les salga uno muy bueno.

M.G. Siempre pensamos en Juegos o Mundiales y en ganar a EE.UU. Hay que ganar a muchos antes de llegar a eso, pero sería bueno, nos gustaría.

 

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