Tras la carrera universitaria llega el máster. Más años de estudio y un dineral. ¿Merece la pena? Responden los expertos y explican cómo los estudios de posgrado influyen a la hora de encontrar trabajo y ganar más dinero. Por Carlos Manuel Sánchez / Ilustraciones: Mekakushi

Los estudios de posgrado han pasado de ser una opción minoritaria, casi elitista, a una etapa de la formación superior que se ha ‘viralizado’. Lo de hincar los codos no se acaba nunca. Y el catálogo de títulos no deja de crecer. El curso pasado se ofertaron 3801 másteres oficiales en España. Y se matricularon en ellos 152.087 alumnos (el 67 por ciento en universidades públicas y el 33 en privadas). Si se compara con el curso 2006-2007, que fue el último antes de la implantación progresiva del Espacio Europeo de Educación Superior -con el fin de armonizar el sistema universitario europeo, contemplado en el famoso Proceso de Bolonia-, la oferta casi se ha quintuplicado en una década y el número de alumnos se ha multiplicado por 9.

Antes de seguir, conviene aclarar conceptos, pues el término ‘máster’ se presta a confusión. En España se llama ‘máster’ a los estudios de posgrado homologados; pero también puede referirse a estudios universitarios no oficiales y a cursos que ofrecen escuelas no universitarias. En este artículo solo hablaremos de los oficiales -con una duración de uno o dos cursos- y que están regulados por el Real Decreto de 2007 que fijó la nueva estructura de la formación universitaria acorde a Bolonia: grado (la carrera de toda la vida), posgrado (máster) y doctorado.

Una de las consecuencias de Bolonia fue que las carreras se acortaron. Un grado suele tener cuatro años de duración, cuando antes, para conseguir el título de licenciado, se necesitaban al menos cinco. Así que la primera utilidad de un máster es la de especializarse. Los críticos hablan de una privatización parcial de la enseñanza universitaria y de que su coste (un máster público cuesta de media unos 3000 euros, aunque puede irse por encima de los 90.000 en el caso de la privada) no se lo pueden permitir muchas familias. Y las becas solo alcanzan para el 30 por ciento. Pero es lo que hay…

Se cifran en unas 700 las profesiones actuales que están en peligro de extinción por la competencia de los robots

Y lo que hay es una jungla. Hace falta un buen machete -esto es, un buen criterio- para abrirse paso a la hora de elegir un posgrado que no acabe convirtiéndose en un adorno en el currículo. Y el criterio, según los expertos, debe ser elegir uno que proporcione al alumno herramientas para adaptarse a un mercado que va a ser muy diferente. Un máster, en definitiva, que le permita sobrevivir a lo que los economistas denominan la ‘Cuarta Revolución Industrial’.

«El futuro del empleo estará hecho de trabajos que aún no existen, en industrias que usan tecnologías nuevas, en condiciones planetarias que ningún ser humano jamás ha experimentado», resume David Ritter, directivo de Greenpeace, en el diario The Guardian. ¿Cómo prepararse para algo que solo se vislumbra? Los motores del cambio vendrán de la mano de las neurociencias, la ingeniería genética, la robótica, la nanotecnología, el big data… Áreas muy especializadas. Pero todas comparten un mismo ámbito: el digital. Y, por tanto, no parece mala estrategia que nuestros hijos -sean de ciencias o de letras- afilen sus armas para sobrevivir en ese ecosistema.

Con una licenciatura se puede aspirar a un sueldo de unos 55.000 euros; con un máster, a uno de 73.000

Las revoluciones industriales anteriores -la máquina de vapor en el siglo XVIII; la electricidad en el XIX y las telecomunicaciones en el XX- iban a paso de tortuga en comparación con la que se está cociendo. Klaus Schwab, director ejecutivo del Foro Económico Mundial, vaticina que la Cuarta Revolución tendrá un enorme impacto «en el mercado del empleo, el futuro del trabajo y la desigualdad en los ingresos». Y lo hará a una velocidad sin precedentes. La automatización completa del proceso industrial es el objetivo.

Esto traerá consigo ganadores y perdedores. Según la consultora Accenture, la economía mundial crecerá en 13 billones de euros hasta 2030 gracias al impulso del Internet de las cosas. Pero, por el camino, se perderán cinco millones de puestos de trabajo en los 15 países más industrializados. Hay cálculos incluso más agoreros. La Universidad de Oxford y el Banco de Inglaterra cifran en unas 700 las profesiones actuales que están en peligro por la competencia de los robots. El que no se adapte no sobrevivirá. «Las soluciones tecnológicas son omnipresentes hoy en cada aspecto de un negocio, desde la logística al reparto de mercancías, los servicios, la experiencia del cliente, los recursos humanos, las finanzas», explica Vijay Gurbaxani, profesor de la Universidad de California.

Un posgrado que permita a los alumnos metabolizar esa transición y convertirla en una ventaja competitiva es una buena opción, según los expertos. El diario británico The Times ha elaborado un informe sobre la figura emergente del CIO (siglas de chief information officer; para entendernos, el jefe digital), que cada vez le pisa más terreno al CEO, el mandamás. El CIO es el estratega que comanda esa transición a la que las empresas, la mayoría creadas en plena era analógica, se ven abocadas.

Interpretar el ‘Big Data’ será una habilidad imprescindible. «Los datos son como el oxígeno. Son invisibles y están en todas partes. Lo sostienen todo», expone Tom Goodwin, jefe de innovación de la financiera Zenith USA en The Times. Saber respirar ese nuevo ‘aire’ será cuestión de supervivencia. Como lo serán las ‘habilidades blandas’, otro mantra. Saber escuchar, trabajar en equipo, improvisar… ¿Y las ‘duras’? Según el Observatorio para el Empleo en la Era Digital, ocho de cada diez jóvenes de entre 20 y 30 años encontrarán un empleo relacionado con el ámbito digital en las carreras que adapten mejor su plan de estudios a este nuevo escenario. Entre las profesiones con más demanda: ingeniero de fábrica ‘inteligente’, jefe digital (CIO), experto en datos, gestor de riesgos digitales, director de marketing digital…

Un máster no garantiza que se ganará más. De hecho, un informe de 2013 sobre el impacto de la formación en las retribuciones de La Salle-ICSA Grupo señala que licenciados y posgraduados ganan prácticamente lo mismo en la franja de edad de 24 a 30 años, unos 25.800 euros brutos. Pero a la larga sí compensa. Se va abriendo una brecha salarial que en la franja de 41 a 50 años es muy considerable: con una licenciatura se puede aspirar a un sueldo de unos 55.000 euros; con un máster, a uno de 73.000.

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