La fragata Nuestra Señora de las Mercedes fue atacada por la avaricia de los ingleses (en guerra con Francia) cuando España era neutral. Lo hicieron por apresar su cargamento. Como resultado se fue a pique con 249 cadáveres y una fortuna. Por C.M.S./Foto: Cordon

Son las ocho de la mañana del día 5 de octubre de 1804. Cuatro fragatas españolas navegan frente al cabo de Santa María (Portugal). Partieron de Montevideo (Uruguay) en agosto. A bordo, 300 almas: marinos de guerra, comerciantes y sus familias.

Uno de los navíos hace señal de cuatro velas para alertar de la aparición de cuatro fragatas inglesas. España e Inglaterra están en paz, pero el jefe de la escuadra, José Bustamante -el ilustrado que participó en la expedición de Malaspina alrededor del mundo-, que iba a bordo de otra fragata, la Medea, no se fía y ordena zafarrancho de combate.

La artillería inglesa era muy superior, pero José Bustamente decide no rendirse. La fragata Mercedes salta en pedazos y se va a pique con 249 cadáveres y una fortuna

Los navíos ingleses se acercan por barlovento y se abarloan a cincuenta metros de los españoles. El comodoro Moore, capitán de la Indefatigable, manda un bote con un oficial y un intérprete para decirle a Bustamante que tiene intención de apresar los barcos españoles.

La artillería inglesa es muy superior, pero Bustamante consulta con sus oficiales y decide no rendirse. Es una cuestión de honor. Los ingleses abren fuego y uno de los primeros cañonazos revienta la santabárbara [o polvorín] de la fragata Mercedes, que salta en pedazos y se va a pique con 249 cadáveres y una fortuna en caudales y mercancías de las Indias. España perdió esa batalla. Pero hasta los periódicos ingleses de la época clamaron contra los suyos: «Se ha cometido un gran delito». «Una potencia amiga ha sido atacada por nuestras fuerzas». «Nuestra bandera, como la de los piratas, tremola sobre los muertos».

LA NAVE DEL DESASTRE

→ Mujeres y niños. La fragata Nuestra Señora de las Mercedes fue construida en La Habana y botada en 1786, tenía 38 cañones, pero al ser España neutral no estaban alistados para el combate. Las salas que los debían alojar se usaron como camarotes para las mujeres y niños.

→ El rey ofendido. Carlos IV. La Corona española era la dueña de la fragata Mercedes, aunque gran parte de la carga (unos 700.000 pesos) era propiedad de 130 mercaderes. El resto (250.000), de Carlos IV. El ataque inglés, violando la neutralidad de España, fue la antesala de la batalla de Trafalgar.

→ El penúltimo día. La travesía duraba dos meses. Los ingleses esperaban frente al Algarve. El convoy español, con un pasaje compuesto por comerciantes y sus familias y soldados, iba a Cádiz. La enfermería estaba llena: buena parte del pasaje había contraído fiebres epidémicas.

→ Combate desigual. La escuadra inglesa -con 184 cañones por 146 de la española- se sitúa en paralelo a nuestros navíos, a distancia de medio cañón. La fragata Mercedes se pone a sotavento y los ingleses, que creen que quiere huir, disparan.

→ Al tercer cañonazo. Un cañonazo de aviso, otro que se va largo y al tercero, bingo. La fragata recibe el impacto en el pañol de la pólvora y vuela en pedazos con su carga de oro, plata, piedras preciosas, pieles… Y 249 personas. Las otras tres fragatas se rendirán pronto.

→ Botín e indemnizaciones. Los vencedores llevan los barcos apresados a Inglaterra. El botín: cuatro millones de pesos. El gobierno inglés, presionado por la prensa, que condena la acción, paga el sueldo a los militares españoles supervivientes, pero se niega a indemnizar a las viudas.

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