Los médicos de Atención Primaria están desbordados. Hablamos con Salvador Casado, médico de familia en el centro de salud de Soto del Real, un pueblo de la sierra de Madrid, que advierte: «Esto pinta mal». Por Raquel Peláez / Fotografía: Carlos Carrión

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Llama la atención la cantidad de gente que se ha empadronado este verano aquí en previsión de un nuevo confinamiento. Y creo que tienen razón porque esto pinta mal.

En Madrid ya partíamos de una Atención Primaria muy saturada, pero con la COVID la presión es el doble. Y no ha habido refuerzo ninguno. Lo que se prometió, los rastreadores garantizados, no se ha cumplido. La curva que estamos viendo es tremenda y en cuanto llegue el frío, como pasa con la gripe, lo predecible es que volvamos a tener otra vez un montón de muertos.

Reconozco que estoy asustado porque tengo plena conciencia de que no estoy diagnosticando ni tratando los casos nuevos de tumores, cardiopatías… No puedo dedicarme a ello. Me estoy comiendo con patatas un montón de patologías que no puedo diagnosticar ni tratar. Estoy absorbido por el papeleo y las tareas COVID.

Hemos pedido que nos ayuden con la burocracia. Por lo menos que nos quiten eso, como hacen en Inglaterra y otros países, donde para los partes de baja se hace una autodeclaración jurada del trabajador o se automatizan y van de manera informática a la empresa. Y no que tenga que estar yo imprimiéndolos y llamando a la gente para recogerlos… Yo no soy Superman ni conozco ningún piloto capaz de conducir tres aviones a la vez. Uno llega donde llega. En condiciones normales, atención primaria resuelve un noventa por ciento de los problemas de salud de la población, pero no llegamos ni a la mitad, y eso al final repercute en el hospital, claro.

No todas las comunidades son iguales, como muchos dicen. Si comparamos Asturias con Madrid, es la noche y el día

No todas las comunidades son iguales, como muchos dicen. Si comparamos Asturias con Madrid, es la noche y el día. En Asturias se apostó más por la salud pública, por los rastreadores, por sacar en lo posible la COVID de los centros de salud, y ha funcionado mejor. Aquí, en Madrid, se han hecho menos cosas y sufrimos más, los profesionales y la población.

Yo tengo callo profesional y soy capaz de asumir mucho, pero esto es un exceso, y los médicos se están empezando a romper. La mezcla de miedo, incomprensión y desesperanza es muy intensa. Y eso que en Soto del Real no estamos en las peores condiciones. Pero esto no hay quien lo aguante. No queremos un poquito más de sueldo, queremos un poquito más de dignidad.

El colapso en los centros de salud llevaría a un confinamiento porque se dispararían los casos, volveríamos a la saturación de hospitales y a las muertes. Tengo miedo a que se produzca un efecto dominó. Si caen los centros de salud, caen las urgencias, la UCI y el hospital va detrás.

Salvador Casado es autor del libro Diario de un médico descalzo.

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