En 65 años, apenas ocho mujeres se han colado como pilotos en el elitista mundo de la Fórmula 1. La última, esta alicantina que tan pronto ejerce de modelo para Kérastase en este caso como pone un bólido a 300 por hora. Por Fernando Goitia

Un chico de 13 años queda tercero en una carrera de karting y se echa a llorar. A su lado, una niña llamada Carmen Jordá lo observa desde el segundo cajón del podio. «¿Qué te pasa?», le pregunta. El chico, inconsolable, la ignora. Finalizada la ceremonia, se confesará a su mecánico. «¡Me ha ganado una niña!». Jordá, alicantina de 27 años, es hoy piloto del equipo Lotus de Fórmula 1 y la octava mujer en la historia -la segunda española tras María de Villota- que se cuela en las herméticas estructuras de la categoría reina del automovilismo. Todavía, eso sí, no se ha lanzado a 350 por hora con un monoplaza. Lo hará, cree, en breve. Para ello, no solo ha tenido que conducir y entrenar sin descanso desde hace 17 años. También ha estudiado Marketing y ejercido como modelo. Así es como se maneja esta mujer en este mundo de hombres.

XLSemanal. Su padre, José Miguel Jordá, fue piloto. No me lo diga, con cinco años ya tenía usted un volante

Carmen Jordá. No exactamente. En mi caso, me puso en un auto de choque.

XL. Bueno, puede servir. ¿Cómo fue?

C.J. Yo tenía cinco años. Un día que fuimos a la feria, mi padre me subió a los autos de choque y yo, todo el rato: «¡Quiero conducir! ¡Quiero conducir!». Hasta que cedió [se ríe]. Entonces hubo un momento en que, al final de la pista, a punto de chocar contra el borde, contravolanteé. Y mi padre: «¿Qué has hecho? ¿Qué ha sido eso?».

«Mis amigas jugaban a las barbies y yo, al scalextric y al balón. La verdad es que quería ser niño»

 XL. Una casualidad, por supuesto…

C.J. Eso pensó él [se ríe], pero, para salir de dudas, me dijo: «¿Vamos a hacerlo otra vez, Carmen?». Lo hice y volví a contravolantear [se ríe]. Nunca lo ha olvidado. Cuando lo cuenta, suele añadir: «Lleva el motor en los genes».

Crop top de cuero y falda, de Teté by Odette; zapatos, de Aquazzura; y joyas, de Swarovski

XL. ¿Y cómo fue su transición de los autos de choque al karting?

C.J. Transición [se ríe]. A ver, un día -yo, con 8 años, y mi hermana, con 11-, mi padre encontró su viejo kart y lo reparó para nosotras. Mi hermana montó primero y no le motivó. Ahora, cuando me subí yo y aceleré, fue La verdad es que yo quería ser niño. Me tiraban más las cosas de chicos.

XL. ¿Nada de muñecas y cocinitas?

C.J. Nada. Mi hermana y sus amigas jugaban a las Barbies y yo, al Scalextric. En el colegio, todas iban con muñecas y yo quería un balón. Y cuando me subí al kart, fue la revelación. Empecé a entrenar y dejé de ver a mis amigas. Ellas se iban al cine y yo, al circuito.

XL. Si ellas iban al cine, ¿con quién compartía su pasión por el motor?

C.J. Pues la mayoría de mis amigos hoy son chicos. Tengo mi grupo de amigas de la universidad, de los dos años que hice Marketing, pero el resto son amigos de carreras, entrenamientos…

XL. ¿Ha acabado conociendo bien a los hombres entonces?

C.J. Bueno, en ciertos aspectos al menos [se ríe]. Toda mi vida he estado rodeada de hombres y te haces un poco a ellos; son más competitivos, y más en el motor, que es un deporte muy agresivo. Tienes que adaptarte y, bueno, sí, acabas conociéndolos bien.

«Hay categoría femenina en tenis, fútbol, baloncesto, golf… ¿por qué no en automovilismo?»

XL. Desde el karting, ¿en qué categorías ha corrido hasta llegar a piloto de desarrollo de Lotus?

C.J. Con 16 años corrí en la Fórmula Júnior BMW 1600; luego, tres años en Fórmula 3, donde obtuve mis mejores resultados; y de ahí me fui un año a EE.UU. Me fichó un equipo de Fórmula Indy. Me ofrecieron un contrato muy bueno, pero la cosa no acabó de cuajar.

Vestido, de Balmain para Ekseption; y joyas, de Swarovski

XL. No se adaptó…

C.J. Es que allí manda el espectáculo. Quieren accidentes, coches volando

XL. Le pareció demasiado peligroso

C.J. ¡Es que lo es! La muerte de Dan Wheldon, un campeón de Indy, fue reveladora. Ocurrió en Las Vegas, en un óvalo, con muro por toda la cuerda del circuito. Los monoplazas de ruedas descubiertas, open wheel, no deberían correr en circuitos así. En cuanto una rueda toca algo sales disparada.

XL. ¿Es lo que le ocurrió a Wheldon?

C.J. Eso es. Los organizadores, para hacer la carrera más espectacular, hicieron salir en último lugar a los ocho más rápidos. Y claro, en un adelantamiento, Wheldon tocó a otro coche, choco contra el muro, salió volando y cayó boca abajo sobre el asfalto. Muerte instantánea. Eso me hizo reflexionar. La seguridad de los pilotos no le importaba a nadie.

XL. A la F-1 le ocurre todo lo contrario. No se puede adelantar, siempre ganan los mismos, no hay emoción…

C.J. Lo entiendo. La carrera se gana en las fábricas, en el desarrollo… No sé, es una categoría diferente.

«En los EE.UU., la seguridad del piloto no le importa a nadie. Quieren ver coches volando, accidentes…»

XL. Sí, la más aburrida de todas…

C.J. Mira, si quieres adelantamientos, puedes ver Moto GP o GP2. En F-1 hay otras emociones: la estrategia, la tecnología; no solo se gana en la pista.

Vestido, de Stella McCartney para Just One; zapatos, de Manolo Blahnik; y joyas, de Swarovski

XL. La exigencia física es tremenda. ¿Hay desventaja siendo mujer?

C.J. Por supuesto. Las chicas tenemos que entrenar muchísimo más para competir contra hombres.

XL. Bernie Ecclestone ya habla de crear un mundial femenino. ¿Sueña con ser campeona del mundo?

C.J. ¡Ojalá! Hay categoría femenina en tenis, fútbol, baloncesto, golf , ¿por qué no en automovilismo?

XL. ¿Qué le dijeron en Lotus cuando la contrataron?

C.J. «Eres alguien diferente, tienes potencial y podemos desarrollarte». Llegamos a un buen acuerdo.

Short negro, de Balenciaga; top, de Roland Mouret para Ekseption; y joyas, de Swarovski

XL. ¿Tener una mujer para ellos es, en parte, una maniobra de marketing?

C.J. Bueno, puede ser. Mi presencia, desde luego, les aporta algo diferente.

XL. ¿En qué consiste su trabajo?

Soy piloto desarrollo. Trabajo, sobre todo, en la fábrica, en el simulador, donde desarrollamos nuevas piezas. Puedo pasar nueve horas dando vueltas, probando cosas para el próximo gran premio. Esa experiencia en el simulador me servirá para el día que pruebe el F-1 por primera vez.

XL. Estará ansiosa. ¿Cuándo será eso?

C.J. En el parón veraniego, espero, que son tres semanas. Estoy muy ansiosa.

XL. ¿Recuerda la primera vez que puso un coche a 300 km/h?

C.J. Fue en Monza, donde llegué a 318 con un GP3. Pero no miras la velocidad. Lo ves después al analizar los datos. Tú vas a tope, eso sí.


Cómo lograr el peinado de look 1

Trenza lateral Pulveriza el spray para conseguir densidad. Retira de la parte frontal algunos mechones. El resto de la melena se lleva a un lado y se comienza a trenzar en espiga. Trabaja los mechones delanteros con la plancha y abre la trenza con los dedos.

Cómo lograr el peinado del look 2

Melena pulida Aplica sobre el cabello húmedo el sérum que protege las puntas. Da forma con el secador y trabaja con la plancha. Para un extra de brillo, aplica una avellana de aceite sublimador en las puntas. Para una mayor duración, aplica un poco de spray.

Cómo lograr el peinado del look 3

Ondas Old Holly-woodDivide la melena en tres partes. Con la tenacilla mediana ve rizando los mechones, siempre en la misma dirección. Aplica el bálsamo para ayudar a pulir la melena, cepilla todo el cabello y termina con laca.

Cómo lograr el peinado del look 4

Cepilla de abajo hacia arriba para conseguir una coleta elevada, homogénea y pulida. Sujeta la coleta con una goma de gancho. Si se quiere un efecto más pegado a los lados, aplica perfume en aceite.

Maquillaje y peluquería: Javier Montenegro
Estilismo: Cristina Reyes

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