León, 1967. Músico, miembro de Café Quijano, productor, fotógrafo, escritor… Publico ‘Detrás de la letra’ (editorial Sekotia). Como dice mi madre: «Hombre de muchos oficios, pobre seguro». Por Virginia Drake/ Fotografía: Javier Ocaña

XLSemanal. ¿Se ha quedado a gusto escribiendo estas memorias?

Manolo Quijano. Bastante, sí, pero también deshidratado mentalmente.

XL. Una biografía muy íntima, en la que se ha expuesto generosamente.

M.Q. Sí, llorar es algo tan natural que si te sale lo tienes que hacer. No me he parado a pensar si me daba vergüenza.

XL. Llorar no llora mucho, pero ligar… ¡como un loco!

M.Q. Pues creo que he sido bastante prudente para no pecar de excesivo [ríe], pero no ha habido tanto como imaginas.

XL. No ha ganado a Julio Iglesias…

M.Q. Ni yo ni la mayoría podríamos, pero tampoco es un récord que quisiera ostentar; no me parece nada envidiable. La mía fue una época muy concreta, unos pocos meses muy revoltosos.

XL. En La taberna del buda trató con delincuentes, chulos, proxenetas… Hasta le robaron con una pistola en la cabeza.

M.Q. Fue una época de mucho aprendizaje en la que conocí un mundo al que nunca quise pertenecer.

XL. ¿Es tan romántico e indefenso ante las mujeres como dice?

M.Q. Sí, aunque hay quien piensa que ser romántico es anacrónico. Soy muy idealista y soñador en todo.

XL. Oiga, casi todas sus historias de amor acaban mal, ¿qué le pasa?

M.Q. Pues que, aunque parece que al principio las mujeres caían rendidas, después no era así. Sentimentalmente, aquello era bastante triste [sonríe]. El amor de verdad no siempre termina comiendo perdices.

XL. ¿Le queda un ápice de ingenuidad?

M.Q. Debería haberla perdido, pero con los años me veo cada vez más ingenuo, y en el amor no dejo de sorprenderme.

XL. Se metió en Tinder para saber cómo era el cortejo rápido con un famoso en las redes y terminó ayudando a mujeres que padecían enfermedades muy serias.

M.Q. Tinder es un bazar de sentimientos al que no todos acuden por las mismas razones. Fue una experiencia muy seria.

XL. Lejos del salvajismo vespertino de antaño, cuenta que ahora persigue la tranquilidad… ¿Se está haciendo mayor?

M.Q. Mmm… Ojalá esa tranquilidad y estabilidad en el amor llegara a los 30 y no a los 50, porque te habrías ahorrado muchos disgustos. Ahora sufro menos porque le doy menos vueltas a las cosas.

XL. ¿Se casaría con alguien como usted?

M.Q. Sí: cuando amo de verdad, me entrego del todo y nunca fallo.

XL. ¿Para cuándo lo nuevo de Café Quijano?

M.Q. Para el primer trimestre de 2021. Coincidirá con un proyecto fotográfico bestial en el que ando metido.

Casi arroz con leche

Manolo Quijano: "El amor de verdad no siempre termina comiendo perdices"

Unas gachas de avena con leche desnatada, con un plátano troceado y canela. Y me parece que estoy tomando un arroz con leche exquisito».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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