La industria del cine está perdiendo miles de millones por la pandemia. Las grandes producciones de Hollywood, obligadas a batir récords en taquilla para ser rentables, se aplazan una y otra vez. El miedo a darse el batacazo domina como nunca un sector obligado a replantearse su gigantismo. Por Lars-Olay-Beier

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En Tiburón, la película de Steven Spielberg de 1975 con la que empezó la era del taquillazo moderno, hay varias escenas de personas de pie en la playa mirando el mar bajo un sol inclemente, cubiertas de sudor, ansiosas por darse un refrescante chapuzón, pero a la vez muertas de miedo. ¿Es prudente meterse en el agua ya o hay riesgo de que te devoren?

La situación en el Hollywood actual es muy parecida. Los cines de buena parte del mundo van reabriendo sus puertas después de meses de pausa forzada por el coronavirus, pero los directivos de los estudios dudan: ¿pueden lanzarse ya con sus carísimas producciones a las aguas de un mercado que se ha vuelto impredecible o es mejor seguir esperando?

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‘Wonder Woman’, la segunda entrega de la heroína de DC Comics ha cambiado tres veces de fecha: 5 de junio, 4 de agosto y ¿finalmente? el 2 de octubre

Potenciales taquillazos como Tenet, el último thriller de Christopher Nolan; la versión en acción real que Disney ha hecho de su éxito de dibujos animados Mulan; o la película de superhéroes Wonder Woman 1984, cuyo estreno estaba inicialmente previsto para estas semanas, se han ido posponiendo una y otra vez hasta  el 26 de agosto. En el caso de la cinta de Nolan se han anunciado tres fechas diferentes de estreno. Mientras, miles de cines -la mayoría, al límite de la supervivencia- aguardan desesperados la llegada de nuevas películas que vuelvan a atraer en masa a los espectadores.

A comienzos de la pasada primavera ya se retrasaron para este invierno, o incluso para más tarde, estrenos de grandes producciones como la nueva entrega de James Bond, Sin tiempo para morir. Como resultado de este escenario tan sombrío, los ingresos de las salas de cine se han hundido hasta marcar en los dos primeros trimestres del año los registros más bajos del último cuarto de siglo.

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‘Bond’, la nueva entrega fue la primera afectada por el virus. Prevista para el 2 de abril, su estreno se ha retrasado hasta 2021.

Los expertos creen que los ingresos por taquilla de todo el año se podrían reducir a la mitad con respecto a los de 2019. Y, cuando Hollywood estornuda, el negocio mundial del cine no es que se constipe, es que se coge una buena gripe. En España, tras vivir un año de récord en 2019, el fin de semana del 10 al 12 de julio solo se animaron a ir al cine 83.000 personas, con una recaudación inferior al medio millón de euros, cifras muy por debajo de los cinco millones que alcanzó la taquilla en un periodo similar de 2019. Al miedo de los espectadores se suma también el de las grandes distribuidoras, lo que ha obligado a las salas a comenzar el regreso manteniendo títulos estrenados antes de la pandemia, películas independientes e incluso reposiciones como El laberinto del fauno, Shrek, Dersu Uzala o Cinema Paradiso.

China reabrió sus cines hace dos semanas. En California, Texas o Florida, el repunte de los contagios ha llevado a prorrogar el cierre de las salas

Los grandes estudios no se atreven a lanzar sus películas porque todavía hay muchos interrogantes para los que nadie en el sector conoce la respuesta. A saber: después de estar meses disfrutando desde sus casas de los servicios de streaming, ¿volverá la gente en masa a los cines ante la amenaza de una segunda oleada de contagios? ¿Echarán atrás a la gente las medidas de higiene y distanciamiento? Es más, ¿en cuántos países está ya permitido ir al cine?

Miedo a lo imprevisible

China, uno de los mercados más importantes del mundo, los reabrió hace apenas dos semanas, tras anunciar en marzo la reapertura y decretar su cierre a los pocos días. En muchos lugares de Estados Unidos, como California, Texas o Florida, el repunte de los contagios ha llevado a prorrogar el cierre de las salas. Son los estragos de un virus que está resultando ser especialmente impredecible. Y, si hay algo que Hollywood teme, eso es precisamente la imprevisibilidad.

Por eso, los directivos de los grandes estudios se encuentran hoy en la misma situación que los bañistas de Tiburón, solo que fingen mirar al mar cuando, en realidad, están mirando a izquierda y derecha, esperando que sea otro el primero en saltar al agua y aguardar desde la orilla a ver si este es devorado por el monstruo. En el negocio del cine, en el que normalmente todos quieren adelantarse a los demás, domina ahora la ‘ley del miedica’: mejor quedarse mirando y renunciar a ser el primero.

Algunos estudios han vendido producciones a sus competidores en ‘streaming’ a precio de ganga, como es el caso de ‘Greyhound’, la última de Tom Hanks

Lo que sí han hecho algunos estudios ha sido dirigirse a sus competidores en streaming para venderles a precio de ganga películas como Greyhound, epopeya a la vieja usanza de batallas navales ambientada en la Segunda Guerra Mundial y protagonizada por Tom Hanks. Sony Pictures, cuya intención inicial era llevar Greyhound a las pantallas en mayo, le ha cedido la película -presuntamente a cambio de 70 millones de dólares- a Apple TV+, donde ya está disponible. De todos modos, en este caso hay que decir que el estudio tampoco parecía tener demasiada confianza en la calidad de su producto antes del comienzo de la crisis del coronavirus.

En este panorama de dudas y temblores hay una persona que no puede esperar a que el cine vuelva a la normalidad. Y, como es uno de los cineastas de mayor éxito en la historia del séptimo arte, todo el mundo presta atención a sus palabras. Nos referimos a Christopher Nolan. El director lanzó a finales de marzo un apasionado alegato en el Washington Post sobre la fuerza que tiene el cine para unir a las personas. En su opinión, la necesidad de «vivir, amar, reír y llorar juntos» sería mayor que nunca tras el paso del coronavirus.

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‘Tenet’, el nuevo ‘thriller’ de Christopher Nolan, protagonizado por John David Washington (hijo de Denzel), necesita recaudar más de 500 millones para ser rentable. Por eso ha pospuesto al 26 de agosto.

A sus 49 años, Nolan es responsable de tres entregas de Batman enormemente exitosas y, además, bien recibidas por la crítica; entre ellas, esa obra maestra que es El caballero oscuro (2008). También ha rodado taquillazos complejos y llenos de enigmas como Origen (2010) o Interestellar (2014), que hacen que el espectador se rompa la cabeza mientras se atiborra de palomitas.

Nolan aúna cine comercial e intelectual de una forma muy poco frecuente. Y no solo en Hollywood. En sus entrevistas defiende el cine clásico con un entusiasmo no exento de elegancia. No es amigo de los trucos digitales, prefiere rodar las escenas de acción con personajes y entornos reales. Es un autor personal que lleva años consiguiendo que la fábrica de sueños trabaje para él a pleno rendimiento.

Hace meses empezó a presionar a Warner para que Tenet saliera, según lo previsto, a mediados de julio y sirviera como esa señal de esperanza que el sector tanto anhela. Pero hay un problema. la película, rodeada del máximo secretismo, habría costado 200 millones de dólares, puede que incluso más. Y como no es nada raro que en el caso de producciones tan caras como esta los estudios dediquen a publicidad otros cientos de millones más, la recaudación de Tenet tendría que moverse en el entorno de los 500 millones de dólares para entrar en la zona de beneficios. Es una cifra difícilmente alcanzable si al final la cinta ni siquiera llega a proyectarse en estados tan poblados como California.

De la cima al abismo

La crisis del coronavirus le está mostrando a Hollywood la otra cara de su modelo de expansión global. Walt Disney Company, por ejemplo, lleva años de crecimiento en todo el mundo y en 2019 logró registrar el mayor volumen de negocio de su historia. Su catálogo incluye desde películas sobre parques temáticos hasta barcos de crucero.

Si antes en el negocio del cine todos querían adelantarse a los demás, ahora domina la ‘ley del miedica’: mejor ver qué pasa y no ser el primero

Mulan, la historia de una joven en la antigua China, es una de las producciones cinematográficas más caras y estratégicamente más importantes del año para la compañía. Disney apunta con ella sobre todo al mercado chino, que ha experimentado un crecimiento espectacular durante los últimos años. Mulan debería haber llegado a las pantallas en marzo, pero Disney sigue posponiendo el estreno de una película que ha costado 200 millones de dólares.

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‘Mulan’. La versión ‘real’ es la gran baza de Disney para 2020. Del 27 de marzo, pasó al 24 de julio y, ahora, al 21 de agosto.

Muchas cosas han cambiado desde que Tiburón llegara a los cines estadounidenses, en junio de 1975, y batiera todos los récords. Su presupuesto fue de 7 millones, se proyectó en 400 salas y recaudó esa suma en su primer fin de semana. Estuvo en cartelera más de medio año y generó unos ingresos de 260 millones de dólares. Luego empezó a proyectarse en el resto del mundo, llegó a Europa en diciembre y a Corea del Sur en abril de 1976, generando todavía más beneficios.

Por su parte, Vengadores: Endgame, el principal estreno del año pasado y la película de mayor éxito en la historia de Hollywood, costó más de 350 millones de dólares. Vino acompañada por una gigantesca campaña publicitaria volcada en el día de su estreno mundial. La cinta se proyectó simultáneamente en más de 4500 salas solo en Estados Unidos. Bastante más de un tercio de sus ingresos totales -casi 3000 millones- los recaudó en el primer fin de semana. Y más de dos terceras partes del dinero llegó de cines del resto del mundo.

Tal y como la actualidad se ha encargado de poner en evidencia, este Hollywood que ha perfeccionado al máximo su modelo global de negocio está mal preparado para moverse en un mercado internacional imprevisible, que exige ser reevaluado constantemente. Los estudios tendrían que empezar a pensar ya de un modo más local.

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Prevista para el 4 de abril, ‘Viuda negra’ iba a ser el taquillazo de Marvel para 2020. El estreno se ha pospuesto al 6 de noviembre.

Christopher Nolan sí se ha adaptado a las circunstancias, aunque en realidad lo ha hecho por necesidad. El director, que siempre encarga bandas sonoras monumentales para sus épicas historias, no pudo reunir esta vez una orquesta debido a las reglas de distanciamiento: los músicos tuvieron que interpretar su parte por separado, cada uno desde su casa, y los distintos fragmentos se montaron posteriormente en el estudio.

Es poco probable que el gigantismo que domina últimamente el séptimo arte vaya a quedar atrás en el Hollywood posterior al coronavirus, pero ya se está gestando un cambio de mentalidad. En un tiempo en el que la capacidad de las salas de cine se ve muy limitada por las normas de seguridad sanitaria, las grandes producciones difícilmente van a ser capaces de batir récords en su primer fin de semana.

En el caso de Tenet, está previsto que se mantenga en cartelera durante más tiempo de lo habitual, según ha anunciado recientemente su productora Warner Brothers. De esa manera, añadía el comunicado del estudio, los espectadores tendrán la oportunidad de «descubrirla» a su ritmo. Y eso ya es un gran cambio o, mejor dicho, un regreso al pasado, cuando a las películas se les concedía más tiempo para encontrar su público.

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