Vivió la alta costura en casa desde niño, en brazos de Oscar de la Renta o Carolina Herrera. Se le contagió el interés por la moda. El hijo de Naty Abascal y el duque de Feria se viste de Emidio Tucci para El Corte Inglés y nos habla de su infancia, su familia, su trabajo… Por Fátima Uribarri / Fotos: Mario Sierra / Estilismo: Verónica Suárez

Tendencias masculinas otoño-invierno con Luis Medina (Ver galería)

El hijo pequeño de Naty Abascal y del duque de Feria es más extrovertido de lo que parece. Nos habla con franqueza de su infancia, de sus años interno en colegios y en el extranjero, de su familia, de su trabajo y del mundo de la moda mientras posa con maneras de modelo curtido.

XLSemanal. Dicen que se parece mucho a su padre, ¿en qué?

Luis Medina. Espero que en muchas cosas porque yo lo adoraba y admiraba. Es sorprendente porque sin haber estado mucho con él a la gente le recuerdo a mi padre en gestos y cosas del día a día.

XL. ¿Qué admiraba de él?

L.M. Lo noble que era. Quienes lo conocieron hablan muy bien de él.

XL. Cuando él murió, usted tenía 21 años. ¿Qué lo ayudó a sobrellevarlo?

L.M. Mi madre y mi hermano. Mi hermano y yo fuimos una piña.

XL. ¿Su madre ha sido dura?

L.M. Lo que ha sido es una madre muy normal, gracias a Dios. No se ha desentendido de nosotros y no nos ha consentido. No nos ha dado los lujos que dan otros padres, que les dan a los niños lo que quieran. Nos ha empujado a que estudiemos y trabajemos y se lo agradecemos. Ella se ha hecho a sí misma en una época en la que no era la opción más sencillita. Para irte en aquella época a Nueva York sin conocer a nadie, sin hablar inglés… Eso es lo que nos ha transmitido a nosotros, «chicos, espabilad».

«La gente dice que me parezco a mi padre en muchas cosas. Me gusta. Yo lo adoraba y admiraba»

XL. ¿Trabaja con ella?

L.M. Nos vemos todos los días y hablamos de trabajo, pero no trabajamos juntos: ella hace sus estilismos y sus colaboraciones.

XL. Naty Abascal tiene 74 años. ¿Se va a jubilar?

L.M. Qué va. Mi madre no puede estar quieta [se ríe]. A lo mejor dentro de unos años baja el ritmo, pero jubilarse no.

XL. Su madre lo ha ayudado a entrar en el mundo de la moda.

L.M. Nadie regala nada, uno tiene que saber, pero sí hay mucha gente que ha trabajado con mi madre que nos ha recibido con los brazos abiertos.

XL. Cuando los enviaron a Estados Unidos, iban mucho a casa de Carolina Herrera.

L.M. Sí, veíamos a Carolina y Reinaldo. Yo los adoro.

Luis Medina: "Mi nevera no se llena con la buena opinión de la gente" 1

Total look, de Emidio Tucci solo en El Corte Inglés

XL. Y a Oscar de la Renta.

L.M. Mucho. Lo hemos considerado como familia nuestra. Desde pequeñitos se ha preocupado por nosotros.

XL. ¿Valentino también?

L.M. A su manera [se ríe]. Era distinto, pero en el tú a tú era muy cariñoso.

XL. Otro amigo es Mario Testino, acusado ahora de acoso sexual. ¿Qué opina?

L.M. No ha cambiado mi opinión sobre él. Es igual que con lo de Plácido: no juzgo porque no conozco de primera mano los hechos. ¿Hay una demanda? Lo que sí se ha hecho es un juicio popular. Hay gente que ha decidido no trabajar con él porque alguien lo ha acusado. Las acusaciones hay que cogerlas con cuidado. Ojo, que no estoy poniendo la mano en el fuego por él, solo digo que hoy por hoy no hay una sentencia.

«Con Mario Testino y Plácido ha habido un juicio popular. Las acusaciones hay que cogerlas con cuidado»

XL. Desde niño se ha tratado con personas muy conocidas, la gente puede pensar que es un niño rico y mimado. ¿Le afecta?

L.M. En absoluto. Conseguí hace tiempo que no me afectara. Me afecta lo que piensan los cercanos a mí y me importa estar satisfecho con mi trabajo, dar todo lo que he podido por hacerlo bien. Mis clientes son empresas, puedo entender esa preocupación en un futbolista o en un cantante porque quien paga su caché es el público. Mi nevera no se llena con la buena opinión de la gente.

XL. Sí se preocupa por su aspecto.

L.M. Ahora no soy tan exigente ni con la ropa ni con nada. En los noventa sí, entonces me compraba una camisa de Gucci si me encantaba. Antes era un personaje público y tenía que cuidar mi imagen. Pero lo que tengo que cuidar ahora es mi vida personal, y punto.

«En el tatuaje, igual que en el vestir, hay que tener estilo y clase. Yo tengo uno y me encanta»

XL. Ahora imperan las redes sociales y los influencers.

L.M. Antes se valoraba el sobresalir, el distinguirse. Ahora, la gente quiere ser igual que todo el mundo. Por eso, las influencers se van pareciendo unas a otras cada vez más. Todas quieren ir como Kendall Jenner o no sé quién. Porque aquí todo el mundo es influencer, una chica con mil o dos mil seguidores que va todo el día haciéndose fotos ya es influencer. Se están creando unos estereotipos en los que todo el mundo quiere estar y hay un miedo a no encajar.

XL. ¿Qué opina de los tatuajes?

L.M. Tengo uno [se ríe].

XL. ¿Le gustan?

L.M. En el tatuaje pasa igual que en el vestir: hay que tener estilo y clase. Cuando veo a los deportistas con el brazo entero tatuado, me parece que eso se pasa de vueltas.

XL. ¿Qué se ha tatuado?

L.M. Lo mío es de futbolista [se ríe]. Es el logo de Grateful Dead, un grupo hippy de los sesenta que escuché mucho con 15 años y he seguido escuchando. Me hice mayor y, ¡coño!, me seguía apeteciendo tener un tatuaje. Me lo he hecho hace un par de años. Estoy encantado con él.

XL. ¿Qué opina su madre?

L.M. Tardó en saberlo. No le gusta.

XL. No le pega nada.

L.M. Ya. Es fruto de que no he sido un tipo arraigado que ha vivido toda la vida en su finquita y sin salir de Sevilla. He vivido fuera mucho tiempo. Eso hace que tengas una mente más abierta.

«No he sido un tipo arraigado que ha vivido siempre en su finquita y sin salir de Sevilla»

XL. ¿Se iría a vivir a otro sitio?

L.M. Es algo que tengo en la cabeza, llevo muchos años viviendo en Madrid y creo que los cambios son buenos. No me da miedo.

XL. ¿No le tira la tierra?

L.M. Con 8 años yo estaba ya en un internado, iba a mi casa una vez al mes. Con 12 años vivía en Inglaterra y de ahí me fui a Estados Unidos. Me encanta Sevilla, pero no necesito estar allí.

XL. ¿No fue muy duro estar tanto tiempo fuera siendo un niño?

L.M. No. Es más, creo que le dio un poco de gracia y emoción. Ahora, no lo veo como algo duro. Al contrario: llegar a un colegio nuevo con un idioma que no dominas es un reto que te hace una persona mucho más entera y más preparada.

XL. Pero lloraba.

L.M. Lloras el primer día porque sales de tu zona de confort: en tu casa haces lo que quieres y tienes una madre que te dice lo bonito que eres y cuánto te quiere. De mayor te aguantas el llanto, pero por dentro dices: «¡Joder!». Luego, te acostumbras. A mí me pasaba. Lloraba dos días: el primero y el último porque no me quería ir.

XL. Tenía entendido que lo pasó mal en Estados Unidos.

L.M. Para nada. Bueno, tienes momentos que quieres estar con tu pandilla, pero no fue duro más allá de eso. A todo te adaptas y más a los 15 o 16 años.

XL. ¿Le ha pesado ser famoso?

L.M. Sí. Llegar a un sitio y que te reconozcan, te hagan fotos… yo no estoy cómodo.

XL. Pero la fama abre puertas.

L.M. Te proporciona ciertas comodidades: te dan mesa en un restaurante, te hacen un descuento en una tienda… pero no paga las facturas de tu casa.

Agradecimientos a: Agencia Utópica. Travel.
Maquillaje y peluqiería: Naomí Gayoso
Ayudante de estislismo: Jorge Guilarranz

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