La tarde en la que acabó el mundo
PATENTE DE CORSO
La tarde en la que acabó el mundo se besaron en la ventana, enlazados el uno con el otro. La luz declinaba afuera, apagándose poco a poco: todavía era …
PATENTE DE CORSO
La tarde en la que acabó el mundo se besaron en la ventana, enlazados el uno con el otro. La luz declinaba afuera, apagándose poco a poco: todavía era …
Desde hace algún tiempo, a los teólogos (¡y hasta a los mitrados!) les ha dado la ventolera de decir que el infierno no es un lugar físico, sino un …
Denise Affonço, camboyana hija de francés y vietnamita, tuvo la mala suerte de vivir en Camboya entre los fatídicos años de 1970 y 1979. La tumultuos…
También están ellos. Y ellas, como diría algún ministro imbécil. Los que no fueron a buscar nuevos campos de batalla para sus empresas. La pobre y ma…
Un par de amigos, septuagenario el uno, octogenario el otro, me hacen la misma observación. les resulta muy difícil discernir, en la elección de sus …
Comida y charla larga con algunas víctimas del terrorismo. En su mayoría, viudas y huérfanas tempranas, con las heridas pespunteadas, la soledad meta…
Pues resulta que voy a la librería de Antonio Méndez, en la calle Mayor, y le digo oye, compañero, ¿tienes la Biblia nueva que acaba de sacar la Conf…
Patente de corso
Me pregunto a qué están esperando en España, con lo aficionados que somos a correr delante de la locomotora, y al que no quiera correr, obligarlo por d…
Patente de corso
Doy un paseo cerca del mercado de la Boquería de Barcelona, entre esas estatuas vivientes a las que han prohibido, o van a prohibir, que posen con arma…
PATENTE DE CORSO
Si algo desvirtúa y ahueca las palabras, vaciándolas de significado, es la estupidez de quienes abusan de ellas. Me refiero a ésos que entran a saco en…