Isabel Navarro nos enfrenta en su nuevo libro a las consecuencias personales de la crisis económica.

Cláusula suelo es, ante todo, un libro que habla sobre lo que la crisis económica ha hecho con nosotros en la intimidad: en la cama, en el yo, en la autoestima…». Así explica Isabel Navarro (Petrer, 1977) su segundo libro, recién publicado por Huerga & Fierro, que gira en torno a la supervivencia desde una voz cercana y visceral que -más que buscar un ideal estético como en su primer libro, Inane-, asume esta vez una realidad. «Todas las mujeres que soy -dice la autora- han alcanzado ya una cierta armonía funambulista». Surge así la voz de quien es a la vez madre, esposa, hija, morosa, periodista, amiga y familiar de gente en paro, poeta sin tiempo para escribir, alguien que va haciendo lo que puede con lo que la vida ha hecho de ella y lo cuenta. En su libro, la poesía se cruza con el ensayo, el teatro, la crónica, la épica… Es un híbrido confesional que -según Navarro- describe a los hijos de unas familias que, a finales de los setenta, con una legítima ambición de desclasamiento, tenían ilusiones… y todo por ganar. «Somos los hijos de esa ambición, incapaces de cumplir sus expectativas ni las nuestras, ni de ocupar tampoco hoy su lugar». Pero como ella escribe. «Cada cuerpo es un todavía». Y queda mucho aún por dar.

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