Un lector nos mandaba esta carta a la sección El bloc del cartero de Lorenzo Silva

Los profesionales de un centro de salud nos reencontramos con ciertos usuarios y/o acompañantes con kilómetros de derechos y centímetros de obligaciones que exigen ‘su’ normalidad, dando por hecho que, para ellos, no existe pandemia alguna. No aceptan esperar el triaje en la entrada. No usan la mascarilla correctamente. No pliegan el patinete. Acuden con mucho tiempo de antelación, haciendo corrillos sin distanciamiento en las salas de espera. No aceptan el criterio del profesional. Son maleducados. Exigentes. Chulos. Impacientes. Nos tachan de que no trabajamos, de que solo se trabaja en el hospital y de que solo usamos el teléfono (no voy a especificar el esfuerzo y trabajo que se realiza cada día, el número de pacientes que se atienden presencialmente y que se desconoce). Nos insultan, nos ningunean, nos amenazan y nos agreden. Y siguen a sus anchas, sabedores de su prepotencia. ¿Qué profesional les enmienda la plana a sabiendas de que puede que le partan la cara? Este es parte del día a día de los profesionales de la Atención Primaria. Seguimos invisibles e indefensos. Aun así, seguimos cuidándolos. ¿Qué tal un poco más de respeto y atención al profesional?

José María Marón (Málaga)

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