Los hijos y nietos de los dirigentes actuales ya participan en política. Su carrera no ha hecho más que empezar

En Francia, a falta de dinastías monárquicas, les van las sagas políticas. Es sabido que el hijo mayor de Sarkozy, Jean de 26 años, tiene una ambición política aun mayor que la de su padre.

A su ascenso precoz tuvieron que poner fin incluso los próximos a Sarkozy cuando, al comienzo de su mandato, intentó que su hijo, de solo 22 años, presidiese La Defense, uno de los distritos financieros más importantes de Francia. Pero el tropiezo no le ha desanimado.

Juega un papel fundamental en la UPM, el partido de su padre. Además, está casado con una rica y bella heredera judía que, sin duda, ayudará en su proyección pública.

También es una importante activista política Marion Marechal-Le Pen, nieta del fundador del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, y sobrina de la actual candidata, Marie. Marion estudia Derecho y a sus 22 años se presentará a las elecciones parlamentarias de junio.

Thomas Hollande, el hijo de François Hollande y Ségolène Royale, también ha mamado la política. Hace cinco años ya participó en la campaña de su madre y ahora lo hace en la de su padre. Abogado de 28 años, parece que prefiere manejar las campañas que presidirlas, pero si su padre se instala hoy en el Elíseo, ¿quién sabe dónde puede llegar?  

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