Los vagones solo para mujeres no solucionan el problema de las violaciones.

Cada veinte minutos se comete una violación en la India. El alarmante dato es una constante en ese país desde hace años, pero se ha convertido en titular de los periódicos de medio mundo tras la violación que sufrió la joven Jyoti Singh Pandey en un autobús de Nueva Delhi el pasado 16 de diciembre.

La agresión provocó una protesta social inusual, lo que no ha evitado que en las últimas semanas se hayan producido otras violaciones en grupo de jóvenes y de hasta una niña de siete años. Para intentar frenar esos abusos y el acoso casi sistemático de los hombres, desde hace unos años en los trenes existen vagones reservados a las mujeres. Pero los vagones son insuficientes para la cantidad de mujeres que necesitan diariamente ese transporte.

Tan insuficientes que muchas se quedan fuera y tienen que subirse a otro vagón, lo que las convierte en víctimas indefensas. Es más, muchos hombres consideran que, al acceder voluntariamente a los vagones en los que viajan hombres, van provocando . Es evidente que la solución no pasa por la segregación. 

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