La aparición de varios millones en el piso de un ministro, última muestra de la corrupción que atenaza al país. Por Fernando Goitia

Se dice en Brasil que la corrupción llegó en aquella primera carabela comandada por Pedro Álvares Cabral en el año 1500. Y lo cierto es que a pocos sorprende hoy hallar 51 millones de reales (13,4 millones de euros) en el piso de un ministro. En un país que ha destituido a dos presidentes y donde el actual se parapeta tras el Parlamento para eludir cargos por obstrucción y asociación ilícita, con cuatro de sus ministros apartados por corrupción en un año, ningún político está libre de sospecha.

El lema «roba, pero hace» goza en Brasil de gran predicamento

En la Cámara de Brasilia, de hecho, la mitad de sus 513 diputados tiene o ha tenido problemas judiciales; prueba de que el lema «rouba mas faz» (‘roba, pero hace’) goza en Brasil de gran predicamento electoral. El sistema judicial, con cuatro instancias de recurso, no ayuda, ya que los procesos se alargan ad infinitum y los corruptos suelen quedar impunes.

La Policía brasileña halló 51 millones de reales (13,4 millones de euros) en el piso de un ministro apartado del cargo por corrupción, el cuarto en menos de un año

A un año de las elecciones, además, no hay atisbos de cambio: repiten los candidatos o perfiles muy similares a los que dominan hoy el desolador panorama político brasileño.

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