Hace menos de dos años, Marco Streng colocó miles de ordenadores en Islandia y se dedicó a la minería del ‘bitcoin’ y otras criptodivisas. Hoy posee una de las empresas que crecen más rápido en el mundo. Por Rory Ross

¿Es posible que este matemático solo esté vendiendo humo? Así es el negocio de las criptomonedas por dentro.

Están en Islandia porque la energía allí es muy barata, sus millares de procesadores consumen enormes cantidades de electricidad

Enigma es la sede central de uno de los negocios que más rápidamente está creciendo en el mundo. Para llegar hasta ella, tienes conducir desde Reikiavik por intrincadas carreteras vigiladas por cámaras y sensores de movimiento, hasta toparte con tres almacenes anodinos. Parece una zona de obras, con su valla metálica, sus excavaciones y sus retretes portátiles. Teniendo en cuenta el valor de lo que hay dentro de los edificios, me sorprende no ver guardias armados.

«¡Ja! No se preocupe; a estas alturas ya nos han visto perfectamente», dice Marco Streng, de 28 años, el simpático fundador y consejero delegado de Genesis Mining, propietario de los almacenes. «Hay gente que consulta mapas geotérmicos para localizar sitios como este -indica-. Y no todos traen buenas intenciones. Algunos vienen con idea de robarte las máquinas. O son piratas informáticos».

-¿Ha tenido problemas de este tipo?
«Hay muchos hackers empeñados en colarse en el sistema».
-¿Y ha recibido visitas de hombres vestidos de negro?
«Pues no. Por suerte. No sería la primera vez que secuestran a un profesional de las criptodivisas. Por eso, me ando con mucho cuidadito».

la fabrica de bitcoins, criptomoneda

Antes de llegar a la sede de Enigma hay que conducir por intrincadas carreteras vigiladas por cámaras y sensores de movimiento. «Los ladrones consultan mapas geotérmicos para localizarnos»

La minería de criptomonedas -lo que da de comer a Streng- es un sector extraño. Para empezar, no requiere excavar pozos ni túneles. Lo de ‘minería’ es una palabreja informática que describe el proceso de generación de dinero digital como el bitcoin, la divisa virtual que acaparó titulares el año pasado cuando su valor se disparó a la estratosfera y convirtió a algunos en multimillonarios.

En segundo lugar, la creación -o explotación minera- de una criptomoneda tampoco tiene que ver con bancos ni papeles.

Fiebre del oro 2.0

El bitcoin lo diseñó Satoshi Nakamoto, supuesto pseudónimo de un matemático -o grupo de matemáticos- con olfato para el negocio. Para generar estas nuevas monedas, hay que utilizar un ordenador especial de enorme capacidad o -como sucede con Genesis Mining- decenas de millares de ellos. Por eso, el cuartel general de Enigma está en Islandia: la empresa precisa de un clima frío para que los ordenadores no se sobrecalienten. El país nórdico, además, tiene otra ventaja: aquí la electricidad es barata, un requisito vital para que Genesis Mining resulte económicamente viable.

«No sería la primera vez que secuestran a un profesional de las criptodivisas. Así que me ando con cuidado»

En este momento, Genesis no solo es viable. Hace un año tenía 500.000 clientes; hoy tiene dos millones. Se trata del actor en este sector de la economía mundial que está creciendo más rápido. Todos quieren replicar su éxito.

«Hemos puesto en marcha la fiebre del oro -afirma Streng-. Todo el mundo quiere meterse en el negocio porque los beneficios son mayúsculos». Señala una obra adyacente, donde una grúa se alza sobre el esqueleto de un gran almacén. «Unos competidores», explica.

Un matemático ambicioso

Hijo de un viticultor alemán, Streng -residente en el barrio londinense de Notting Hill- es matemático. En 2011 oyó hablar del bitcoin y, tras pedirle algo de dinero a su madre, montó una pequeña operación de minería en su habitación.

El trabajo de minería parece incomprensible, pero, dicho de modo muy simple, la operación implica a un número determinado de ordenadores, que procesan millares de pagos en bitcoins, pagos que más tarde se añaden a la llamada ‘cadena de bloques de transacciones’, un libro de contabilidad en la Red que registra cada transacción en bitcoins… Y a cambio de proporcionar este servicio fundamental, el minero recibe un pago en bitcoins recién acuñados.

Cuando Streng supo de los bitcoins, los precios de la criptomoneda estaban iniciando su mareante ascenso. En 2013, el valor subió de 100 dólares a 1000. El de lifecoin, otra criptomoneda, pasó de un dólar a 30.

la fabrica de bitcoins, criptomoneda

Marco Streng rodeado de sus procesadores

«El mercado se volvió loco -dice Streng-. A solas en mi habitación, me decía que aquello era increíble, que estaba ante una máquina de generar beneficios». Decidido a aprovechar la oportunidad, se unió a dos socios y ampliaron el negocio.

Fueron a aterrizar en una pequeña aldea de Bosnia, donde la electricidad era barata. A los campesinos del lugar, curiosos por saber qué era aquel almacén humeante, Streng les decía que era «una lavandería». «¿Y cómo es que está vigilada por guardias?», replicaban los vecinos.

A los seis meses, Bosnia se les quedó pequeña y se trasladaron a Islandia. A los dos años, Genesis amplió el negocio y crearon Enigma. Era el año 2015. Hoy, Genesis está construyendo siete nuevos centros de minería en otras partes del mundo, y cada uno es mayor que Enigma.

Las claves del negocio

Genesis ofrece soporte informático a todo aquel que quiera explotar criptomonedas, de manera que en lugar de comprar montones de ordenadores (a un coste de unos 1000 euros por máquina, pongamos por caso) y dedicarse al asunto en su casa, al cliente le basta con entrar en el portal de Genesis y pagar por el uso de su gigantesca estructura de explotación inserta en la nube de Internet.

«Cuando fundamos Genesis, los mineros de criptodivisas se dividían en dos grupos: los que lo hacían por hobby y los que operaban a gran escala en lugares donde la electricidad fuera barata. Nos dimos cuenta de que los mineros a pequeña escala iban a perder la batalla y que los mineros a gran escala iban a ganar. Y nos dijimos que era una pena. Porque eso llevaría a la centralización del sector, cuando el objetivo de la criptomoneda precisamente es la descentralización. Por eso fundamos Genesis, que está abierta a todos los que quieran dedicarse a la ‘minería’. En lo referente a las criptodivisas somos neutrales; nos limitamos a distribuir capacidad informática. Queremos que el mayor número de personas pueda probar suerte con ‘la minería’».

Las medidas de seguridad son totales. Muchos ‘hackers’ quieren colarse en su sistema

«Tú decides cuánta capacidad informática puedes pagar y la adquieres durante un periodo concreto. Cada día recibes el dinero devengado por tu explotación minera, en bitcoins o en la criptomoneda que hayas elegido. La suma obtenida ese día va acumulándose en tu monedero virtual».

-Si pongo 20 libras, ¿cuánto puedo sacarme? «Eso depende del mercado y del precio. Pero es posible sumarte a la minería invirtiendo unos peniques. Pero, para dejar las cosas claras, Genesis no te vende bitcoins. Te vendemos el volumen informático necesario para la minería de estas monedas». Los clientes pueden ser desde grandes instituciones que compran capacidad informática por valor de millones de dólares a pequeños inversores que meten 20 dólares.

El año 2100 es clave

Las normas del bitcoin determinan que solo se pueden producir 21 millones de bitcoins, y se calcula que llegaremos a esa cifra en el año 2100. El número que se puede generar diariamente también es limitado. El tope ahora está en 1800, pero el total va reduciéndose con el tiempo, y por dos razones. porque la dificultad de generar bitcoins crece de forma exponencial y lo mismo ocurre con la capacidad informática imprescindible para generarlos.

El crecimiento del sector ha sido vertiginoso. Entre 2017 y 2018, el valor del bitcoin se multiplicó por 13. El de ether -otra criptodivisa- lo hizo por 87. Y el de ripple se multiplicó por 300. A pesar de ello, los escépticos creen que no son más que subidones de adrenalina: argumentan que pagar con bitcoins es difícil, que la tecnología de pagos muchas veces resulta lenta y que las criptodivisas están relacionadas con el crimen organizado: las mafias llevan tiempo usándolas para adquirir drogas y armamento en la denominada ‘Internet oscura’.

Pregunto a Streng cuánto tiempo hace falta para generar un bitcoin. «Eso depende del número de mineros que hay en el mercado y, en particular, de la capacidad informática que tengas. En su conjunto, toda la red de mineros produce en torno a 12,4 bitcoins cada 10 minutos. De manera que si estás operando el 10 por ciento de la red, en 10 minutos generas algo así como 1,24 bitcoins, el equivalente a unos 18.000 dólares».

El interior del fortín

Las puertas del almacén Enigma se abren de par en par. Me sobresalto por la oleada de calor y el rugido que zumba en el interior. Las paredes están cubiertas de estantes con procesadores informáticos unidos por cables. El ruido lo producen los millares de pequeños ventiladores que enfrían los procesadores. Si tenemos en cuenta que un solo ordenador sale por algo más de 1000 euros, Genesis -propietaria de «decenas de millares» de ellos- ha tenido que invertir un mínimo de 10 millones en hardware.

la fabrica de bitcoins, criptomoneda

Están en Islandia por que la energía allí es muy barata, sus millares de procesadores consumen enormes cantidades de electricidad

Miro hacia arriba y veo que en el techo hay unas turbinas colosales. El aire frío es aspirado del exterior y llevado a los procesadores. Streng enciende las turbinas para mostrarme cómo facilitan la expulsión del aire caliente durante los meses del verano. El rugido es aterrador, parece un avión al despegar.

Llegamos junto a las estanterías con hileras de ordenadores, los verdaderos cerebros de esta operación, un millón de veces más potentes que el portátil promedio. «Aquí están las tarjetas informáticas -explica Streng-. El procesamiento de datos a escala descomunal se realiza en estas tarjetas».

Sus clientes son desde grandes instituciones hasta pequeños inversores. «Hemos puesto en marcha la fiebre del oro»

¿De qué clase de cálculos estamos hablando? «Cifras bestiales. Si sumamos cada ordenador que hay en este lugar, tenemos más capacidad que el superordenador número uno del mundo».

«El bitcoin es una verdadera innovación -agrega Streng-. La cadena de bloques de transacciones de bitcoin resuelve un problema que hasta la fecha nunca había sido solventado. Facilita la creación de un libro mayor de contabilidad en el que todos los participantes del mercado pueden confiar… pero sin estar obligados a tener que confiar los unos en los otros. Hay una gran diferencia entre una cadena de bloques de transacción y un sistema centralizado como, por ejemplo, el de una compañía de tarjetas de crédito. La compañía de marras dispone de un centro físico, situado en algún lugar, que valida las transacciones. Un sistema de tipo centralizado resulta un proceso de gestión mucho más barato que la minería. Pero, y este es el quid de la cuestión, se trata de un sistema centralizado. Estás obligado a confiar en una entidad. en una compañía. Y como el sistema está dirigido por una sola compañía, es vulnerable al pirateo informático. La innovación de Satoshi Nakamoto fue la de crear un sistema totalmente descentralizado, en el que hay un montón de validadores que certifican las transacciones».

«No solo eso -agrega Streng-, sino que estos validadores tampoco tienen por qué confiar los unos en los otros. Se trata de un ecosistema en el que todos podemos ser anónimos. Nadie tiene por qué conocer a nadie, y nadie tiene por qué confiar en ningún otro… eso sí, todos podemos confiar en la base que sustenta todo, en el libro mayor de contabilidad. Es lo fundamental. En todos los sectores que se basan en la confianza, las cadenas de bloques nos permiten eliminar el riesgo… y eso es muy importante cuando los hackers están atacando a tantas y tantas compañías. Genesis está centrado en las criptomonedas, sí, pero lo primordial es que estamos construyendo nuestra propia infraestructura de cadenas de bloques. No sabemos dónde nos llevará, del mismo modo que tampoco sabíamos dónde nos iba a llevar Internet».

¿Un futuro Mejor?

«Hay una cosa que es necesario subrayar y a la que no se ha prestado la debida atención: las cadenas de bloques rebasan las fronteras nacionales del mundo. Hay sectores que se han estancado en un equilibrio, no necesariamente justo, que provoca un abismo entre ricos y pobres. De hecho, este abismo ya es parte de la estructura. Por poner un ejemplo, en África hay gente que no puede acceder a una cuenta bancaria. Y así ¿cómo van a progresar? Pero eso a nadie le importa. Ahora bien, la cadena de bloques puede cambiar las cosas. Hace que no sea necesario recurrir a unos intermediarios interesados en mantener el statu quo. Porque ahora puedes operar con otros de forma directa. Puedo enviar dinero a un cultivador africano de café sin que en medio haya alguien con el poder de evitarlo».

¿De dónde sale la energía?

Pregunto a Streng a cuánto sube su factura de la luz. «No sabría decirte, pero cada mes nos cuesta millones de dólares. La energía no es muy cara aquí en Islandia, pero nuestro consumo total supera lo generado por bastantes centrales eléctricas». ¿Y un consumo tan desmesurado no hace que suban los precios de la luz para los islandeses? «No, porque la electricidad en Islandia procede del suelo, de la naturaleza. (Enigma se alimenta de energía procedente de centrales geotérmicas). Hay más que suficiente. De hecho, yo lo veo al contrario. Lo que estamos haciendo es positivo para este país. Usamos una energía eléctrica que está bajo tierra, y el resultado es algo que tiene un valor. No es casual que ahora haya muchísima gente interesada en situar sus propios centros de minería aquí».
De hecho, antes del boom de las criptodivisas, en Islandia estaban planteándose emplear sus tan baratos recursos naturales para proveer de energía a centros de datos. La aparición de la criptominería ha aparcado este proyecto, aunque, en lo esencial, es el mismo negocio.

«Es genial presenciar el crecimiento de toda esta nueva economía. Creía que acabaría como profesor de matemáticas, y mira…»

Cuando viene a este lugar, ve todo esto, oye este ruido y nota este calor, ¿qué es lo que piensa?

«Que me encanta -responde Streng-. Cuanto mayor es el ruido, mayor es la capacidad informática en funcionamiento, lo que supone que está generándose mayor número de monedas, lo que a su vez revierte en dinero contante y sonante. Esta compañía es mi vida. Es fantástico presenciar el crecimiento de toda esta nueva economía. Al principio éramos muy pocos, pero ahora hay muchísima gente que no hace más que hablar de nosotros. Además, es importante seguir aquello que te apasiona. Cuando estudiaba Matemáticas, se suponía que acabaría trabajando como profesor de matemáticas, pero las criptomonedas hicieron aparición, y aquí me tienes».

 LA CASA DE LA NUEVA MONEDA

la fabrica de bitcoins, criptomoneda

La sede de la compañía está en Islandia por el clima frío y el bajo precio de la electricidad. Generar criptomonedas requiere un gran consumo de energía, lo que convierte a esta industria en contaminante. Por eso, muchas de las minas están en China, donde las restricciones medio ambientales son menores. En China se ha minado el 70 por ciento de los bitcoins en circulación, según Buybitcoin worldwide. Este dominio de China en la minería es uno de los grandes factores de riesgo de la nueva moneda, según los analistas, porque depende de la regulación energética de Pekín.

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