La letrada más famosa de Estados Unidos, Gloria Allred, lleva toda su vida entregada a la lucha feminista y a los derechos civiles. Ahora tiene en su punto de mira a Harvey Weinstein, Bill Cosby y nada menos que al mismísimo Donald Trump. Todos ellos acusados de delitos sexuales. Por Ben Hoyle/Fotos Getty Images y Cordon Press

La última vez que la abogada Gloria Allred le echó un pulso a Donald Trump, Ella ganó. Corría el año 2012.

llred abogada contra Trump

En 2012, allred ya se engrentó a Trump por el caso de Jenna Talackova. Donald Trump la echó del concurso de Miss Universo por se transexual. La abogada ganó el juicio

Los organizadores del concurso de Miss Universo habían expulsado a Jenna Talackova, una modelo transexual, con el argumento de que no había nacido mujer «de forma natural». Cierto famoso hombre de negocios -que después entró en política al grito de «hagamos América grande otra vez»- era uno de los propietarios del certamen. Talackova tuvo claro quién podía ayudarla: una abogada de baja estatura (1,58 metros), pero con la capacidad de tocar mucho las narices a los poderosos.

Por entonces, Allred llevaba casi 40 años combatiendo la injusticia. «Talackova se presentó en mi bufete. Dimos una gran rueda de prensa; no cabía ni un alfiler», explica con los ojos brillantes por el recuerdo. La rueda de prensa es el arma predilecta de esta abogada: la víctima sollozante cuenta su historia mientras ella se mantiene a su lado y la reconforta. Aquella puesta en escena fue una obra de arte. Allred exigió a Trump que permitiera a su clienta volver al concurso; y lo hizo en unos términos que sabía que iban a ir directos a los titulares de prensa. «Dije que Jenna Talackova no había pedido al señor Trump una prueba de que había nacido varón de forma natural. Ni fotos de su nacimiento para escudriñar su anatomía. A ella le daba igual. Entonces… por qué a él no?». Trump mordió el anzuelo. «No vamos a disculparnos en absoluto», declaró. En lo referente a los comentarios de Allred sobre su pene, dijo. «Estoy seguro de que Gloria se quedaría muy impresionada conmigo. Hablo en serio».

«Trump me llamó ‘abogaducha’. cuando empiezan con los insultos, ya hemos ganado. Se han quedado sin argumentos»

Seis años después, Allred sonríe al recordarlo. «Respondí a través de la prensa. ‘Señor Trump -dije-, no tengo una lupa con los suficientes aumentos para ver una cosa tan minúscula’». Pocos días después la letrada envió otro recadito en un programa de televisión. «Trump debería entender que su pene no es el centro del universo». Y bueno. «Al final Talackova participó en el concurso, pero Trump no desaprovechó la ocasión de ponerme verde. Dijo que yo era una abogaducha de tres al cuarto». De hecho, Trump escribió en Twitter. «Esa tal Gloria…, es un hombre o una mujer? Hay muy pocos hombres que puedan decirlo».

Un año o dos después, Allred estaba con otra clienta en los estudios del canal Fox News en Nueva York cuando, de pronto, la puerta se abrió y Donald Trump entró en la sala. «’¡Gloria! -me dijo-. Me he enterado de que andabas por aquí y he pensado que tenía que venir y decirle una cosa a tu clienta’. Trump se giró hacia ella y le dijo. ‘Sepa usted que tiene la mejor abogada posible. No tira la toalla hasta que gana. Ni se le ocurra despedirla, no va a encontrar a otra mejor’. Me quedé con la boca abierta. Le dije. ‘Gracias, Donald’. Y nos estrechamos la mano».

El año del descontento de las mujeres

Allred, de 76 años, es la abogada más famosa de Estados Unidos. Hace unas semanas dio un discurso en Utah y proclamó: «Este año está siendo el año de nuestro descontento». El discurso conmemoraba el primer aniversario de las masivas manifestaciones de mujeres en pro de sus derechos. Allred lleva en la primera línea de estas batallas desde los años setenta, prestando apoyo a las mujeres «que formaban el movimiento #MeToo ¡antes de que existiera!».

Gloria Allred contra Trump

Gloria Allred con Rachel Crooks, otra de las denunciantes de Trump, durante la Marcha de las Mujeres en Washington en enero de 2017

La abogada es la representante legal de muchas mujeres que dicen haber sido víctimas de los tres hombres que más han contribuido a visibilizar el problema del acoso sexual. Entre sus clientas figuran unas cuantas de las más de 80 mujeres que acusan a Harvey Weinstein, 5 de las que aseguran que Trump las manoseó u hostigó y 33 de las que han denunciado al humorista Bill Cosby por comportamientos inadecuados.

Entre las famosas que han requerido sus servicios también se encuentran algunas de las amantes de Tiger Woods y Mel Gibson, una actriz británica que afirmaba que Roman Polanski había abusado sexualmente de ella, otra que aseguraba haber sido despedida de Citibank por «ser demasiado cachonda», así como la familia de la mujer de O. J. Simpson, asesinada a cuchilladas. La lista de sus casos es interminable.

Gloria Allred contra Trump

La abogada Gloria Allred con Jessica Drake, otra de las mujeres que ha denunciado a Donald Trump por acoso sexual

Allred, que ya ha sido caricaturizada en South Park y Los Simpson, está a punto de ser aún más famosa. Netflix ha hecho un documental sobre su vida titulado Seeing Allred. Aunque Gloria no tenía ganas de salir en el documental -«no me gusta mucho eso de hablar de mí misma»-, los productores terminaron por convencerla. «Para mí, lo fundamental es empoderar a las mujeres. Si quieres hacer que las cosas cambien, debes luchar. En lo tocante a los derechos de las mujeres, nadie te regala nada. Nadie nos ha regalado nada, nunca en la vida. Muchas han estado sintiéndose muy solas. Posiblemente creían -como yo misma de joven- que lo que les estaba pasando solo les pasaba a ellas, que no se trataba de algo constante, sistemático. Hasta que abrieron los ojos y se dijeron que, con un poco de suerte, ahora iban a escucharlas».

La clave de su éxito en los tribunales

Gloria trabaja siete días por semana y no se ha tomado unas vacaciones desde los años ochenta. Cuando le pregunto qué hace para relajarse, repite la palabra como una sugerencia ridícula. «¿Relajarme? Lo que más me relaja es el trabajo. Siempre digo que el combate contra la injusticia es muy bueno para la salud». Gloria describe su trabajo como «derecho procesal creativo» o, lo que es lo mismo, la organización de una ofensiva de relaciones públicas para que los medios de comunicación amplifiquen el punto de vista de su cliente antes del litigio. «No basta con que los abogados hablen en nombre de sus clientes -asegura-. Tienen que conseguir que sus clientes sean escuchados». Allred siempre está disponible para llevar un caso, por eso hay quien la ha comparado con esa ralea de abogados que corre en pos de las ambulancias ofreciendo sus servicios a los moribundos. Nuestra entrevistada se encoge de hombros: «Cuando empiezan con los insultos, me digo que hemos ganado la partida porque muestran que se han quedado sin argumentos».

Gloria Allred contra Trump

La rueda de prensa es un arma clave de Gloria Allred: su defendida relata su historia entre lágrimas y ella la consuela ante los focos. Aquí, con Karena Virginia el día que acusaron a Trump.

Las luchas de Gloria se dirimen en el coliseo de la opinión pública. Y eso pone nerviosos a sus adversarios. «¡Todos sabemos por qué estamos aquí! -vociferó el abogado de Bill Cosby durante los alegatos finales en el juicio al humorista celebrado el año pasado-. No estamos aquí por causa de Andrea Constand», la exbaloncestista que acusaba a su Bill Cosby de abusos sexuales. El abogado señaló a los periodistas. «¡Estamos aquí porque no han parado hasta conseguirlo!».

Al comienzo del documental, la abogada explica por qué se dedica a lo que se dedica. ¿Lo hace por razones personales?, le preguntan. «Cuando una mujer ha sido víctima de la injusticia, cuando ha sufrido heridas, siempre obra por razones personales», es su respuesta.

El detonante de su lucha

Gloria Allred nació en una familia proletaria judía de Filadelfia. Asistió a un colegio femenino y sacaba excelentes notas. A los 19 años se casó con «un chico guapísimo» que estudiaba en la Universidad de Pensilvania. Un año después tuvo a su hija, Lisa. Pero su marido sufría un trastorno bipolar y perdía los estribos (se suicidó años después). Gloria se marchó con Lisa a casa de sus padres y terminó la carrera de Lengua y Literatura. Recién licenciada, era una madre soltera «sin un céntimo» y empezó a trabajar como maestra en un colegio donde el alumnado era mayoritariamente negro.

«Me violaron y tuve que abortar. Casi muero de la hemorragia. Pero lo peor fue lo que me dijo la enfermera: ‘Que le sirva de lección en el futuro'»

Ese mismo año se marchó de vacaciones a Acapulco en compañía de una amiga. Una noche salió a cenar con un médico que terminó violándola a punta de pistola. «Me quedé embarazada y tuve que procurarme un aborto ilegal -explica en la película-. Estuve en un tris de morir. Sufrí una hemorragia y fiebres. Pero lo peor fue lo que me dijo la enfermera. ‘Que le sirva de lección en el futuro’».

¿Aquello fue el detonante? «En parte sí, pero la motivación es una suma de todas mis experiencias vitales. Madre soltera sin apoyo económico, acoso sexual, discriminación salarial y tantas cosas… incluyendo algunas que nunca he mencionado ni lo haré jamás».

Con el tiempo conoció a William Allred, un adinerado hombre de negocios. Se casaron, Gloria se inscribió en la Facultad de Derecho y se licenció con treinta y tantos. Por entonces, Allred empezaba a ser conocida por sus apariciones en la televisión local. Un primer caso muy sonado fue el litigio que ganó a los propietarios de L’Orangerie, un caro restaurante francés en el que los camareros daban a las mujeres unas cartas en las que no aparecían los precios de los platos, pues se daba por supuesto que sus parejas masculinas iban a ‘apoquinar’ la cuenta final.

Gloria Allred contra Trump

Gloria Allred celebra, eufórica, en 1988 su ingreso en el Friars Club, un exclusivo club solo para hombres, ubicado en la calle 55 con Park AVenue, en Manhattan

En 1987 se convirtió en la primera mujer en ingresar en el Friars Club, hasta entonces reservado a los varones, e insistió en hacer uso del baño turco del establecimiento, reducto al que se accedía en pelota picada. Los socios de la vieja guardia pusieron el grito en el cielo, pero no les sirvió de mucho. Vestida con bañador, Allred un día llamó a la puerta, sacó una cinta de medir y procedió a cantar el viejo éxito de Peggy Lee Is that all there is? (« Es esto todo lo que hay?»). Más de uno se apresuró a cubrirse con una toalla, más de dos salieron huyendo, y el baño turco pasó a ser mixto.

Gloria se divorció de William ese mismo año. A su marido lo habían condenado por estafa, pero William además la había traicionado -siempre según la versión de ella- de un modo que nunca ha revelado. «Y que nunca voy a revelar».

Las acusaciones contra Trump

Allred representa hoy a más de diez mujeres que han denunciado al productor Harvey Weinstein. Prefiere no aclarar el número exacto de estas clientas, limitándose a decir. «Son bastantes, y con eso tiene que valerle».

¿Se acuerda de la primera vez que oyó las acusaciones contra Weinstein? Se enteró antes de que el asunto saltara a las páginas de The New York Times? Se produce un largo silencio. «Sí, me enteré antes que The New York Times».

Una vez terminado el trabajo de promoción del documental, Allred comenzará a preparar una nueva vista contra Cosby, por abuso de menores en esta ocasión. Sin embargo, la abogada tiene una pieza de caza mayor en su punto de mira: el inquilino de la Casa Blanca.

Tres días después de que Trump llegara a la Presidencia, Allred montó una rueda de prensa en compañía de Summer Zervos. Esta mujer había participado en The apprentice, el antiguo programa de televisión de Trump. El objetivo de la rueda de prensa: anunciar que Zervos iba a presentar una querella por difamación contra el recién elegido presidente.

Gloria Allred contra Trump

Gloria Allred junto a Summer Zervos -clienta suya- que ha denunciado a Donald Trump por acoso sexual

Durante la campaña electoral, Zervos había insistido en que Trump la sometió a acoso y manoseos en 2007. Era una entre la decena larga de mujeres que acusaron a Trump de acoso sexual. El entonces candidato las tachó a todas de «embusteras», con las que se vería «las caras en los tribunales una vez terminada la campaña electoral».

«Si hace falta interrogaremos al presidente entre una y otra partida de golf»

Desde entonces, los abogados del hoy presidente han redactado un recurso de 58 páginas por el que solicitan que se desestime la querella por difamación. Allred ha respondido con un contrarrecurso no menos largo y Trump, a su vez, ha presentado un recurso al contrarrecurso.

Allred busca interrogar a Trump bajo juramento. «Haremos lo posible por acomodarnos al calendario del presidente -comenta-. Si hace falta, estamos dispuestos a interrogarlo en Mar-a-Lago (su Versalles particular), entre una y otra partida de golf».

El #metoo, ¿Solo un ‘hashtag’?

¿Cree que Trump tiene alguna cualidad positiva? Se produce un tenso silencio. «No estoy hablando con usted para juzgarlo como persona. Estoy hablando con usted porque soy la abogada de mi clienta en este litigio. No estamos elevando esta denuncia con intención política. Sino porque es importante saber la verdad y porque la reputación personal de mi clienta también es importante».

Muchos preferirían que las mujeres estuvieran calladitas y no lucharan. Pero yo no. Vamos a luchar y vamos a ganar

Para ella, el movimiento #MeToo «no pasa de ser un hashtag de Internet». En cambio, las fuerzas culturales que hay detrás son tan poderosas que cree que es posible «dar un vuelco a la situación». Y añade. «Hablamos de una ola que se veía venir de lejos, que cada vez está más cerca de la playa y que ya se ha convertido en tsunami». Pero queda mucho por hacer. «El tiempo se me acaba y hay que seguir adelante como sea. Yo no soy una estrella de Hollywood que se suma a esta campaña para caer mejor. Soy una abogada especializada en derechos civiles. Soy consciente de que la situación de la mujer sigue siendo complicada y de que mucha gente preferiría vernos calladitas, como ciudadanas de segunda y resignadas a nuestra suerte sin luchar. Pero vamos a luchar en defensa propia, las mujeres van a tener su propia voz; vamos a ganar y a conseguir los derechos que nos corresponden. Y se acabó lo que se daba».

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