En los días negros de marzo, nuestros sanitarios llegan a vestirse hasta con bolsas de basura en las UCI. Hay que traer equipamiento básico de donde sea y ponerse manos a la obra. Muchos comercios están cerrados, pero el corazón no cierra nunca. Por Carlos Manuel Sánchez / Fotografía: Juan Carlos cárdenas

«Lo que haga falta. Donde haga falta. A quien le haga falta». Las órdenes son tajantes. Emanan de la sede central de la empresa gallega más universal, en un polígono industrial de Arteixo, a las afueras de A Coruña. Si hay una firma que representa la marca España es Zara, que tiene 2269 tiendas repartidas por el mundo. El gabinete de comunicación redacta rápidamente una nota de prensa. Lenguaje conciso, que no transluce emociones, aunque la procesión va por dentro. «Inditex pone a disposición del Gobierno toda su capacidad logística y de gestión comercial, muy especialmente desde China, para atender las necesidades de urgencia, tanto de material sanitario como textil, que se precisan en estos momentos». No son palabras vacías. El compromiso es total.

Entre miles de empresas españolas, grandes y pequeñas, La solidaridad se hace viral. más de 100 compañías se ofrecen inmediatamente a colaborar con el Ministerio de Sanidad

Tampoco es un ‘decreto 33’, como dicen con retranca en la empresa cuando Ortega (nadie lo llama Amancio, ni siquiera su mujer) zanja una cuestión con un expeditivo «mis cojones 33». Y las sigue zanjando, aunque se haya retirado, porque nunca se retiró del todo, y continúa en el tajo desde el rincón más recóndito, en el departamento de producción, en un despacho sin ordenador que más bien parece una trastienda. Hay que arrimar el hombro. Estar a la altura de las circunstancias. Y las circunstancias son las más graves que ha atravesado este país en los últimos 80 años.

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El aeropuerto de Zaragoza, que Inditex utiliza habitualmente para el traslado de ropa para sus tiendas, ahora está siendo utilizado también para traer desde China material sanitario, millones de mascarillas y trajes protectores desechables. Foto: Inditex

Lo maravilloso es que la misma decisión que se toma en Inditex se replica en miles de empresas y comercios españoles, grandes y pequeños. Muchos están cerrados por causa mayor. Pero el corazón no cierra nunca. La solidaridad se hace viral. No queda otra.

La llave de las aduanas

Son los días más negros de marzo. Casi mil muertos diarios en una España confinada y en estado de hibernación. Escasea el material de protección. Nuestros sanitarios llegan a ponerse bolsas de basura en las UCI. Hay que traer equipamiento básico de donde sea. Y el mercado mundial lo domina China. Pero los aeropuertos chinos se han convertido en salas de subastas donde los países pujan por los cargamentos. En metálico y a pie de avión, agentes de Estados Unidos le birlan un pedido a Francia. La situación es tan caótica que nadie puede asegurar que el material vaya a llegar a su destino hasta que aterriza en el suelo del país que lo ha comprado. Y abundan los timos. Test defectuosos, certificaciones que no son tales, mascarillas que no filtran… Pero a Inditex se le abren las puertas de las aduanas. Hay que ir con la billetera por delante, pero eso no basta. Hace falta algo tanto o más valioso que el dinero. Se llama guanxi. Es la red de contactos. De confianza y al más alto nivel. Y pocos jefes de Estado pueden alardear de una agenda más repleta que la de Pablo Isla, el director ejecutivo de Inditex. En la actualidad, Zara tiene en China más de 600 tiendas y casi 1900 fábricas. Isla mantiene una excelente relación con el alcalde de Pekín y varios ministros.

Los aeropuertos chinos se han convertido en casas de subastas donde los países pujan por el material. Para moverse con éxito, hace falta algo más que dinero. Se llama ‘guanxi’. Una red de contactos al más alto nivel

Inditex transforma su pasillo logístico con China en un corredor humanitario. Y se lo ofrece a la Administración central, gobiernos autonómicos, organizaciones… A quien se lo pida. Logra transportar en tiempo récord 35 millones de unidades de material sanitario. Fleta varios vuelos semanales.

Más de 100 Compañías totalmente volcadas

Son aviones gigantescos, Boeing 747-400 Jumbo, operados por Atlas Air. Tienen las bodegas adaptadas para cargar 124 toneladas. Despegan de Zhengzhou, hacen escala en Kazajistán y llegan a Zaragoza, donde Inditex suele recibir y enviar sus prendas. Hasta el 3 de abril llegan más de 1200 respiradores, 21 millones de mascarillas, 13 millones de guantes, medio millón de test, decenas de miles de pantallas faciales, batas impermeables, gafas, buzos protectores, cuatro robots para acelerar las pruebas…

Por su parte, la Fundación Amancio Ortega realiza compras de material sanitario por valor de 63 millones de euros. Y orienta a la empresa sobre las necesidades prioritarias en salud, donde tiene una amplia experiencia, pues lleva años donando instrumental hospitalario de alta tecnología en la lucha contra el cáncer. Y el departamento de diseño de Zara Woman, donde trabaja Marta Ortega -la hija menor del empresario-, confecciona batas para los sanitarios que ya se distribuyen en los hospitales gallegos. Son ajustables, pensadas para que puedan lavarse, con tela antisalpicaduras y sobre todo frescas, porque con el equipo de protección individual (EPI) el personal acaba deshidratado.

Alberto Núñez Feijóo, el presidente gallego (PP), agradece la labor de Inditex. «Sin sus aviones, no hubieran llegado mascarillas a España». Y Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Seguridad Social (Unidas Podemos), también le da las gracias por haber renunciado a presentar un ERTE en marzo y abril y haber pagado las nóminas de sus 25.000 empleados en tienda en España con sus propios recursos. Al atardecer del 28 de marzo, ocho ambulancias aparcan frente a la vivienda de Amancio Ortega en A Coruña y hacen sonar sus sirenas. Cumple 84 años.

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El Corte Inglés ha reconvertido sus talleres de costura en la madrileña calle de Tomás Bretón en un ‘atelier’ especial, capaz de producir mascarillas de tipología IIR -un modelo compuesto por cinco capas de tejido compacto-, que son respirables y especialmente resistentes. Foto: El Corte Inglés

En la sede central de El Corte Inglés, en la madrileña calle de Hermosilla, la consigna es similar. «Lo que haga falta». El grupo de grandes almacenes, con 90.000 empleados, refuerza sus áreas de alimentación. Y pone en marcha numerosas iniciativas para atender a los grupos más vulnerables, dando prioridad a la asistencia a personas mayores y a los casos positivos por la COVID-19. La compañía impulsa el sistema Click&Car, mediante el que permite la compra on-line o telefónica y la posterior recogida del pedido en el aparcamiento del centro comercial que elija el cliente. También lanza una aplicación para agilizar las compras con tarjeta desde el móvil. Y pone a disposición de las autoridades sanitarias las instalaciones del Ayre Gran Hotel Colón de Madrid, cuya propiedad comparte con el Grupo Palladium, que se convierte en el primer establecimiento hotelero medicalizado de la capital en atender a pacientes.

El Corte Inglés reconvierte, además, los talleres de confección que la compañía tiene en Madrid, en la calle de Tomás Bretón. La Brigada Guadarrama XII del Ejército de Tierra desinfecta previamente el espacio, donde un equipo de 40 costureras, sastres y modistas guarda los patrones de la ropa de la próxima temporada de Sfera, como una orquesta que cambia de partitura de un día para otro, y comienza a fabricar mascarillas de tipo IIR con cinco capas de tejido compacto, resistente a la filtración vírica. El Corte Inglés responde así a la petición de Moda España, la confederación de empresas del sector, que se pone en contacto con todos sus afiliados para que den una respuesta ágil y segura a la llamada de socorro de distintos organismos.

La ‘Armada española’ de la moda se vuelca. La actividad es frenética. Hay que proveerse de materiales y técnicas del Ámbito hospitalario, familiarizarse con los patrones…La sociedad redescubre lo esencial del trabajo de las costureras

Cuando el ministro de Sanidad, Salvador Illa, da un plazo de 48 horas para que empresas y particulares que cuenten con stock o capacidad productiva para fabricar material sanitario se pongan en contacto con el Gobierno, más de 100 compañías se ofrecen. La ‘Armada española’ de la moda se vuelca. Uno de los proyectos más curiosos es el de Adolfo Domínguez, en colaboración con la Xunta, que ha cedido diez mil perchas al Centro de Innovación y Servicios Tecnológicos de la Madera de Galicia. Dichas perchas son trituradas, se mezclan con propileno y sirven como materia prima para confeccionar 15.000 pantallas protectoras homologadas para hospitales públicos y otras entidades sociales gallegas.

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La falta de respiradores en las unidades de cuidados intensivos ha sido una de las principales emergencias a las que tuvieron que hacer frente los hospitales. La Fundación Amancio Ortega es una de las organizaciones que más unidades ha donado. Foto: Getty Images

La actividad es frenética. Hay que modificar los procesos de fabricación, proveerse de materiales con especificaciones técnicas del ámbito hospitalario, familiarizarse con los nuevos patrones… El grupo Tendam, al que pertenecen Cortefiel, Pedro del Hierro, Springfield, Women’secret y Fifty, dona más de un millón de euros en ropa y gestiona la llegada de material sanitario por valor de otro millón. Y la firma de ropa infantil Mayoral consigue 3000 EPI, 10.000 guantes y 20.000 mascarillas… La lista es interminable.

Y, no menos importante que todo lo anterior, la sociedad redescubre y valora el oficio de costurera, uno de tantos trabajos humildes que hoy sabemos que son vitales.

Foto apertura. La situación ha llegado a ser tan caótica y el mercado está tan lleno de timadores que nadie puede asegurar que el material sanitario vaya a llegar a su destino hasta que aterriza en el suelo del país que lo ha comprado.

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