La mariposa tigre busca hogar tras huir del valle que lleva su nombre en Turquía por el desembarco de turistas. Por Raquel Peláez

Fueron ellas las que atrajeron el turismo a esta bahía solitaria en el suroeste de Turquía y ellas las que han decidido marcharse. «A este sitio hay que volver», dicen todos los afortunados que desembarcan en el valle de las Mariposas, un lugar que durante años fue el refugio de las criaturas que le dan nombre y que vivían entre los saltos de agua en las rocas del cañón. Y, claro, de tanto volver y tanto contar que aquello era un «paraje privilegiado de aguas color turquesa» (los tópicos están para vivirlos), sus extraordinarias habitantes han dicho basta. Cada día decenas de viajeros llegan a la playa en barcos procedentes de la cercana localidad de Ölüdeniz.

Durante años, miles de mariposas vivían entre las rocas del cañón

Los bungalós que se alquilan por la zona no pasan de los 22 euros por noche e incluso se puede dormir por menos en la zona de acampada para la que se ha talado parte de un bosque de abetos.

Escondida entre paredes verticales de más de 200 metros de altura se encuentra esta cala de apenas 100 metros de ancho

¿Resultado? Aquella bahía pintoresca, situada entre acantilados y a la que solo se puede acceder por mar, ha dejado de ser el secreto mejor guardado de Turquía y las mariposas han buscado ya otro lugar para desplegar encanto.

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