Al Cimex lectularius o ‘chinche de las camas’, un parásito muy resistente y nocturno, le gustan los climas templados. El cambio climático la favorece. Por F.U.

Vuelven las chinches

Camuflaje perfecto

Al Cimex Lectularius o ‘chinche de las camas’ le gustan los dormitorios porque sale a comer (sangre) de noche. Después del picotazo se oculta. Es una campeona del escondite: «Se cuela por cualquier rendija», explica Jacinto Díez, de Rentokil, empresa desinfectadora.

Reproducción meteórica

Las hembras ponen dos o tres huevos al día. Así… durante el año que suelen vivir. Los huevos se convierten en ninfas y luego, en unos dos meses, pasan a ser adultos. Pero ya las ninfas se alimentan de sangre.

Un año sin comer

Son muy voraces, pero si toca ayuno son muy resistentes: aguantan hasta un año sin ingerir nada, en un estado parecido a la hibernación.

Hábiles polizones

«Las chinches han aumentado en los últimos diez años debido al cambio climático y a la globalización del turismo y el transporte», cuenta Jacinto Díez. Hay que vigilar las maletas y bolsas de viajes. Y cuidado con los muebles de segunda mano.

Achicharrados

Se exterminan a más de 50 grados de temperatura o utilizando biocidas, productos químicos sujetos a un estricto protocolo de fumigación.

Anestesia y picotazo

Tiene dos tubitos en la boca. con uno de ellos inocula un anestésico y con el otro extrae la sangre. La piel se enrojece y abulta como reacción al anestésico.

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