La compañía de teatro Yeses, formada por actrices que cumplen pena en prisión, demuestra cómo el arte dramático puede transformar a las personas y se ha convertido en uno de los proyectos de rehabilitación carcelaria más importantes de nuestro país. Asistimos a sus ensayos. Texto: Marco Lopez Malibrán/ Fotos: Juan Millás

En su primera semana en el Centro Penitenciario de Mujeres Madrid I Alcalá Meco, una funcionaria recién llegada se percata de un fenómeno extraño. Algunas reclusas hablan solas mientras esperan en la fila de la consulta médica, en el comedor o dentro de sus propias celdas. La funcionaria, desconcertada, pregunta entonces a una interna si sabe a qué se deben estos misteriosos monólogos. «Son las del teatro», le responde.

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Las siete actrices de la compañía Yeses que han interpretado su última obra –Tareas para una vuelta de tuerca– en uno de los corredores del patio de la prisión de Alcalá Meco. De izquierda a derecha: Paloma, Wendy, Birdladys, la directora -Elena Cánovas-, Cristina, María, Ana Belén y Rocío.

Todas las tardes, de cuatro a nueve, las reclusas que forman parte de la Compañía de Teatro Yeses se reúnen en el anfiteatro de la prisión para ensayar. «Yo voy estudiando el papel entre secadora y secadora», comenta Ana Belén. Trabaja en la lavandería de la prisión y es la más veterana entre las actrices del grupo. Lo que comenzó, en 1985, en la antigua prisión de Yeserías como un simple taller ocupacional es hoy una compañía teatral profesional, con obra propia y giras extramuros, tanto a nivel nacional como internacional. La única diferencia: las actrices cumplen pena en prisión.

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Las actrices de Yeses ensayan en el salón de actos del Centro Penitenciario de Mujeres Madrid I Alcalá Meco. Escenario, tramoya, vestuario y sobre todo ensayos diarios que se prolongan de cuatro a cinco horas hacen del grupo una compañía de teatro profesional.

«Entré con la idea de trabajar por la reinserción social, pero me encontré un lugar muy duro, con mujeres muy enfermas, casi todas toxicómanas, jóvenes y muy desesperadas, en un ambiente inhóspito», recuerda Elena Cánovas, directora de la Compañía Yeses y quien inspiró este proyecto. En aquel tiempo, el franquismo daba sus últimos estertores y la democracia volvía a echar andar.

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Yeses no son solo las actrices, también la integran las internas que se encargan de maquillaje, vestidos, luz… Su última obra habla de maltrato y se basa en sus experiencias. «El 75 por ciento de las reclusas ha sufrido violencia machista», dice el director del centro.

La Ley General Penitenciaria de 1979, amparada por el artículo 25 de la Constitución, buscaba impulsar la reinserción social como fin primordial de las penas privativas de libertad. Pero la lentitud burocrática y la inercia del sistema penitenciario perpetuaban una práctica carcelaria basada en la indiferencia y el aislamiento. Sin embargo, el tesón y la perseverancia de Elena Cánovas a lo largo de 35 años lograron sacar adelante uno de los proyectos más importantes de rehabilitación carcelaria que existen en nuestro país.  Desde entonces, más de mil mujeres han pasado por esta experiencia, además de actores profesionales, como Rubén Cobos, que colaboran habitualmente con el grupo.

«Con el teatro, te reenganchas a la vida, generas fuertes lazos con tus compañeras y te vuelves más empática, con más capacidad de entender a los demás», explica una de las reclusas

En su última obra, Tareas para una vuelta de tuerca, que ha estado de gira por España gracias a la financiación de Reale Seguros y de la Dirección General de Igualdad de la Comunidad de Madrid, Rubén Cobos interpreta a un psicólogo que dirige un grupo terapéutico de mujeres maltratadas, interpretadas por las actrices de Yeses. «Muchas de nosotras, me incluyo, hemos sido mujeres maltratadas -reconoce Wendy, ecuatoriana y que lleva tres años en prisión-. Con el teatro, te reenganchas a la vida, generas fuertes lazos con tus compañeras y te vuelves más empática, con más capacidad de entender qué les pasa a los demás». Y es que el guion de esta última obra está extraído de experiencias de maltrato reales compartidas por mujeres de la prisión. Jesús Moreno, director de Alcalá Meco, nos da la clave: «En España, el 75 por ciento de las presas han sufrido violencia machista».

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La intérprete Rocío junto con Rubén Cobos, actor profesional comprometido con el proyecto teatral de Yeses que colabora habitualmente con la compañía. Otros actores como Santiago Segura o Loles León han participado también en esta iniciativa.

Revisitar las emociones, asumir la exigencia de trabajar en grupo, abandonar la autocomplacencia de la marginación y fortalecer la autoestima es el resultado del trabajo escénico. «Al entrar en prisión, una se queda en shock. El teatro me ayudó mucho, es una forma de contar mi vida a través de otros personajes. La materia prima son tus propios sentimientos», nos confiesa María, actriz de Yeses. «Para interpretar mi personaje, pensé en mi hijo mayor, que está en Colombia -se lamenta Birdladys-. Estando encerrada, los recuerdos son mucho más fuertes». Elena Cánovas hace balance de tantas emociones. «En la cárcel hay gente con una gran categoría humana, solo hay que darles la oportunidad que no tuvieron».

Foto principal: una sala de la cárcel sirve de camerino donde la directora, Elena Cánovas (con boina roja), y las actrices (de izda. a dcha.), Dalia, Ana Belén, Birdladys y María, se preparan para actuar. El grupo de teatro cuenta con el apoyo de Reale Seguros.

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