Los mercadillos efímeros arrasan en las grandes ciudades, propiciados por la crisis, pero también por una nueva manera de consumir, más exigente e imaginativa. Por Elena Castelló

Primer requisito

Sus productos son bonitos, distintos y no los vas a encontrar en ninguna tienda. Segundo: el precio importa tanto como la originalidad y la artesanía. Tercero: nada de desorden, no estamos en la sección de taras de unos grandes almacenes ni en el Rastro.

Esto es una pop up y se rige por las leyes del nuevo feriante: nadie regatea, se puede pagar con tarjeta y el envoltorio importa tanto como la mercancía y el escenario. Las piezas: camisetas insólitas, toallas de hilo, cervezas ecológicas, vestidos de segunda mano de las mejores marcas, carteras hechas a mano o tesoros vintage made in Spain o rescatados en los bazares más reputados del mundo para casi todos los bolsillos.

El escenario: urbano

Las grandes ciudades se han llenado de espacios vacíos que han encontrado una segunda vida gracias a estas nuevas fiestas del consumo que duran lo justo para ser rentables y alentar la curiosidad del consumidor más avezado. Una nave industrial, un patio interior en un barrio acomodado, un antiguo palacio o una fábrica decimonónica acogen casi todos los fines de semana, en Madrid, Barcelona o Bilbao, a un puñado de diseñadores independientes y de fanáticas de la moda y la decoración. Es el nuevo sello de identidad del urbanita más al día, con un nivel adquisitivo medio-alto y ligado a los mejores barrios comerciales y culturalmente más inquietos. En algunos casos, se accede por invitación.

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Mercadillo del Gato 

«Original, limitado y a buen precio: esos son los tres factores determinantes de lo que se puede encontrar en estos mercadillos efímeros», explica Juan Pastor, promotor del Mercadillo del Gato, uno de los últimos llegados al planeta pop up, con gran éxito de público y ventas. «Son efímeros, porque en el momento en que se vende lo que exponen no habrá posibilidad de conseguir una camisa, un bolso o un collar iguales. Y es esencial la diversidad y la calidad artesanal y estética. Ahora estamos en un momento de auge y hay que distinguirse: hay mucha mercancía asiática comprada en polígonos de venta al por mayor, a la que le cambian la etiqueta para que parezca de marca. Pero eso no es lo que la clientela experta espera encontrar».

La tendencia: ‘made in usa’

«En los años noventa surge la tendencia pop up en los Estados Unidos como una manera de aumentar la repercusión de un evento, no solo comercial, lo cual no quiere decir que sea necesariamente masivo», explica la analista de tendencias Elisabet Roselló. «Su origen está en los happenings culturales de los años setenta, acciones puntuales que buscaban el impacto político y mediático. La publicidad y el marketing, y más tarde las tiendas y las marcas, lo convierten en una nueva experiencia de consumo. concentrada, limitada en el espacio y en el tiempo y, por tanto, más intensa». Lo que surge, en su momento, como una subcultura anticonsumista en destartalados garajes se ha ido afianzando como una nueva forma de comprar y vender.

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BCN en las alturas: Reúne moda, decoración y gente guapa es una antigua torre déco situada junto a los Pabellones Güell de Gaudí en Barcelona

Pero unos y otros siguen teniendo algo en común: es una manera autónoma en la que decenas de creadores independientes pueden dar salida a sus productos, organizándose en grupos con intereses comunes.

Los mercadillos efímeros nacen en barrios acomodados de zonas urbanas

«Es la forma de encontrar salidas en un contexto de crisis, pero también de tener un contacto con el cliente en un momento de gran crecimiento de las compras on-line«, explica Roselló. Pop up es sinónimo de cool, y ya institucionalizado, pero en su esencia es un fenómeno irregular, relacionado con todos los movimientos hand made (‘hecho a mano’), lo reciclado, la vuelta a lo artesanal, lo ecológico y producido en pequeñas cantidades, en contraposición a la masificación del low cost». Por eso, una de sus claves son las redes sociales: así es como se dan a conocer en su mayoría.

La clientela: muy exigente

Son, en su mayoría, mujeres de entre 20 y 40 años y se distinguen por que están al tanto, un rasgo típico de la comunicación digital, rápida y constante. Y con un componente de acontecimiento social (eso que ahora todo el mundo llama ‘evento’), alegre y festivo. Por eso es tan importante el entorno: es una experiencia de compra singular, con la posibilidad de tomarse un café o conocer productos gourmet.

El negocio: menos dineroy más darse a conocer

¿Deja muchos beneficios una pop up? «No -responde Juan Pastor-. Es como montar el escenario de una representación teatral. Supone gastos de acondicionamiento, electricidad, iluminación Pero si hay afluencia de público, para los expositores puede ser muy positivo». Unos metros de tienda por unas horas, con un par de ‘burros’ y un mostrador de quita y pon, con todos los gastos incluidos, pueden suponer varios miles de euros diarios.

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La Industrial Market

«Muchos expositores tienen su propia tienda, pero ganan más dinero en un fin de semana de mercadillo que en su propio espacio», explica Elena Martínez, socia de La Industrial Market, enclavado en una fábrica de hielo del siglo XIX, en el barrio de Malasaña de Madrid, que funciona como espacio de co-working, agencia de comunicación y publicidad y vivero de emprendedores de diseño y moda. Una vez al mes, esta pop up ofrece bicicletas, tocados, esculturas, arreglos florales y rarezas. «Todo exclusivo y elaborado en España», apunta.

Los vendedores: feriantes ‘high tech’

¿Cómo y por qué se convierte uno en mercadillero? ¿Existe un perfil definido del nuevo feriante? Tatiana Fernández, de 36 años, y Asunción Pinedo, de 33, socias de la firma de ropa infantil Muakmoi provienen del mundo de la banca y la empresa, pero, hartas de viajar y de no poder compatibilizarlo con sus familias, decidieron crear su propia marca: diseños a medida y por encargo para los que el cliente puede elegir tejido y estampado. Lanzaron su primera colección hace un año en una pop up.

Algunos de los comerciantes provienen de la banca o la empresa

«No podíamos permitirnos tener una tienda y empezamos a ir de mercadillo en mercadillo -cuentan-. La gente se ve en la necesidad de reinventarse con poco dinero». Es también la opinión de la interiorista Celia Alberca, feriante entre proyecto y proyecto, con una exquisita colección de bisutería, tejidos y muebles recolectados en Londres o Provenza. «La decoración, a diferencia de la moda es más especial y cara. Quizá por eso el resultado es desigual confiesa. No hay dinero y eso se nota. Además, aña falta tradición para arriesgarse con piezas grandes, aunque esto va cambiando».

«En realidad, los mercadillos de este tipo retoman la idea del mercado medieval, en el que varios comerciantes se unen para vender su mercancía de forma independiente», explica Elisabet Roselló. Volver al Medievo es lo más chic. No se lo pierdan, aun a riesgo de gastar demasiado.

Elige el tuyo

Mercadillo del Gato.

Dónde. Palacio de Santa Bárbara (Hortaleza, 87. Madrid).

Qué. Moda, bisutería, accesorios, joyería, ropa de niños y vintage.

No te pierdas. Sus productos gourmet para degustar en la terraza y su decoración floral.

Mercado de Motores.

Dónde. Museo del Ferrocarril (Paseo de las Delicias, 61. Madrid).

Qué. Muebles de almoneda de los cincuenta y sesenta, piezas de inspiración industrial, libros, flores.

Cuándo. El segundo fin de semana de cada mes.

No te pierdas. La venta entre particulares de objetos de segunda mano en el exterior.

La Industrial Market.

Dónde. San Andrés, 8. Local. Madrid.

Qué. Moda y complementos de jóvenes diseñadores made in Spain y objetos insólitos.

No te pierdas. Su ambiente cinematográfico en una antigua fábrica de hielo del siglo XIX.

1001 Atmosphera.

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Dónde. Dos sedes, María Lostal, 5 (Zaragoza), y General Pardiñas, 50 (Madrid).

Qué. Nuevos creadores de moda y decoración.

No te pierdas. Tocados, vestidos, bisutería y su exquisita decoración.

Mercado de Tapinería.

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Dónde. Tapinería, 15-17. Valencia.

Qué. Decoración, moda y accesorios artesanales.

No te pierdas. Sus joyas vintage y su plaza al aire libre.

BCN en las Alturas.

Dónde. Pasaje de los Tilos, 1. Barcelona.

Qué. belleza, moda, decoración.

No te pierdas. sus lámparas, bicicletas y alpargatas y sus impresionantes vistas.

City Summer Store.

Dónde. Ercilla, 20. Bilbao.

Qué. Tiendas de prestigio dedicadas al interiorismo, tocados, joyas

No te pierdas.Mus talleres de punto o de arte floral.

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