Daniel BrÌhl. «Tenemos Angela Merkel para rato»
Hace una década, ‘Good bye, Lenin!’, lúcida pelÃcula sobre la división de Alemania, puso en órbita a este actor germano de origen catalán. Lejos de acomodarse, BrÃŒhl aprovechó el tirón para apuntalar su carrera con personajes que desafÃan al sistema. El último, el ‘hacker’ que ayudó a Julian Assange a crear WikiLeaks.
A la chita callando, como quien no quiere la cosa, Daniel BrÃŒhl se ha convertido en uno de los rostros más reconocibles del cine. Con apenas 35 años cuenta ya con más de 40 pelÃculas, un premio del Sindicato de Actores de Hollywood, otro al mejor actor europeo y la confianza de directores como Quentin Tarantino, Ron Howard o Michael Winterbottom. Ahora, tras encarnar entre elogios de todo tipo a Niki Lauda en Rush, el actor nacido en Barcelona se mete en la piel de otro hombre acostumbrado al peligro. En El quinto poder, BrÃŒhl es Daniel Domscheit-Berg, el joven alemán sin el cual Julian Assange difÃcilmente habrÃa podido dotar a WikiLeaks de todo su poder desestabilizador. La relación entre ambos hackers acabó en un impetuoso divorcio, con públicas acusaciones de traición dirigidas por Assange a su antiguo camarada.
La pelÃcula, que retrata al australiano como egocéntrico y megalómano, no cuenta con el beneplácito de Assange, como prueban sus repetidas cargas de profundidad contra el proyecto. Primero declaró que el guion no era más que un ataque propagandÃstico contra WikiLeaks y la integridad de sus empleados, construido mentira sobre mentira . Después le pidió a Benedict Cumberbatch, el actor que lo interpreta, que no aceptara el papel. Por último, el pasado 21 de septiembre su web filtró el guion calificándolo de irresponsable y dañino para WikiLeaks. En el hotel londinense donde recibe a XlSemanal, el actor alemán de origen español habla sobre WikiLeaks, Angela Merkel y la visión que sus compatriotas alemanes tienen de la crisis en España.
XLSemanal. El hacker Daniel Domscheit-Berg es ya el cuarto idealista anticapitalista que interpreta en su carrera. ¿El cine es para usted una forma de activismo?
Daniel BrÃŒhl. SÃ, un poco [se rÃe]. Si puedo elegir, prefiero hacer trabajos que aborden temas relevantes. Hay demasiadas pelÃculas vacÃas, que no hablan de nada en absoluto.
XL. Con 35 años, ¿le queda idealismo?
D.B. Bastante [se rÃe]. La conciencia polÃtica no la he perdido. Mi generación ha perdido capacidad para cambiar las cosas. Por eso me motiva participar en proyectos como esta pelÃcula, donde se habla del mundo en que vivimos desde un punto de vista crÃtico.
XL. Pero su generación es también la del 15-M, Ocupa Wall Street
D.B. Es cierto, salimos a la calle, pero veo que carecemos de una capacidad real de influencia. Además, hoy los enemigos ya no son tan evidentes como lo eran en las décadas de los sesenta, setenta y ochenta. En el mundo globalizado de hoy, te vuelves loco buscando de qué forma puedes ayudar a cambiar el sistema o influir en él. ¡En realidad, tú mismo formas parte de él! Asà que, para ser coherente, tendrÃas que huir a una isla desierta. Yo en mi trabajo intento aportar historias que ayuden a pensar.
XL. ¿Se identifica con personajes como Domscheit-Berg o Assange?
D.B. Usar Internet como arma subversiva para revelar secretos oficiales y golpear al sistema me parece algo fantástico. Es una vÃa nueva y son ellos quienes la han abierto. Ahora, que me identifique con ambos como personajes es otra cuestión. Assange es un hombre con una personalidad muy compleja y no lo conozco.
XL. A Domscheit-Berg sà que lo ha conocido
D.B. SÃ, lo he tratado para preparar el papel y me parece un tÃo correcto. Lo que dice suena creÃble. No veo razón para desconfiar de su honestidad ni de su versión sobre WikiLeaks y Assange.
XL. A Assange, desde luego, no le ha sentado nada bien que hayan hecho ustedes esta pelÃcula
D.B. SÃ, sÃ, aunque con sus crÃticas él mismo ha contribuido a promocionarla. Tengo claro que si la pelÃcula fuera un ataque a WikiLeaks y la transparencia, yo no hubiese participado. Después de leer el guion y de hablar con el director [Bill Condon], tuve claro que Ãbamos a hacer una versión legÃtima, inteligente y neutral de lo que sucedió con WikiLeaks. Está centrada en la amistad entre ambos personajes, en el éxito de la idea, en la locura que vivieron y el conflicto resultante.
XL. ¿Y las acusaciones de violación en Suecia contra Assange?
D.B. La pelÃcula excluye todas las especulaciones sobre ese asunto. Todo eso es claramente El tema es complejo; serÃa ridÃculo que yo dijera algo sobre eso. No sé nada revelador.
XL. El punto de vista de la pelÃcula, en todo caso, es el de Domscheit-Berg, en cuyo libro se basa parte de la historia
D.B. Es verdad, pero Domscheit-Berg no es la única fuente.
XL. Ilústreme
D.B. El guion también incluye elementos de la biografÃa de Assange. su infancia difÃcil en Australia, cuando él y su madre tuvieron que huir de su padrastro cambiando constantemente de domicilio; su adolescencia como hacker precoz dentro de un grupo llamado International Subversives; y la traición de sus colegas en un juicio por delitos cibernéticos Episodios que explican su personalidad y su comportamiento posterior; su paranoia, por ejemplo, y la actitud de desconfianza hacia la gente que lo rodeaba.
XL. Después de sumergirse en el mundo de los hackers, ¿ha cambiado su modo de usar un ordenador?
D.B. La verdad es que sÃ. Cuando hablé con Daniel, me explicó lo fácil que es entrar en ordenadores y cuentas de correo ajenas. He cambiado todas mis contraseñas, que eran ridÃculas en términos de seguridad. No creo que las nuevas detengan a un hacker, pero bueno [se rÃe]. También hablamos con otros hackers para recoger información y nos explicaron cosas que te ponen los pelos de punta. Internet es un lugar tremendamente poroso.
<p style="font-weight. bol. ¿Le ha cogido miedo a navegar por la web?
D.B. No, no [se rÃe], pero ves la falta de control. Nunca me ha ocurrido nada grave, más allá de que por todas partes aparece que nacà en Arenys de Munt. No sé en cuántas entrevistas he dicho que nacà en la plaza de Lesseps, en el barrio de Gracia, en Barcelona. y que el de Arenys de Munt es Cesc Fábregas. Por lo visto, alguien lo puso en Internet y, una vez que cuelgas cualquier dato, ya no desaparece.
XL. Por cierto, en las últimas elecciones a Angela Merkel no le afectó lo más mÃnimo que se descubriera que los espÃas de los Estados Unidos actuaban con total libertad en Alemania
D.B. SÃ. Y es raro. Los alemanes son muy celosos de su intimidad, más que en otros paÃses, sobre todo después de haber sufrido a la Gestapo y a la Stasi. Supongo que, a la hora de votar, a la gente le preocupa más la economÃa, la estabilidad. El escaso empaque del candidato rival tampoco ayudaba mucho. Asà que creo que tenemos Angela para rato.
XL. La austeridad aplicada a los paÃses como España o Grecia ha pasado la reválida de las elecciones. ¿Ese tipo de polÃtica cuenta con el apoyo generalizado en su paÃs?
D.B. Es normal que el alemán medio apoye que se apriete a paÃses como España o Grecia, porque durante muchos años las cosas se hicieron muy mal.
XL. ¿Por ejemplo? Saque la lista
D.B. Por ejemplo, la crisis inmobiliaria. Se veÃa venir y nadie hizo nada por ponerle freno; más bien todo lo contrario. El grado de corrupción de los gobernantes es algo intolerable, cada vez España se parece más a Italia en ese aspecto. Es increÃble que todos los polÃticos sigan aferrados a sus cargos, pese a las evidencias de corrupción. Los alemanes ven todas esas noticias y entienden que estos gobiernos no son de fiar. Para ellos, las raÃces de las crisis en el sur de Europa están sobre todo en los propios paÃses.
XL. Y usted, ¿dónde prefiere estar ahora. en España o en Alemania?
D.B. Yo vivo a caballo entre Barcelona y BerlÃn y me siento muy feliz en ambas ciudades. De hecho, los catalanes tienen una mentalidad muy parecida a la nuestra en algunos aspectos. España es mi segunda casa y da mucha rabia ver la situación actual. Espero que mejore pronto, porque cada vez costará más recuperarse.
XL. ¿Recuerda dónde estaba cuando cayó el Muro?
D.B. En Colonia. TenÃa once años y la verdad es que no me interesó demasiado. Recuerdo que siempre hacÃamos bromas sobre los alemanes del Este, que no tenÃan plátanos y cosas asà [se rÃe]. Todo aquello nos causó más risa que otra cosa. TonterÃas de chicos.
XL. ¿Y cuándo reparó en la importancia de lo sucedido?
D.B. Entendà la dimensión del asunto cuando fui a BerlÃn, por primera vez, con 16 años. Era otro mundo. Hoy BerlÃn ha cambiado mucho, pero cuando vas al Este todavÃa notas la diferencia económica, social y cultural.
XL. Acaba de cumplir los 35 y ha trabajado ya en más de 40 pelÃculas. Como siga asÃ, va a rodar más que Mastroianni
D.B. No estarÃa mal [se rÃe]. Aunque confieso que, si las veo hoy, no me siento a gusto con muchas de ellas.
XL. Bueno, últimamente no puede quejarse
D.B. No. Aprovecho las oportunidades que se cruzan en mi camino y cada vez me siento más orgulloso de mi trabajo. He mejorado como actor, he madurado, me ofrecen personajes cada vez más adultos y los directores conocidos quieren contar conmigo.
XL. Todo empezó con Quentin Tarantino
D.B. SÃ, empezó con Tarantino, pero ahora, después de Rush, ha aumentado mucho; es gratificante, porque me da mucha pena que algunas pelÃculas comprometidas que hice no tuvieran ninguna posibilidad. Es un placer saber que tu trabajo se va a estrenar con una distribución digna y que la gente va a ir a verlo.
XL. Ãltimamente trabaja mucho en inglés. Con la que está cayendo, ¿no ha pensado en hacer las Américas?
D.B. En España se producen cada vez menos pelÃculas y la cultura está infravalorada; y en Alemania, donde hay dinero, el cine ha perdido calidad. Ahora, no cambiarÃa Europa por nada. Mi chica [la modelo Felicitas Rombold] y yo hemos pensado en mudarnos a Nueva York o a Los Ãngeles, ya que siempre tuve el sueño de pasar allà al menos un año, pero preferimos seguir por aquÃ. En mi carrera, por suerte, no ha habido hasta hoy gran diferencia entre vivir en Europa o en los Estados Unidos, pero para ella serÃa más difÃcil. De momento, no he necesitado moverme. Y eso es un lujo.
Los protagonistas de Wikileaks
-Daniel Domscheit. Berg Fue mano derecha de Julian Assange y portavoz de WikiLeaks. Participó en todas las filtraciones del portal entre 2007 y 2010. Según él, sus crÃticas a Assange por publicar datos que ponÃan en riesgo a civiles afganos fue la chispa que acabó por separarlos. Assange se convirtió en una estrella del pop , comenta.
-Julian Assange. Ante el estreno de la pelÃcula basada en el libro de Domscheit-Berg, el portal de Assange emitió en septiembre un comunicado con alegaciones como estas. La cinta es pura ficción. Muchos de los hechos descritos nunca ocurrieron . Está basada en libros de gente con disputas personales y legales con WikiLeaks y cuentan solo una parte de la historia . Nadie debe ver en esta pelÃcula el relato fidedigno de la historia de WikiLeaks, sus actividades o su personal .