Fueron el gran fenómeno español de los 80, cuando adolescentes enardecidas los perseguían sujetador en mano. Tras 35 años sumando fans de varias generaciones y más de 20 millones de discos, viven su mejor momento. Antes de lanzar su nuevo trabajo, dedican una sesión de moda a ‘XLSemanal’ y una charla con la lengua bien afilada. Por Fernando Goitia / Fotos: Mario Sierra / Realización: Raquel Peláez

Los Hombres G siguen levantando pasiones

Hay dos discos en la discografía de estos cuatro madrileños cuyos títulos reflejan el estupor con el que viven el éxito apabullante que los persigue desde hace 35 años. Estamos locos, ¿o qué?, el tercero, de 1987, describía el fenómeno de fans enloquecidas que asaltaban a golpe de sujetador los escenarios donde actuaban. En 2004, 17 años después, Todo esto es muy extraño subrayaba su desconcierto al ver que, tras una década de parón, el furor por Hombres G, lejos de haberse mitigado, alcanzaba cotas estratosféricas. «Lo que nos ha pasado no le ha ocurrido a nadie -dice David Summers, letrista, bajista y voz cantante-: tuvimos un éxito bestial en los 80, nos separamos, volvimos una década después a lo grande y hoy abarrotamos recintos en Estados Unidos, España y América Latina». Resurrección (a la venta el 15 de marzo) es su nuevo álbum, el primero desde 2010, aunque nada tenga que ver con Lázaro o el ave fénix. Lo suyo es, más bien, un: «Aquí seguimos y traemos nuevas canciones». De amor mayormente, aunque la conversación con Summers, Dani Mezquita, Rafa Gutiérrez y Javi de Molina circule por derroteros más espinosos.

XLSemanal. «Yo soy más chulo que nadie». Así empieza su nuevo disco, con la voz de David en plan desafiante. ¿Es una declaración de intenciones?

David. Pues sí, la verdad. Habla de un tipo que se comporta de un modo que hoy no es aceptable por la corrección política esta tan tonta que nos invade. Es un tío que se ha quedado anclado en los 80 y que solo quiere divertirse y desparramar. Y es un personaje, ojo. No estoy hablando de mí.

David Summers: «De ‘Marta tiene un marcapasos’ se dijeron unas gilipolleces tremendas» 

XL. ¿Lo advierte para curarse en salud?

David. Es que siempre que canto en primera persona todo el mundo da por sentado que el de la canción soy yo.

XL. ¿Como por ejemplo?

David. De Marta tiene un marcapasos se dijo que era sobre una chica a la que dejé embarazada y que abortó; otros, que hablaba de una cocainómana. La gente dice unas gilipolleces tremendas.

XL. ¿Y de qué hablaba esa canción?

David. Ni idea. Todas mis canciones cuentan una historia o tienen un sentido, pero con esta no recuerdo bien qué me pasó por la cabeza.

Dani. Creí que ibas a decir que la escribiste de tripi [carcajadas].

XL. ¿Qué le dirían a un concursante de Operación Triunfo si cantara Sufre, mamón y cambiara «marica» por «llorica»?

David. No lo permitiríamos. Si seguimos así, acabarán cogiendo Saturno devorando a su hijo y sustituyendo al hijo por un bocadillo de mortadela. Cada obra es reflejo de un contexto histórico que la gente decide ignorar. Yo intento no ofender a nadie, pero me niego a cambiar una sola coma de lo que ya está escrito.

Rafa. Lo que hay que cambiar es el cerebro de esa gente, no las letras.

Javi. Apoyo lo del cuadro de Goya con bocata de mortadela [carcajadas].

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De izquierda a derecha. Polo, de El Corte Inglés; vaquero, de Wrangler; y deportivas, de New Balance. Cazadora y camiseta, de El Corte Inglés; vaquero, de Levi’s; y deportivas, de The Kooples. camiseta, de El Corte Inglés; y pantalones, de Wrangler. cazadora, de Ikks; pantalón, de Cortefiel; y deportivas, de Converse.

XL. Este es el primer disco que lanzan en la época de las redes sociales. ¿Han tomado precauciones?

Rafa. Nosotros no, pero algunas radios ya pidieron que para el primer single arrancáramos con una balada en lugar de Con los brazos en cruz.

David. Sí, es que ahí suena un «me cago en su puta madre» y querían algo más suave. Eso en los 80 no ocurría. Hay un virus de gilipollez que se extiende por todas partes. Me toca los huevos.

Dani. Internet nos está convirtiendo en una civilización cada vez más crispada.

XL. Hombre, crispación en España nunca nos ha faltado precisamente…

Rafa. Cierto, pero es que ahora se puede insultar a quien quieras desde el sofá o el baño con impunidad; saben que nadie les va a dar cuatro hostias. Con los famosos, por ejemplo, la gente tiene opiniones muy fuertes, como si te conocieran bien. Para el público no eres una persona, eres un personaje; como humano ya no eres igual que los demás y cada cosa que dices se magnifica.

Rafael Gutiérrez: «Todos los políticos quieren gobernar para los suyos. Y su estrategia es sencilla: subrayar las diferencias, no lo que nos une» 

XL. También hay famosos que aprovechan las redes sociales para polemizar y atraer atención…

David. Esa es la cuestión, que cualquier cosa sirve para vender más discos, conseguir más seguidores o más votos. Hay mucha mala hostia y mucho odio, la gente lo expresa cada vez más alto y muchos se aprovechan.

XL. ¿Está pensando en alguien concreto?

David. En los políticos, sobre todo, que incitan a odiar al que no piensa como ellos. Llevan años peleándose y creando problemas donde no los hay. Se cruzan acusaciones sobre Cataluña, la economía, la corrupción y ninguno habla de paro, sanidad, educación…

Rafa. Todos tienen el mismo objetivo: gobernar para los suyos. Y, para ello, su estrategia es sencilla: subrayar lo que nos diferencia, no lo que nos une.

XL. Traducción: no votarán a ninguno en las próximas elecciones.

David. Está difícil, sí. Llevamos décadas pensando: «El presidente que tenemos no puede ser más imbécil». Pero viene el siguiente y echas de menos al anterior. «Oye, pues no era tan tonto».

Rafa: La pregunta siempre es: ¿porqué las buenas personas no entran en política?

XL. Casi todas sus canciones hablan de amor, pero ¿no se plantean abordar temas de la actualidad?

David. No, son asuntos que enseguida se quedan obsoletos, pero el amor, los sentimientos y las emociones permanecen.

David Summers: «Éramos un poco punkis. Nos gustaba provocar y tocar un poco los cojones» 

XL. En su primer disco incluyeron Matar a Castro. Después de aquello, ¿decidieron no meterse en más ‘fregados’?

Dani. [Se ríen]. Tampoco pasó gran cosa, no creas. La sacamos hoy y se arma una muchísimo más gorda.

Rafa. Eso fue una historia muy cinematográfica que David visualizó sobre una niña a la que, por su inocencia infantil, le encargan el atentado y con eso hizo una canción, sin más. Luego, como siempre, se interpretó como convino a cada uno, pero no incitábamos al magnicidio. Éramos muy inocentes.

David. Y un poco punkis. Nos gustaba provocar, hacer el gamba y tocar un poco los cojones [carcajadas].

Javi. Si lo actualizaras hoy, podría ser Maduro en vez de Castro. Aunque se puede hacer una lista [se ríen].

David. Hoy en día no hay huevos de hacer esas cosas. ¿Te das cuenta?

XL. Después de tantas canciones de amor, ¿no se les agota el asunto?

David. Para nada, porque cada historia de amor es diferente. El amor es, además, lo más importante. Llámame romántico, pero la mayoría de mis canciones favoritas son de amor. Además, atraen a las mujeres [se ríen].

Javi. Esa es la clave. David vio que ligaba escribiendo canciones de amor, le cogió el truquillo y por eso sigue con lo mismo [carcajadas].

XL. ¿Sería capaz de escribir una canción poniéndose en el lugar de una de aquellas fans que les perseguían enloquecidas?

Rafa: De eso hablaba El ataque de las chicas cocodrilo…

David: Sí, pero estaba escrita desde nuestro punto de vista, que nos atacaban. Sí que he intentado ponerme en la piel de una mujer muchas veces y ver las cosas desde su perspectiva. Es algo interesante. Una vez, en Colombia, unas periodistas me dijeron que Lo noto parecía escrita por una mujer; que en su país un hombre nunca se expresaría de ese modo. Me gusta ese ejercicio de meterte en la mente de otra persona. Escribí, por ejemplo, Vete de mi, pensando en una mujer que sufría una situación jodida con su pareja.

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De izquierda a derecha. Cazadora, de Antony Morato; camiseta, de El Corte Inglés; y vaquero, de Wrangler. Cazadora, de El Corte Inglés; camiseta, de American Vintage; y vaquero, de Wrangler. cazadora, de Osant; camiseta y vaquero, de Levi’s. cazadora, de Osant.

XL. Hace unos años se salieron del sistema de discográficas y echaron a su mánager. ¿Qué les empujó a dar ese paso?

Rafa: Estábamos hartos de ver cómo las discográficas se llevaban casi todo el dinero que generaba nuestra música. En la vida, en general, hay que eliminar a los intermediarios y tomar el control de las cosas que te afectan.

David: Las discográficas eran necesarias porque alquilar estudios, grabar discos, fabricarlos y distribuirlos de forma masiva a las tiendas era algo muy caro. El problema es que, a cambio, se quedaban con el 95% del dinero de los royalties y las ventas. Por eso, en cuanto pudimos, las mandamos a la mierda. Grabar un disco hoy cuesta un diez por ciento de lo que costaba antes y la distribución se hace por Internet. Las compañías ya no son necesarias.

XL. Y, con lo que ustedes arrastran todavía, ¿no han recibido ninguna oferta mareante?

Dani: Mira, nos reunimos con una grande que quería firmar con nosotros y nos exigieron un tanto por ciento de los conciertos. A nosotros, ¡que llevamos 35 años haciendo giras! «Pues, mira, no».

David: Como ya no estamos en el sistema, nadie nos da premios ni cosas de esas. Vamos a nuestro aire. Nunca haremos música electrónica ni reguetón para vender más o ser modernos. Hacemos reggae, rock, pop, baladas y todo tiene el toque Hombres G.

Javi: Eso, y si hacemos una paella o una barbacoa también tiene el toque Hombres G [carcajadas].

XL. El disco se titula Resurrección, pero esto no es un regreso…

David. Llevamos 17 años de resurrección, en realidad [se ríen]. Y es más, ahora vivimos los años más intensos de nuestra carrera, girando por Estados Unidos, ahora uno de nuestros mejores mercados, y colgando el cartel de sold out en lugares míticos como el Radio City Music Hall o el Hollywood Bowl, donde tocaron Sinatra, Elvis, los Doors, los Beatles… Nosotros crecimos escuchando el disco de los Beatles at the Hollywood Bowl y ahora nos pasa esto, a estas edades. Es una locura.

Dani. Ahora hacemos giras más grandes que en los 80. En Valencia tocamos para 100.000 personas, llenamos el Calderón, vamos a México dos veces al año y hacemos conciertos de 20.000…

Daniel Mezquita: «Somos los Jordi Hurtado del ‘rock’. Estuvimos en los 80, los 90, los 2000, los 2010…» 

XL. Y no se lo acaban de creer…

David. Nos sorprende estar donde estamos, sí. Y cada vez va a más. Esto no le ha ocurrido a nadie en España. Hace poco actuamos en México ante 85.000 personas gritando «¡Hombres G!, ¡Hombres G!», dando palmas, celebrando cada canción; en 35 años de carrera nunca se me habían puesto los pelos de punta como aquella noche. Y cada vez va a más.

Dani. Somos los Jordi Hurtado del rock [se ríe]. Estuvimos en los 80, en los 90, en los 2000, en los 2010…

Rafa: Siempre nos encontramos con Raphael en México, todos los años, que es otro que siempre ha estado ahí. Bueno, él desde los 60. ¡Qué grande!

David: Hemos conseguido un público que nos quiere siempre y para siempre y ese ha sido el mayor de nuestros logros. Cuando tienes 20 canciones que la gente se muere con ellas, es señal de que tienes una carrera profesional.

XL. Nunca habían pasado tanto tiempo sin nuevo disco de estudio. ¿Con la edad cuesta más componer canciones?

David: Para nada. Así es como hay que hacer todos los discos: con tiempo para pensar, revisar, buscar algo mejor, madurar las ideas y las canciones… Tampoco ha sido premeditado. Lo hemos ido haciendo a cachos, grabando una tanda de canciones entre conciertos: descanso, vuelta al disco, otra gira; ha sido un proceso de casi tres años de componer, ensayar, revisar, cambiar unos temas por otros… Llega un momento en que dices: «Ya está, para, hasta aquí». Pero lo oigo y me encanta, es justo el disco que quería.

XL.¿Consultáis a vuestros hijos sobre las nuevas canciones?

David: Mi hijo es fan total de los Hombres G, toca la guitarra y me ayuda con las maquetas, me graba solos, le canto, participa; pasamos muchas tardes así, juntos. Nada le gusta más que la música.

Dani: Mis hijos lo han escuchado terminado. Mi hija toca el piano y le gusta mucho el disco. Al mayor también. Y lo que no les gusta me lo dicen.

Rafa: Yo tengo dos, de 12 y 7 años. El pequeño es más punki y el mayor es como un dandi, muy elegante. Y muy sincero. Cuando no le gusta una de nuestras canciones me dice: «Papá, pero, ¿qué es esto?» [se ríe].

XL. ¿Cómo han vivido lo de ser hijos de…?

David: Por suerte para ellos, no vivieron la época en que nos acosaban las adolescentes, pero tienen amigos y amigas que son auténticos fans de Hombres G.

Rafa: Es algo que no deja de sorprenderme, porque muchos de esos jóvenes nos conocen por sus padres; y les gusta nuestra música, cuando lo habitual es alejarse de los gustos de tus padres. Yo llevo a los míos al cole, y me reconocen las madres y las profesoras, que luego se lo dicen a sus hijos y le dicen al mío: «Me ha dicho tu madre que tu padre es el de los Hombres G» [se ríen].

Dani: Las amigas de mi hija de 18 años conocen nuestras canciones. Llegamos a varias generaciones.

Javi: Yo tengo un loro que tiene ya cien años y está todo el día: «Yo soy más chulo que nadie. Yo soy más chulo que nadie. Yo soy más chulo que nadie» [carcajadas].

XL. Se separaron en 1992, tras apenas ocho años de carrera. ¿Con lo que ganaron hasta entonces pensaron que ya les daba para vivir el resto de sus vidas?

Javi: ¡Uf, ya ves! Ganamos lo justito para ir tirando.

David: Nos robaron casi todo [se ríen]. Para vivir de esto dignamente hay que trabajar mucho y estar en la carretera todo el puto día.

Rafa: Yo te grabo el disco, te hago todo y también me llevo toda la pasta.

Dani: Por eso cuando volvimos nos acabamos yendo por libre.

XL. ¿Influyó, entonces, el descenso de ventas de sus últimos discos de aquellos años?

David. Fue otro factor, sí, pero el problema es que llevábamos siete años con disco por año, películas… No sabíamos ni por dónde nos daba el aire [se ríen]. «Descansemos un poco», dijimos. Una década después nos ofrecieron una gira muy bien pagada en México, aceptamos y nos lo pasamos tan bien que decidimos volver. Compusimos Lo noto, publicamos Peligrosamente juntos, que fue un éxito de la hostia, y volvimos a lo grande. Hoy ya llevamos vendidos más 20 millones de discos.

Dani. Lo de las ventas en los 90 fue una cosa surrealista porque, cuando lo dejamos, vendíamos 130.000 copias. Lo que pasó es que, como siempre andábamos por 300.000 o medio millón, fue como si nos diéramos la gran hostia. Y era absurdo porque vendíamos diez veces más que cualquier grupo de rock de la época.

XL. ¿Se refiere a grupos como los que cantaban «G de gilipollas»?

Rafa. Por ejemplo, sí [se ríen], nos consideraban menos ‘auténticos’ porque las niñas se volvían locas con nosotros; nos odiaban y nos llamaban ‘maricones’. Eran celos de macho alfa porque sus novias nos llevaban en la carpeta y nos colgaban en las paredes de su habitación [carcajadas].

Javi. La cuestión era hallar una excusa para ponernos a parir. Nunca oí a nadie decir que Elvis, los Beatles, los Rolling, los Doors o Led Zeppelin fueran menos por volver locas a millones de chicas y ser los que más follaban. Pero este es un país con mucho ignorante y mucho envidioso.

XL. En aquellos años daba la impresión de que no había término medio. La gente los adoraba o los odiaba. ¿Lo sentían así?

Dani. Eso empezó con el segundo disco, La cagaste… Burt Lancaster, que fue el bombazo, porque antes tocábamos en el Rock-Ola ante lo más moderno de Madrid. Con el éxito empezaron esos odios porque gustar a las niñas te degradaba, ya que las compañías lanzaban productos específicos para ese público, como Pedro Marín, Iván… Y cuando, sin comerlo ni beberlo, triunfamos entre las adolescentes, grabando para una compañía independiente, ojo, que no nos modeló una multinacional ni nada de eso, la gente nos encajó ahí.

David. Además, éramos chicos muy normales, vestíamos igual que ahora en un momento en que molaba ser raro, y aquí siempre se ha odiado al diferente. La gente se disfrazaba de tribu, como clones de sus ídolos, y si tú no ibas igual no podías ser su amigo. Todo eso nos parecía muy infantil.

XL. Me contaba Enrique Urquijo que una vez que actuaron en el Un, Dos, Tres.., al verlos Chicho Ibáñez Serrador con vaqueros y camiseta les dijo: «¿Por qué cojones Los Secretos no se han vestido todavía»?

David: A nosotros nos pasaba en los especiales de Nochevieja de TVE, donde todo el mundo iba de esmoquin y nosotros en camiseta. «Pero, ¿cómo estáis así? ¡Que salís en cinco minutos!».

Dani: «¿Seguro que no queréis que os planchemos algo?», nos decían. Joder, si lo sé te traigo toda mi colada [carcajadas].

Rafa: Eso nos decía Pedro Caballero, nuestro primer manager. «Pero, ¿vais a salir en vaqueros a cantar? ¡Poneos, al menos, unos que no estén rotos!» [se ríen].

XL. Antes de Hombres G barajaron varios nombres. ¿Pensaron en Hombres. G?

Dani. Ni siquiera sabíamos lo que era el punto G en aquella época [carcajadas].

Javi. Sí, nadie nos había hablado de eso [se ríe]. De nombres, a mí me gustaba Pedo Sangriento, pero no me dejaron.

XL. Lo de Hombres G viene de G-men, una película de 1935 con James Cagney, ¿no?

David: Sí, pero, como sucede con estas cosas, vino de la forma más tonta. Nos gustaba mucho ese rollo del cine clásico, como puedes ver en muchas de nuestras portadas, y cuando vimos el cartel de esa peli lo barajamos como nombre. Entonces, un amigo que estaba montando una banda al mismo tiempo me dijo: «Si no se lo pones tú se lo pongo yo a mi grupo». Y dije: «¡Ni de coña!». La verdad es que no nos convencía, pero teníamos premura, porque ya estábamos grabando los primeros singles y no teníamos nombre definido. Al principio fuimos unos Hombres G inseguros, porque cuando salió Venezia y la canción se hizo muy famosa la gente no se quedaba con el nombre. Pero pasó rápido, la cosa enseguida se puso seria.

XL. Todas las grandes compañías, por cierto, rechazaron su primera maqueta. ¿Qué excusas les pusieron?

David: «No lo veo». «Este año ya vamos a lanzar a tal grupo y no podemos».  «Venid en unos meses». Fuimos a todas las grandes con esa cinta. Allí estaban Sufre mamón, Venezia, Marta tiene un marcapasos, Nassau; canciones que luego fueron hits mundiales. Y luego todos esos imbéciles nos decían: «Si en vez de fichar por Twins os hubiéramos sacado nosotros habríais vendido el triple». ¡Pero si no os gustó la maqueta, gilipollas!

XL. Tenían entonces 20 años. Hasta entonces, ¿qué habían pensado hacer con sus vidas?

Rafa: Yo acababa de terminar la mili, que la hice en el 81 y me pilló lo de Tejero, y estaba trabajando de DJ en un pub.

Dani: Nosotros estábamos en la universidad cuando grabamos el primer disco, Javi y yo haciendo Ciencias de la Información. Recuerdo que en clase decidimos un día el orden de las canciones del disco.

David: Yo estaba en Imagen y Sonido. Escribí Nassau en clase de Sociología.

XL. En el rock español de los años 80 había mucho sentido del humor y diversión. ¿Se mantiene así?

Rafa: Es que las drogas de ahora son menos divertidas que las de antes.

David: Fue una época de muchas risas, la verdad. Estaban Siniestro Total, Glutamato Ye-Yé, Derribos Arias, Ilegales…, grupos con mucha ironía. Es importante no perder el sentido del humor, pero lo principal es transmitir emociones, hacer sentir cosas a los demás, y eso se puede expresar de muchas maneras.

XL. ¿Aún les persigue la etiqueta de ‘pijos’ o el término ya no contiene la carga peyorativa que tenía en los 80?

David. No sé si nos siguen llamando ‘pijos’, pero es que hay que ser idiota…

Javi. Nunca hemos usado loden ni hemos salido de caza el fin de semana.

Rafa. Salíamos de caza después de los conciertos [carcajadas]. Pijo era una palabra que te lanzaban con facilidad. Como ‘fascista’ hoy, que sirve para todo. El otro día me colé, sin querer, en la fila del súper y me llamaron fascista.

XL. ¿Por ser de Hombres G o por colarte?

Rafa: Ah, mira, eso ya no sé [carcajadas]. Pero no hacen falta muchos motivos. Te lo dicen por cualquier cosa. Los de izquierdas y los de derechas.

Daniel Mezquita: «Lo peor es cuando te viene una chica guapísima y te dice: ‘Un autógrafo para mi madre'» 

XL. ¿Y con qué frecuencia les dicen: «Mi madre es superfán de vosotros»?

David. Mucho [se ríen]. Al principio jodía: «Joder, soy un viejo», pero lo asumes. O cuando te viene una madre con sus hijos: «Yo soy de tu época».

Rafa. En los 80 teníamos 21 años y las chicas, de 13 a 18, se enamoraban de nosotros. Hoy, las niñas no nos ven en esos términos. Les molamos, pero les parecemos señores.

Dani. Lo peor es cuando te viene un pibón espectacular y te dice: «¿Me firma un autógrafo para mi madre?». Eso no tiene gracia [carcajadas]. Lo que no ha cambiado es que –siempre nos lo han dicho– seguimos siendo el grupo que más alcohol vende en los conciertos.

XL. ¿Añoran a las fans enloquecidas?

David. A ver, en nuestros conciertos la gente sigue enloquecida, pero en los 80 era algo absurdo y surrealista. Aquello se llenaba de sujetadores, bragas y fajas; las chicas asaltaban el escenario y salíamos a escondidas en ambulancia o furgón de Policía. El público sigue siendo muy caliente; desde adolescentes a cincuentones que saltan, bailan y cantan totalmente desquiciados, pero ya es otra cosa.

XL. Se lo pregunto como expertos. ¿Ha cambiado la lencería desde los 80?

Rafa. Sí, claro. Hemos visto de todo. Hoy es más pequeña, ¿no? [Se ríen].

David. Antes se quitaban el sujetador en un impulso arrebatado y lo tiraban; ahora muchas lo traen en una bolsa y lo lanzan con etiqueta y todo. Es decepcionante [se ríen].

Javi. Yo todavía veo a alguna que se lo quita y se queda con las tetas al aire.

 Javier Molina: «En los conciertos, hoy, yo todavía veo a alguna fan con las tetas al aire»

XL. ¿Os ha ocurrido a menudo esto de no escucharos en los conciertos por los gritos de las fans?

David: En los 80 eso era lo normal. El público se comía el sonido.

Dani: Es como cuentan los Beatles en Anthology, que tocaban de memoria. Recuerdo salir a la plaza de toros de Monterrey y no oír nada. Pero nada de nada. Miraba a Javi e intentaba seguirle.

Javi: La gente cantaba, pero no nos escuchaba. Era impresionante.

Rafa: Y hoy también. Aunque ahora llevamos auriculares y nos podemos escuchar.

XL. ¿De ahí vienen títulos como Estamos locos, ¿o qué? y Todo esto es muy extraño?

David: Sí, sí. Estamos locos, ¿o qué? hablaba de aquella locura y el otro, 17 años después, también, porque nos parecía increíble estar de nuevo ahí, teniendo un éxito enorme y con el público como si no nos hubiéramos ido nunca.

Estilismo: José Herrera
Ayudante de estilismo: Samuel Sanz
Maquillaje y peluquería: Manu Moreno para NYX y Kerastase
Asistente de fotografía: Yamel Jaltota.

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