Este astrofísico abrió la puerta al sueño de encontrar mundos parecidos a la Tierra. Lo hizo al descubrir hace 17 años el primer planeta fuera del sistema solar. El suizo Michel Mayor conoce el universo como nadie. Ahora que las cosas por la Tierra parece que van regular, es momento de mirar hacia las estrellas. Por Fernando Goitia

Era una noche de julio de 1995. Michel Mayor acababa de descubrir un extraño astro a 50 años luz de la Tierra. Abrió una botella de vino espumoso del Ródano y bautizó a su planeta como 51 Pegasi b. Dos décadas después, la ciencia ha identificado ya 769 más. Y podrían ser millones.

XLSemanal. ¿Qué se siente al descubrir un planeta? Debe de ser como proclamarse campeón olímpico o algo así, ¿no?

Michel Mayor. [Se ríe]. Fue increíble, excitación pura; no te lo acabas de creer. Hacíamos comprobaciones, repasábamos todo al detalle, hasta que dijimos: «Es un planeta, sí; no puede ser otra cosa».

XL. ¿Qué le hacía dudar?

M.M. 51 Pegasi b está más cerca de su estrella que Mercurio del Sol, su órbita es de cuatro días y su masa, 150 veces la de la Tierra. No entendíamos cómo un planeta tan grande podía estar tan cerca de su estrella y con una órbita tan rápida, pero no veíamos otra explicación. Hoy conocemos planetas con órbitas de menos de un día.

«Espero que, cuando viajemos por el cosmos, no tengamos que avergonzarnos de lo que hemos hecho en la tierra»

XL. ¿Cuántos planetas ha descubierto?

M.M. No llevo la cuenta; más de 200.

XL. ¿Siente especial apego por alguno?

M.M. En 2010 descubrimos siete planetas en la estrella HD 10180, el mayor sistema planetario después del nuestro, a 127 años luz. Pero el más interesante lo hallamos en 2011. Se llama HD 85512 b, tiene una masa tres veces la de la Tierra y está en zona habitable. Es el más serio candidato a reunir las condiciones para la vida.

XL. ¿A qué distancia está de nosotros?

M.M. Cerca, a 36 años luz de distancia.

XL. Aquí al lado, como quien dice

M.M. En términos astrofísicos, sí.

XL. No como para irse de vacaciones en un futuro no muy lejano…

M.M. [Se ríe]. Me temo que no. Los astrónomos no pensamos así, aunque la gente se plantee, ya sabe. si hubiera la posibilidad de habitar otro planeta en el futuro cuando el nuestro se haga inhabitable En primer lugar, las distancias son enormes y es casi imposible que algún día consigamos viajar hasta allí. Por otro lado, es una visión sucia, algo que debería avergonzar al ser humano. Preocupémonos de cuidar la Tierra y, si algún día viajamos por el cosmos, que no tengamos que avergonzarnos.

«En unos 20 años, quizá podamos intuir si hay vida en alguno de estos planetas. La crisis no debe matar nuestra curiosidad»

XL. En tiempos de recortes, ¿cómo justifica que se invierta en localizar planetas que nunca vamos a pisar?

M.M. La ciencia es parte de nosotros. La humanidad siempre ha dedicado una parte de sus recursos mínima a la ciencia. Es innegable que la astrofísica no lidia con problemas inmediatos ni atiende a una necesidad acuciante de la sociedad; pero está al servicio de la curiosidad humana.

XL. Pero ahora solo se busca rentabilidad…

M.M. Sí, es terrible. Imagine que desecháramos todo lo que no es convertible en un producto al servicio inmediato del hombre; el mundo sería mucho menos excitante. Siempre hemos temido lo desconocido, y el ansia de conocimiento nos ha permitido vencer esos miedos. La astronomía nos proporciona una visión racional de lo que ocurre ahí arriba. Su avance nos ha liberado de miedos atávicos. No perdamos esta curiosidad.

XL. Sus investigaciones ¿también nos ofrecen datos nuevos sobre la Tierra?

M.M. Exactamente. En la búsqueda de exoplanetas hay dos grandes desafíos. El segundo es buscar vida, pero en primer lugar está entender la formación de sistemas planetarios. Es una pregunta hermosa. ¿cuál es el origen de la vida en la Tierra? Todo lo que he descubierto en estos 17 años muestra la complejidad de este mecanismo.

XL. ¿Es usted religioso?

M.M. No, pero eso es irrelevante. Ciencia y religión no son antagonistas absolutos. Newton, sin ir más lejos, era profundamente religioso. Es cierto que en el siglo XVI se dio esta terrible oposición entre el Vaticano y científicos como Giordano Bruno o Galileo, pero la Iglesia no siempre ha restringido el avance científico. En el siglo XII, en la Sorbona, se hablaba de la pluralidad de los mundos. La pregunta era. ¿por qué limitar el poder de Dios a un mundo? Siendo omnipotente, podría haber creado más.

XL. Cuando baja la vista y mira alrededor, a este planeta, ¿no piensa: ¿»Ojalá estuviera ahí arriba»?

M.M. [Se ríe]. Sí, dan ganas de largarse, aunque, créame, se está mejor aquí que en cualquier otro lugar del universo conocido. Más seguro, al menos.

XL. ¿Cuántas veces le han preguntado. «Oiga, ¿hay o no vida en el universo»?

M.M. [Se ríe]. En cada entrevista. Cuando descubrimos 51 Pegasi b, todos los diarios y televisiones querían hablar conmigo. La astrofísica estudia la formación de sistemas planetarios, pero eso no les interesa. Quieren saber si hay vida en otro lugar del cosmos.

XL. ¿Es posible establecer si hay vida en un planeta a años luz de nosotros?

M.M. Es una excelente observación. En realidad, es completamente loco y exagerado pensar siquiera que somos capaces de detectar vida allí. Aspiramos a saber si existen condiciones para la misma. Certificar su existencia requiere viajar y hablamos de años luz de distancia.

XL. Es, en todo caso, el reto científico a largo plazo, ¿no?

M.M. Sí, pero si eso ocurre, ni sus nietos ni los míos lo verán. A día de hoy, ni siquiera podemos verlos; los planetas son mucho más pequeños que las estrellas, no emiten luz y la separación entre ambos es insignificante comparada con la distancia a la que se encuentran de nosotros. Hay que separar la luminosidad del planeta de la de la estrella, observar las perturbaciones que estos provocan en ella En fin, conocemos su existencia por observaciones y cálculos muy complejos. Las imágenes que se ven por ahí son recreacionísticas aproximadas.

XL. ¿Se podrán ver algún día?

M.M. Quizá, en 20 años… Hay dos misiones. Darwin, en Europa, y TPF en EE.UU., que deben lanzarse antes de 2020, aunque la crisis podría afectar a sus planes. Con estas naves en el espacio será más fácil estudiarlos. Solo en la Vía Láctea hay más de cien mil millones de estrellas; el número de planetas es incalculable.

XL. ¿Qué pueden descubrirnos?

M.M. No solo tendremos imágenes; quizá determinemos la huella molecular de cada planeta. La distribución de la luz puede revelarnos la posibilidad del desarrollo de la vida; como una firma que nos indica si hay oxígeno, agua…

XL. Una última curiosidad. ¿su lugar favorito para observar el universo?

M.M. El hemisferio sur; se ve el centro de la galaxia. Hay más estrellas, más brillantes y aparece una larga franja de luminosidad en el cielo. Es hermoso.

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