El busto de la mujer del faraón Akenatón representa el ideal de belleza y atrae las miradas de todo el mundo. Pero su tumba no se ha encontrado. ¿O sí? Los arqueólogos sospechan que se esconde tras un muro de la cámara mortuoria de su hijastro Tutankamón. Este hallazgo ha sido posible gracias a una empresa española. Por Hans-Hermann Klare

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Tiene 3350 años y está tuerta, pero es la mujer más bella de Berlín. Y quizá del mundo. El busto de Nefertiti, la mujer del excéntrico faraón Akenatón, es un imán de inmenso poder. Lo ha sido desde 1912, cuando se encontró a orillas del Nilo.

Un trabajador egipcio al servicio de la Sociedad Oriental Alemana halló entre unas ruinas «un cuello de color carne con bandas rojas pintadas». Era tan impactante que el egiptólogo que encabezaba la expedición, Hermann Ranke, decidió dormir junto a él para asegurarse de que nada le pasara al valioso busto. Esta mujer ha extasiado a científicos y estudiosos desde el momento en el que apareció. Y, ahora, la investigación en torno a Nefertiti acaba de dar un nuevo y radical giro. El arqueólogo británico Nicholas Reeves cree haber encontrado indicios de su tumba en el Valle de los Reyes, en el Alto Egipto. A finales del pasado mes de julio publicó los resultados de sus últimas investigaciones en el interior de KV 62, la tumba del faraón Tutankamón.

Unas grietas han sido la clave. El espectacular hallazgo, si se confirmara finalmente, es el efecto colateral de un proyecto surgido con una intención totalmente diferente: el intento, en colaboración con la empresa española Factum Arte, de construir una reproducción exacta de la tumba de Tutankamón, amenazada por las oleadas de turistas. Esta empresa con sede en Madrid se ha especializado en la reproducción digital de obras de arte y monumentos. Los expertos españoles emplean para ello un escáner en 3D de diseño propio, al que han llamado Lucida. Las cámaras registran todas las grietas e irregularidades, por diminutas que sean. «Gracias a esta nueva tecnología no solo podemos reproducir la tumba de Tutankamón hasta el último detalle y con una resolución nunca alcanzada, sino también elaborar un perfil de superficie de la máxima precisión. Fue esto lo que le permitió a Reeves apreciar las fisuras en las paredes», afirma Miqui Guillén, coordinador de proyectos en Factum Arte.

También los objetos y la forma de la cripta de Tutankamón apuntan a la existencia de la tumba de una mujer

Egipto, de momento, guarda silencio. Gracias a esta tecnología, el arqueólogo británico logró identificar unas finas líneas con una disposición y dimensiones similares a las de las puertas ubicadas en otros lugares de la cámara mortuoria. Según Reeves, es probable que detrás de la pared norte se encuentre otra tumba.

Además, entre las piezas del ajuar que acompañaba a Tutankamón se hallaban máscaras y vasijas originalmente pensadas para el sepulcro de Nefertiti. Por otro lado, la forma del conjunto de la cripta también apunta a la existencia de la tumba de una mujer. Reeves cree que en su interior podrían encontrarse los restos nunca identificados de Nefertiti. Si tuviera razón, el suyo sería el descubrimiento más relevante de la época faraónica desde que el británico Howard Carter topara hace 93 años con la tumba intacta de Tutankamón.

Sería el descubrimiento más relevante desde que apareció la tumba de Tutankamón hace 93 años

Por su parte, las autoridades egipcias encargadas de administrar los tesoros arqueológicos del país guardan silencio sobre cuál creen que podría ser el siguiente paso del científico británico… siempre y cuando se autorice la continuación de sus investigaciones, claro.

El mundo científico está dividido

Barry Kemp, arqueólogo de la Universidad de Cambridge y experto en la época de la XVIII dinastía, a la que también perteneció Nefertiti, se muestra prudente. «A estas alturas todavía no se puede decir mucho. Quizá haya algo detrás de esa pared o quizá no. Lo que suele pasar en estos casos es que, cuanto más te esfuerzas en confirmar tu primera suposición, más te convences de que cada nuevo descubrimiento te da la razón. Hay que realizar más investigaciones».

A su vez, el arqueólogo norteamericano Kent Weeks, que también ha excavado en el Valle de los Reyes, cree que las conclusiones a las que ha llegado Reeves plantean «una idea fascinante y suponen un primer paso realmente impresionante».

Pero quedan muchas incógnitas por resolver. Ni siquiera está muy claro que el busto expuesto en Berlín sea tan único como creemos. Quizá solo fuera un prototipo para la producción en masa, usado como modelo y material de referencia por los artesanos egipcios. Los análisis de la escultura realizados en Berlín con ayuda de un tomógrafo computarizado han encontrado bajo ese rostro tan perfecto el retrato de una mujer en la edad madura, con hombros caídos y pequeñas arrugas en torno a la boca. Sobre esa base, el artista egipcio construyó con yeso el rostro que hoy conocemos, absolutamente simétrico, un ideal de belleza, la encarnación del poder absoluto.

La intimidad inédita de Akenatón

Los años de reinado de su esposo, el faraón Amenofis IV, que más tarde tomaría el nombre de Akenatón, fueron un tiempo de ruptura y desórdenes. Y también se sabe que, en esos años revueltos, el faraón tuvo a su lado a una joven llamada Nefertiti, nombre que se podría traducir como «la belleza ha llegado».

Los dominios del nuevo faraón se extendían desde el Nilo hasta el Éufrates. Los egipcios también se habían anexionado Sudán y los estados vasallos asentados en las actuales Siria y Palestina. Solo los hititas en el norte representaban una amenaza.

Akenatón llamaba a su mujer ‘la soberana de la alegría’ y pareció compartir con ella el poder

Todo apunta a que Amenofis era un joven con ideas propias, un soñador que escribía poesía. A su mujer Nefertiti la alababa describiéndola como ‘soberana de la alegría’. Y, a diferencia de sus predecesores, no dudó en convertirla en reina en pie de igualdad con él.

En el quinto año de su reinado, el faraón abandonó Tebas y fundó una nueva ciudad a unos 300 kilómetros río abajo (Amarna), dedicada en exclusiva al dios Sol y pensada para albergar hasta 50.000 habitantes. Esta decisión supuso un ataque frontal contra todo aquello que hasta ese momento los egipcios habían considerado sagrado.

Amenofis decidió cerrar el gran templo de Amón, hizo borrar de las inscripciones los nombres de los antiguos dioses y adoptó el nombre de Akenatón, ‘el que sirve a Atón’. Los sacerdotes pasaron a ser innecesarios, mientras que el propio faraón se convertía en un hereje a ojos de muchos de sus súbditos.

La religión de Akenatón fue el intento de acabar con el politeísmo. Lo que sus contemporáneos consideraban un sacrilegio supuso la aparición del monoteísmo en la historia de la humanidad. Ahora, el mismo faraón se convertía en dios.

El arte de la época permite apreciar el papel destacado que jugó Nefertiti. Aparece representada en pie de igualdad con el faraón. Además, la soberana muestra las insignias del poder, como la alta corona azul que luce el busto de Berlín.

Otras imágenes muestran una intimidad hasta entonces desconocida entre el faraón y su mujer. Unas veces, se los ve sentados juntos; otras, él se inclina hacia ella… estampas impensables por lo que tenían de intromisión en la vida privada del soberano. También son una prueba de la ruptura con la tradición impuesta por el faraón. Akenatón y su esposa parecían compartir el poder. Y querían que el mundo lo supiera.

Nefertiti pudo reinar durante un año tras la muerte de su marido. Probablemente fue asesinada

El faraón hereje cayó en el olvido. El país estaba atravesando una época turbulenta. El faraón se había deshecho de gran número de funcionarios, los ingresos procedentes del templo de Karnak se agotaban, los hititas volvían a presionar desde el norte y el pueblo sufría hambre, inseguridad y miedo.

En el decimocuarto año del reinado de Akenatón, Nefertiti desaparece de las representaciones de la corte. Podría haber varias explicaciones para ello. Algunos creen que habría muerto de peste. Otros, que siguió con vida. Incluso que podría haber asumido el gobierno del Estado un año después de la muerte de su marido, en torno a los años 1335 y 1334, aunque lo habría hecho bajo otro nombre: Semenejkara. Con ello se habría convertido en la segunda faraona en la historia de Egipto tras Hatsepsut. Nefertiti, en la mitad de la treintena, se habría convertido en regente absoluta del país. El futuro faraón, Tutankamón, hijo de Akenatón y de la poderosa concubina Kiya, era demasiado joven.

Nefertiti alias Semenejkara habría reinado alrededor de un año cuando le llegó la hora de ser llevada a su tumba. Probablemente murió asesinada. Sus sucesores intentaron destruir todo lo que pudiera recordar al faraón hereje. Nefertiti cayó igualmente en el olvido. Hasta que en 1912 reapareció y nos deslumbró con su belleza.

LOS MISTERIOS…

Una puerta secreta

El análisis realizado por una empresa española ha descubierto unas grietas en la tumba de Tutankamón que sugieren la existencia de puertas que conducen a la cripta de Nefertiti.

La reina de Alemania

El busto de Nefertiti fue descubierto por una expedición arqueológica alemana el 6 de diciembre de 1912 cerca de la antigua Amarna. Es la joya del Museo Egipcio de Berlín.

Hablan las paredes de la tumba

El escáner en 3D Lucida, de la empresa española Factum Arte, proporciona una imagen de 70.000 puntos por centímetro cuadrado. Lucida ha detectado las misteriosas grietas de la cripta de Tutankamón.

El faraón feminista

Akenatón también fue revolucionario al presentar a Nefertiti en pie de igualdad y al dejar mostrar imágenes de su intimidad. Aquí aparece la pareja real con tres de sus seis hijas.

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