¿Es cierto que las redes sociales pueden condicionar nuestro voto? ¿Puede un simple un botón puesto de forma estratégica en una esquina de nuestra pantalla conseguir que votemos o nos abstengamos?

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Que una determinada publicidad salga tantas veces que terminemos comprando el artículo o que nos de más confianza aquellas páginas que siguen nuestros amigos, puede parecer algo carente de importancia, pero en lo que a política se refiere la cosa cambia.

En la campaña de 2016, la consultora Cambridge Analytica –que trabajaba para Trump– logró hacerse con los datos de millones de americanos con una aplicación que se descargaban los usuarios de Facebook y que, sin ellos saberlo, les facilitaba toda su información y la de sus contactos. Así se pudo llevar a cabo la microfocalización conductual: se fragmenta la audiencia en grupos a los que enviar mensajes adaptados; se le dice a cada votante exactamente lo que quiere escuchar.

Donald Trump va por debajo en las encuestas a menos de dos semanas para las elecciones, por eso está multiplicando sus actos de campaña. Amenaza con hacer hasta cinco meetings cada día. La pelea contra Joe Biden y el ninguneo a la pandemia, junto a explotar la imagen de su mujer Melania Trump, están siendo la tónica del presidente durante los comicios estadounidenses.

Si el usuario veía que sus amigos lo pulsaban, era más probable que él votara. Si Facebook lo ‘escondía’, aumentaba la abstención

Por su parte, Joe Biden tampoco está exento de polémica. Su primer intento fallido de acceder a la Casa Blanca fue en 1988. Entonces estuvo envuelto en un escándalo por plagiar un discurso de un líder laborista inglés.

El que fuera vicepresidente ocho años durante la legislatura de Barak Obama va directo al grano y sin rodeos. Llamó criminal de guerra al líder serbio Slobodan Milosevic en su cara. La dureza de su carácter está arraigada a una tragedia acaecida cuando comenzaba su carrera como senador. Su mujer y su hija Naomi murieron en un accidente de tráfico y sus otros dos hijos resultaron heridos de gravedad.

El fracaso de Biden hace más de 30 años no tiene porqué empañar su victoria ahora, de hecho le saca 8 puntos a su rival Donald Trump. Las cosas pueden cambiar, al fin y al cabo hace tres décadas no existían las redes sociales.

El botón de ‘he votado’

En las presidenciales de Estados Unidos, apenas vota el 50%. La participación es clave y, si es alta, suele inclinarse en favor de los demócratas. En 2012, unos ingenieros de Facebook publicaron el artículo Un experimento con 61 millones de personas. Contaban que habían colocado un botón de ‘Ya he votado’ en la red. Si el usuario veía que sus amigos lo pulsaban, era más probable que él votara. Si Facebook lo ‘escondía’, aumentaba la abstención. Lo contaban como proeza tecnológica, pero la conclusión era obvia: pueden manipular la movilización.

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