La resonancia magnética sirve para detectar tumores, pero en los años 90 se descubrió que podrían servir para obtener otras informaciones.

Cómo funciona la resonancia

La resonancia magnética o IRMf combina dos procedimientos: campos magnéticos y ondas de radio. Básicamente es como meter la cabeza en un imán gigante para sacar instantáneas del cerebro. ¿Cómo? Los protones de los átomos del cerebro son alineados con el campo magnético y luego se les saca de la fila con un pulso de onda de radio. Cuando vuelven a su posición, emiten sus propias ondas, que un ordenador captura para traducirlas en imágenes. Esto sirve, por ejemplo, para detectar tumores. «Pero en los años 90 se descubrió que podíamos usar estas máquinas de modo diferente», relata Read Montague, uno de los pioneros.

La sangre contiene hierro y también oxígeno y azúcar. Cuando una neurona se activa, la sangre oxigenada acude a irrigarla (las neuronas no tienen reservas de glucosa y necesitan combustible). Y el imán detecta el hierro y se ‘chiva’ de su presencia. ¿Y eso qué tiene que ver? Pues que los cambios en la actividad neuronal están relacionados con los cambios de flujo sanguíneo. Si se hace un vídeo del flujo sanguíneo, se obtiene una representación de la actividad cerebral. Esto ha revolucionado la ciencia cognitiva. No importa el área, ya sea la memoria, el movimiento de brazos y piernas, pensar acerca de nuestra suegra, enfadarse, una reacción emocional… Si metemos a alguien en una máquina de resonancia magnética, veremos estas variables mapeando su actividad cerebral.

Qué se puede ver

→ Adicciones: drogas, alcohol, el móvil... Observando la parte del encéfalo que busca la recompensa inmediata, y la amígdala, que sopesa las consecuencias del riesgo, se puede predecir qué personas son propensas a las adicciones.

→ Memoria: Alzhéimer, demencia senil No solo rastrea los biomarcadores para el diagnóstico precoz de las personas que desarrollarán alzhéimer y demencias seniles, también estudia la memoria para retrasar y mitigar su pérdida.

→ Cáncer: tratamiento de tumores, prótesis...La detección y localización de tumores para facilitar la cirugía fue una de las primeras aplicaciones. Pero hay cientos de nuevos ensayos médicos, como las prótesis dirigidas con la mente.

→ La raíz del odio: Falta de empatía, racismo, psicopatías Científicos del MIT están ya aplicando la resonancia para estudiar el odio entre israelíes y palestinos y para entender la ausencia de empatía. También sirve para estudiar el racismo o la psicopatía.

→ Bienestar: terapia conductista, sexo...La felicidad se puede entrenar. Psicólogos conductistas utilizan la resonancia en la valoración y seguimiento de sus pacientes. También algunos sexólogos para tratar problemas de erección, frigidez…

→ Fracaso escolar: dislexia, trastornos de aprendizaje. Los niños con riesgo de padecer dislexia y otros trastornos muestran diferencias en su actividad cerebral antes de aprender a leer. Un uso temprano de la resonancia reduciría el fracaso escolar.

→ Uso forense: detector de mentiras.Se producen cambios detectables en el flujo sanguíneo cerebral cuando se miente. Hay empresas que diseñan detectores de mentiras basados en la neuroimagen para sustituir a los polígrafos.

→ Neuromarketing: investigaciones de mercado. Sirve para meterse en la cabeza del consumidor y conocer qué estímulos lo impulsan a comprar. Por ejemplo, la aversión a perderse algo. El marketing la fomenta con promociones, rebajas

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