Harvard, Oxford, Stanford… No, la mejor universidad del mundo es el Instituto Tecnológico de Massachusetts, el MIT. Robótica, biotecnología, diseño aeroespacial… Visitamos el mayor centro de creación tecnológica del planeta, de la mano de los investigadores y estudiantes españoles. Por Daniél Méndez

Cada año se publica la lista QS World University Rankings, que elige a los mejores centros universitarios del planeta. En los primeros puestos hay oscilación. Harvard, Cambridge, Oxford o Stanford se mueven entre el segundo y el quinto puesto. Pero una posición permanece fija: el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ocupa siempre el primer lugar. En un centro del que han salido ya 87 Premios Nobel, hay que remontarse a 1992 para dar con un año en que el galardón de la Academia sueca no recayera en un profesor o antiguo alumno de esta universidad.

MIT Media Lab, Location: Cambridge MA, Architect: Maki and Associates, Leers Weinzapfel Associates

Entrar en un centro de semejante prestigio no es fácil. el 90 por ciento de los estudiantes que se postula es rechazado. Para evitarlo, los que tratan de acceder empiezan a prepararse ya en el instituto. Cuenta la nota media y la rama elegida: recomiendan que se haya cursado Física, Química, Biología… Aunque no es imprescindible. Y, a continuación, hay que aprobar el SAT, equivalente a la selectividad española, y el TOEFL, para verificar el nivel de inglés. Ayudan, por cierto, las cartas de recomendación de profesores…

La importancia de ‘un padrino’

Entre los 11.500 alumnos hay 4000 que son internacionales y, entre ellos, 70 españoles. Pablo Fernández del Campo, vallisoletano, es uno de ellos, aunque él llegó aquí con una beca de estudios de una institución española, algo a lo que él concede una gran importancia. «Por un lado, te da un soporte económico, así que el MIT tendrá que invertir menos dinero en tu estancia. Además, que te concedan una beca de prestigio en tu país indica que ya has pasado un filtro. Alguien ha dicho que eres bueno en lo tuyo».

La matrícula: 35.000 euros

En cualquier caso, el 60 por ciento de los estudiantes del MIT cuenta con una beca de la propia universidad. Algo capital, ya que la matrícula supera los 35.000 euros anuales. Además, se incentiva que los estudiantes de licenciatura vivan en el campus: más de 8000 euros extra.

En la actualidad hay 70 estudiantes españoles en el MIT. El sueño: crear tu propia ‘start-up’. Ya han salido más de 800 de esta universidad

«En España estudias en la universidad y te vas a casa. Aquí se hace la vida en el campus. Los estudiantes pasan 24 horas aquí. Tienen todo lo que necesitan: comida, grupos con los que hacer un proyecto…», cuenta Íñigo del Portillo, que cursa su doctorado en el Departamento de Aeronáutica y Astronáutica.

De profesor: un Premio Nobel

Si eres estudiante de este centro, es muy probable que recibas clase de un Nobel, como explica Jesús del Álamo, profesor de Microelectrónica. «Todos los profesores damos clase, tengas un Premio Nobel o todos los premios habidos y por haber. Pero, además, si en otros sitios los profesores más célebres dan clase a grupos reducidos, aquí es todo lo contrario. los prestigiosos dan a los niveles más bajos y a grupos lo más amplios posible. Así se multiplica su impacto como profesor».

El MIT abrió sus puertas en 1865. Inicialmente se ubicó en Boston, pero unos años después, en 1916, cruzó el río Charles para instalarse definitivamente en Cambridge. Diversos actos conmemoran este año un siglo en su nuevo campus. Aunque hablar de campus puede dar una idea equivocada. Los edificios del MIT se expanden a lo largo de la ciudad de Cambridge, no muy lejos de los de Harvard. Y cada vez más compañías se están instalando en torno a la plaza de Kendall, el corazón del campus. desde Microsoft a Novartis. Y start-ups, muchas start-ups.

Todos los profesores con un Nobel dan clase. Y siempre a los estudiantes de primer año y a grupos muy amplios, para aumentar su impacto

«Hay un edificio aquí, llamado One Broadway, donde se han formado 800 start-ups -explica Ester Caffarel Salvador, que recaló en MIT hace un año-. Aquí, las start-ups nacen en la universidad. En el laboratorio donde trabajo yo han surgido ya muchas y se fundarán otras pronto». El laboratorio al que se refiere es uno de los más grandes del mundo: el Langer Lab. Lleva el nombre de Robert Langer, investigador que maneja un presupuesto de 10 millones de dólares anuales. Ha fundado más de 30 compañías, ha inscrito más de 1100 patentes y ha firmado más de 1300 artículos científicos. El jurado de uno de los premios que acumula estimó que sus descubrimientos habían mejorado la vida de 2000 millones de personas. Valga todo esto como ejemplo de lo que se cuece en el MIT.

MIKEL PETRI (GERONA)

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«Yo estoy becado, pero aquí ves a muchos hijos de banqueros»

Tiene 27 años y nació en Blanes. Se graduó en Económicas y Empresariales por la Pompeu Fabra de Barcelona con 9,54 de media. Llegó al MIT el año pasado. Justo antes se casó y ahora vive aquí con su mujer. Hace su doctorado en Economía.

XL. ¿Cuánto se quedará en MIT?

M.P. Unos 4 o 5 años. Es lo que se suele tardar en terminar el doctorado. Das 2 años de clase antes de elegir especialidad.

XL. ¿Cuál elegirá?

M.P. Economía Internacional y Macroeconomía. Me atrae el tema de las burbujas. Empecé a estudiar economía con la crisis.

XL. ¿Es diferente el sistema universitario americano del español?

M.P. Muchísimo. Aquí, tú no entras a hacer una carrera, entras al MIT. El sistema se basa más en la variedad que en la profundidad. Eres más libre a la hora de elegir las asignaturas. Y no obtienes solo un título, sino que eliges tu major [área general de estudio] y tu minor [especialidad].

XL. ¿Deben estar relacionados?

M.P. No. Puedes tener un major en economía y un minor en teatro. Pero no es lo habitual.

XL. ¿Es fácil adaptarse a Boston?

M.P. Lo profesional aquí es muy atractivo. Tus compañeros son gente muy buena en lo suyo. En lo personal es más difícil. Viven para trabajar. ¡Lo de la tapita con los amigos no se ve! Pero es una sociedad muy abierta, te integran rápido.

XL. ¿Está integrado?

M.P. Totalmente. Soy parte de esta comunidad. Las universidades invierten mucho en que los alumnos estén bien. Que te sientas parte del club.

XL. ¿Lo consiguen?

M.P. Para muchos estudiantes, esta es la mejor época de su vida. Y luego lo aprecian. la mayor parte de los ingresos de las universidades son donaciones de antiguos alumnos.

XL. ¿Cómo son sus compañeros?

M.P. En Estados Unidos, la renta de tus padres es un excelente predictor de lo que será la tuya. Yo vengo de una familia humilde, mis padres no fueron a la universidad y, junto con mi hermano, soy el primero que ha podido acceder a una. En la norteamericana a menudo ves a hijos de banqueros… Pero el 60 por ciento estamos becados.

XL. ¿Y los profesores?

M.P. Hay una relación muy cercana. Somos como 20 alumnos por clase, a veces 5. Incluso invitan a los alumnos a cenar a su casa.

XL. ¿Volverá a España?

M.P. No lo sé. Echo de menos España, pero aquí hay más oportunidades.


JUAN RUIZ RUIZ (MURCIA)

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«Tenemos una asociación de españoles. No es fácil conocer gente»

Murciano de 27 años, estudió Física e Ingeniería Aeronáutica en París. Lleva 3 años en MIT, haciendo su doctorado. Además, preside la asociación Spain@MITque aglutina a los españoles de la universidad.

XL. ¿Cuál es su campo de investigación?

J.R.R. La fusión nuclear. Una tecnología muy prometedora, pero muy compleja.

XL. También es presidente de Spain@MIT…

J.R.R. Somos una asociación de estudiantes españoles en MIT. Unos cien.

XL. ¿Qué hacen?

J.R.R. Asesoramos a los nuevos estudiantes, montamos eventos, encuentros con investigadores que viven en Boston… Todos los años hacemos una cena de bienvenida, con paella, jamón… ¡Este año fuimos 200! Un éxito. Es importante porque aquí no es fácil conocer gente.

XL. ¿Cómo llegó a MIT?

J.R.R. En 2013. Para mi proyecto final de carrera contacté con un profesor español, que fue mi director de proyecto durante cuatro meses de prácticas. Mi intención era hacer el doctorado aquí con él, pero me dijo que se iba a retirar y que no podría ayudarme a buscar financiación para el doctorado.

XL. ¿Y qué hizo?

J.R.R. Empecé a buscar. Me ayudó mucho estar físicamente aquí. Al final empecé a trabajar en el centro de fusión con mi actual directora de tesis.

XL. ¿Fue difícil?

J.R.R. Mucho. Casi tiro la toalla. Pero una entidad bancaria española me concedió una beca. Esa misma semana me dijeron que me aceptaban aquí. No me lo creía, el mundo me sonreía.

XL. ¿La beca tuvo algo que ver?

J.R.R. Creo que sí. Les interesa mucho, porque les ahorra un dinero importante.

XL. ¿Volverá a Europa?

J.R.R. No lo sé. Si pasas aquí tres o cuatro años, empiezas a hacer una red de contactos en tu campo. Mi profesora me pone en contacto con profesores, científicos…

XL. ¿Cómo es su día a día en MIT?

J.R.R. Muy competitivo. Es un bucle. si trabajas bien, puedes conseguir una beca para la investigación. Si te dan no sé cuántos millones para investigar, habrá gente interesada en que trabajes con ellos.


ESTER CAFFAREL (BARCELONA)

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Licenciada en Biotecnología por la Autónoma de Barcelona, pasó por Milán y Belfast antes de recalar en MIT. El centro acudió en su búsqueda: necesitaban expertos en microagujas. Ella al principio se resistió… pero lleva ya un año. Tiene 30.

XL. ¿Cuál es su campo de investigación?

E.C.S. Las microagujas.

XL. ¿Microagujas?

E.C.S. Con ellas podremos administrar medicamentos en cápsulas, por vía oral, que en pastilla no son
absorbidos por el organismo.

XL. ¿Y por qué?

E.C.S. El estómago tiene un pH muy bajo y destruye el fármaco. O lo degradan las enzimas del intestino. Por eso los diabéticos se inyectan insulina.

XL. ¿Cuál es su papel en el proyecto?

E.C.S. Formo parte del Langer Lab, uno de los laboratorios más grandes del mundo. Somos más de 100 personas. Yo coordino el proyecto. Somos cuatro personas a tiempo completo.

XL. ¿Cómo es su jornada?

E.C.S. Llego a las ocho. Siempre tengo una o dos reuniones. Además, superviso la tesis de una estudiante de máster. Y también a una estudiante que me ayuda con los experimentos. ¡No paro!

XL. Desde luego.

E.C.S. Pero cada semana es diferente. Hace poco hice un curso de medicina en Harvard. Estaba allí de ocho a cinco y luego iba a mi laboratorio. ¡Me quedo aquí hasta las diez de la noche!

XL. ¿Es normal que alguien del MIT acuda a Harvard?

E.C.S. Sí, hay mucha colaboración. No solo cursos. Yo, por ejemplo, uso sus instalaciones para imprimir los moldes para mis investigaciones.

XL. ¿Cómo llegó a MIT?

E.C.S. Estaba en Belfast y desde el Langer Lab de MIT contactaron con mi jefe porque buscaban a gente con experiencia en microagujas. ¡No quería venir! Porque en Estados Unidos hay muy pocas vacaciones y se trabaja mucho. Pero era una buena oportunidad.

XL. ¿Dónde vive?

E.C.S. Al llegar, con cinco chicos. ¡Teníamos hasta ratones en casa! Ahora somos dos. La vivienda es cara y los postdocs estamos mal pagados. Injusto… pero estás en corazón de la investigación.


JESÚS DEL ÁLAMO (SORIA)

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«Es abrumador tener estudiantes mucho más brillantes que tú»

Profesor e investigador en MIT, en el campo de la nanoelectrónica. Ingeniero de Telecomunicaciones por la Politécnica de Madrid y doctorado en Stanford. Es profesor de MIT desde 1988.

XL. Dirige los Laboratorios de Tecnología de Microsistemas. ¿Qué estudian?

J.D.A. Empujamos la nanoelectrónica hacia el futuro fabricando transistores cada vez más pequeños.

XL. ¿Cuándo entró usted en MIT?

J.D.A. En 1988. Cambridge se ha transformado muchísimo. Cuando empecé, era una zona inhóspita, fea y con mucha criminalidad. ¡Y había solo un restaurante!

XL. Nada que ver con la actual.

J.D.A. Exacto. Cambridge se ha transformado profundamente. El MIT ha funcionado como imán para muchas compañías, sobre todo de biotecnología.

XL. Muchas de esas empresas, además, nacieron aquí.

J.D.A. Sí. Se fomenta mucho que estudiantes y profesores monten sus propias start-ups. El primer trabajo de muchos alumnos será montar su propia start-up cerca del MIT.

XL. ¿Y eso?

J.D.A. Uno de los principios de MIT es learning by doing, ‘aprender a base de hacer’.

XL. Usted estudió en Stanford, otro centro de élite. ¿En qué se diferencia del MIT?

J.D.A. El enfoque de MIT está muy centrado en ciencia y tecnología. Aunque es una universidad muy completa y tiene estudios en humanidades, arquitectura. Pero, a diferencia de Harvard o Stanford, no tenemos escuela de medicina o de leyes.

XL. ¿Cómo es el alumnado en MIT?

J.D.A. Su motivación y su energía es lo más espectacular. Abruma tener ante ti a estudiantes que son mucho más brillantes que tú. ¡Y hay muchos así! Sabes que transformarán el mundo.

XL. ¿Nota mucha diferencia con la universidad en España?

J.D.A. Seguro que habrá cambiado mucho desde que yo estuve. Pero veo una diferencia fundamental. aquí creemos en el learning by doing, aprender haciendo. Los estudiantes comienzan muy pronto a participar en proyectos de investigación.

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