Blanco, negro, rojo, amarillo… La fotógrafa Angélica Dass nunca entendió por qué a las personas se las clasifica por colores. Por eso creó el Proyecto Humanæ, una serie fotográfica que documenta la diversidad de la piel humana. Descubra por qué, además, es un demoledor alegato contra el racismo. Por Fernando Goitia/ Fotografías: Angélica Dass

El proyecto Humanae: un alegato contra el racismo 5

De niña le enseñaron en la escuela un lápiz rosado. Le dijeron que era de color carne y ella se miró la piel. Criada en una familia colorida -descendiente de africanos, de europeos y de nativos brasileños-, a Dass (Río de Janeiro, 1979) le confundió aquello. Su carne no era del mismo color. Empujada por aquel impacto, muchos años después, en 2012, inició el Proyecto Humanæ, con el afán de desafiar el concepto de raza, documentar la diversidad cromática de nuestra especie y, con ello, hacernos reflexionar sobre lo que todos tenemos en común.

La iniciativa cuenta con más de 4000 imágenes tomadas en 36 ciudades de 20 países. Dass colorea el fondo de cada una de ellas con un tono de la paleta industrial Pantone®, idéntico al de una pequeña muestra de 11 por 11 píxeles tomada de la nariz del individuo en cuestión. Con esta sencilla operación, la artista destroza siglos de prejuicios culturales asociados a las clasificaciones étnicas y la identidad, convirtiendo su trabajo, un catálogo de colores de piel humana, en una demoledora herramienta contra el racismo y los prejuicios culturales.

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