Repasamos doce mitos sobre el gimnasio y el peso ideal que te pueden torpedear tus propósitos de Año Nuevo.Toma nota. Por Stefanie Milla

1. Hacer pesas te pone como Schwarzenegger

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¡Mentira! Ángel Merchán, director de Home Wellness Madrid, sonríe al desmentir este mito. «Muchas de las chicas que vienen a entrenar me dicen lo mismo: «¡No quiero que me salgan músculos…!». ¡Ya quisieran! ¡Con lo difícil que es!». Las hormonas femeninas hacen que sea complicado ganar masa muscular. Requiere una dedicación ultraintensiva. Para el gran común de las mortales, el trabajo de fuerza sirve para tonificar, ganar definición, combatir la flacidez y (más importante) la osteoporosis y aumentar el metabolismo basal.

2. Los ejercicios de pectorales ayudan a subir el pecho. ¡Mentira!

Ya nos gustaría, pero… no. La razón es fácil de entender si pensamos en su anatomía: las mamas están constituidas por tejido glandular y adiposo y se encuentran situadas sobre el pectoral mayor, pero no están sujetas por este músculo. La cuestión es que, por mucho que lo trabajemos, no afectará a los senos, que solo tienen una piel fina y elástica para agarrarse. Todo esto no quiere decir que no sea conveniente trabajar el pectoral, ya que es positivo para la musculación del hombro, el brazo, el húmero, el bíceps y el tríceps. ¡No es cuestión de abandonarlos!

3. Los ejercicios de abdominales son la clave para tener una tripa plana

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¡Mentira! Ya podemos tener la musculatura más dura que el acero que, como haya grasilla por encima, no se van a marcar los músculos hagamos lo que hagamos. «Para que se marquen los abdominales hay que perder la grasa que hay por encima», explica el entrenador Ángel Merchán, y añade. «Sin embargo, hacer ejercicios en el abdomen no significa que se pierda grasa justo en esa zona. Esa reducción pasa por el trabajo cardiovascular y la alimentación».

Marcos Flórez, director de la compañía de entrenadores personales Estarenforma.com, deja bien claro que, por muchos e importantes motivos, hacer ejercicios de abdominales es importantísimo. «No solo por mejorar el tono muscular, sino para toda la estabilización del tronco y para proteger la columna».

4. Para adelgazar, es imprescindible hacer ejercicio

¡Mentira! «La cuchara gana siempre». Así de claro es Marcos Flórez. «Incluso tras una hora de ejercicio intenso en que quememos hasta 500 calorías, basta con tomarse dos porras y un chocolate para ganar eso y más». Perder peso es una cuestión de matemáticas: si consumimos más calorías de las que gastamos, estas se almacenan en forma de grasa y el ejercicio solo tiene poco que hacer. Pero eso no quiere decir que no sea recomendable moverse: «El ejercicio hace que consumas más energía durante el tiempo en que lo realizas y después, ya que aumenta el metabolismo basal y se queman más calorías incluso en reposo».

5. Hay que entrenar con el estómago vacío

¡Mentira! A no ser que se quiera correr un maratón, no tiene mucho sentido. Todo lo contrario, pues tendremos poca energía y el entrenamiento será menos eficaz. Entrenar en ayunas es una estrategia idónea para los deportistas de alto rendimiento, que así enseñan al cuerpo a tirar de sus reservas en pruebas de larga distancia, pero no para quienes quieren darle duro al michelín. Como recomendación general, es preferible comer algo ligero antes de entrenar para tener energía.

6. Si no sudas, no pierdes grasa

¡Mentira! «El sudor es solo por regulación térmica: puedes estar entrenando a lo bestia en el Polo Norte, que si estás sin ropa, no vas a sudar», explica Marcos Flórez. Y añade otro mito con el que sonríe: «Igual que decir que nadando no se suda, ¡tampoco es cierto!». Sudor no equivale a grasa: podemos estar chorreando de arriba abajo que si eso sucede porque estamos en una sauna no estaremos haciendo nada contra el michelín.

7. Para recuperarse, hacen falta bebidas isotónicas

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¡Mentira! Todo depende del nivel de recuperación que necesitemos. Si el esfuerzo ha sido ligero y no hemos sudado mucho, el agua puede ser suficiente. Como explica Marcos Flórez, «todo depende de cuánto se sude. El problema de la deshidratación no es solo el agua, sino las sales minerales que perdemos con el sudor, como el sodio, el potasio y el calcio, tan importantes para la contracción muscular y que son las que aportan las bebidas isotónicas».

8. La mejor hora para entrenar es por la mañana

¡Mentira! ¿La verdad? El momento óptimo es ¡cuando podamos! Es cierto que si se entrena por la mañana empezaremos el día con ese extra de endorfinas y de energía que da el ejercicio, especialmente si después nos alimentamos bien. Pero, si por entrenar por la mañana perdemos horas de sueño, estaremos haciendo un mal cambio. Lo más importante es encontrar un tiempo que sea compatible con nuestra rutina diaria.

9. La celulitis está asociada al sobrepeso

¡Mentira! La piel de naranja es un trastorno puramente estético y muy democrático, pues afecta en mayor o menor medida a casi el noventa por ciento de la población femenina. Y sí, aunque el exceso de peso puede desempeñar un papel en su aparición, no es el único, ya que la celulitis es un trastorno multifactorial. Los estrógenos, la mala circulación, un mal drenaje linfático, el estancamiento de la grasa (aunque haya poca…) son solo algunas de las causas que contribuyen a la aparición de los ‘hoyitos’. De hecho, la celulitis dura, que suele darse por ejemplo en rodillas y cartucheras, a menudo va asociada a mujeres deportistas y delgadas y es de las más difíciles de eliminar.

10. Tomar un vaso de agua tibia con limón por la mañana alcaliniza el organismo

¡Mentira! Suena bien, pero… no. Eso no quiere decir que beber agua de limón a primera hora no sea positivo, en absoluto. Como explica la nutricionista Laura Parada, de Slow Life House, «esto ayuda a poner en marcha el sistema digestivo de la noche. Pero no sirve para modificar el pH de la sangre, ya que los encargados de regular la acidez sanguínea son los riñones, el hígado y los pulmones, manteniéndola siempre en un rango de 7,3 a 7,5. Cambiar el pH de nuestro organismo mediante la dieta no es posible».

11. Eliminar los alimentos a los que somos intolerantes ayuda a perder peso.

¡Mentira! El doctor David Mariscal, especialista en endocrinología y nutrición aplicada y director de la Clínica Mariscal, aclara. «La intolerancia alimentaria es una manera eficaz para descubrir aquellos alimentos que nuestro organismo no tolera bien. Es decir, si comemos alguno de estos alimentos, nuestras digestiones pueden ser más pesadas, aumentar el meteorismo, tener tendencia al estreñimiento o todo lo contrario, sufrir cefaleas alimentarias, problemas dérmicos… Pero en ningún caso un alimento cambiará su aporte calórico tengamos o no intolerancia al mismo. Si una manzana tiene 50 calorías, las tendrá para todos y no engordará más a aquellos que padezcan intolerancia. Es posible que la digieran peor, pero no por ello les engordará más».

12. No se debe perder más de un kilo por semana

¡Mentira! Es cierto que en condiciones normales «una pérdida de entre dos y cinco kilos al mes es algo adecuado, pero habría que hacer salvedades por los dos extremos -explica el doctor Mariscal-. Las personas con mucho sobrepeso pueden perder hasta el doble de esos kilos si siguen una dieta adecuada, y los que no tienen tanto sobrepeso y que están cerca de su peso ideal es fácil que pierdan solo la mitad». Lo importante es no hacer locuras que conduzcan a carencias nutricionales.


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