Creó la Organización Nacional de Trasplantes hace tres décadas y en apenas tres años convirtió a España en líder mundial en donaciones. Ahora, tras dejar su puesto hace dos, cuenta en un libro las claves de un éxito que asombra al mundo. Hablamos con él. Por Virginia Drake / Fotografía: Javier Ocaña y José Miguel Cerezo 

• Donación y trasplante de órganos en España

Es doctor en medicina y cirugía y acaba de cumplir 70 años. En 1989 puso en marcha la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), que desde su tercer año de vida convirtió a España en líder mundial en la donación y trasplante de órganos y la cual le valió el Premio Príncipe de Asturias en 2010.

Rafael Matesanz, director de la ONT desde su creación hasta mayo de 2017, publica Gestión con alma: las claves del éxito de la ONT (La Esfera de los Libros), donde desgrana los entresijos de nuestro sistema de trasplantes de órganos para concluir que -más allá de una cronometrada coordinación- la transparencia y la gratuidad del proceso son las claves de su éxito.

XLSemanal. ¿Hay más médicos en su familia?

Rafael Matesanz. No, mi padre era empleado del Metro de Madrid y mi madre trabajó como dependienta en una perfumería. De toda mi familia, yo fui el primero en ir a la universidad y terminar una carrera.

XL. ¿Y dejó la práctica de la medicina para ser gestor?

R.M. Me llamaron porque la situación de los trasplantes era un desastre. Fue una decisión muy difícil porque los médicos estudiamos para ver enfermos.

XL. ¿Era un nefrólogo de éxito?

R.M. Yo siempre he sido un buen clínico, sí. Además, pienso que el que no lo haya sido no puede ser un buen gestor. No hay peor gestor que un mal clínico rebotado.

XL. Sus primeros críticos fueron los cardiólogos. ¿Se consideran la élite de la medicina?

R.M. No todos, pero hay muchos cardiólogos que están encantados de haberse conocido. El corazón es una víscera que tiene una lírica especial [se ríe]. Los cardiólogos son bastante especiales, sí, fueron uno de los muros más fuertes que me encontré.

«Ha habido ministros muy buenos y otros, bastante peores. Los mejores: Ana Pastor, sin duda, y Trinidad Jiménez; los peores con diferencia: Bernat Soria y Celia Villalobos»

XL. También chocó con una Administración bastante caótica.

R.M. Sí, del tema de los trasplantes solo les interesaba quitarse el muerto de encima. No apostaron por la ONT ni mucho ni poco ni nada.

XL. En sus 28 años al frente de dicha organización conoció 17 ministros de Sanidad…

R.M. Unos muy buenos y otros, bastante peores [sonríe].

XL. ¿El mejor?

R.M. Sin duda, Ana Pastor. Y también Trinidad Jiménez.

XL. ¿Y el peor?

R.M. Los dos peores, con diferencia: Bernat Soria y Celia Villalobos.

XL. ¿En qué lugar estaba España en materia de trasplantes en 1989?

R.M. En la parte media baja de Europa, muy por detrás de Italia, Francia, Inglaterra, Alemania… Países a los que hoy duplicamos y cuadruplicamos en donación de órganos.

XL. ¿Cuál era el presupuesto de la ONT cuando se creó?

R.M. No teníamos presupuesto. Empezamos dos secretarias y yo en un despacho, con un PC antediluviano, y luego vinieron seis enfermeras. La primera década estuvimos funcionando en esta situación tan precaria, pese a ser líderes mundiales. Era un milagro. Para el Ministerio solo éramos un problema menos del que preocuparse. La donación de órganos nunca ha sido una prioridad sanitaria, tampoco ahora.

XL. Europa se resistía a reconocer el éxito de nuestra gestión.

R.M. Sí, sí, se llegó a decir que en España aumentaban las donaciones porque la Iglesia animaba a sus fieles. Intentaban encontrar todo tipo de explicaciones para justificar lo que era inexplicable para ellos. que un país menos adelantado les hubiera pasado en esta materia a toda velocidad.

Rafael Matesanz: "Cuando empezamos, la Administración solo quería quitarse el muerto de encima"

XL. ¿Cuántas personas forman hoy la ONT?

R.M. Alrededor de 40, para coordinar a muchísima gente. Más de 400 personas trabajan en las UVI de los hospitales pidiendo los órganos a las familias de los fallecidos. Generalmente son médicos intensivistas porque son quienes mejor detectan un posible donante.

XL. ¿Los ‘conseguidores’ de órganos cobran un tanto por donación conseguida?

R.M. No, el sistema no es ese, cobran por el trabajo realizado fuera de sus jornadas laborales: igual que se cobran las guardias, por ejemplo.

XL. En otros países, una ‘X’ en el carné de identidad marca la condición de donante.

R.M. Todo eso aquí no sirve absolutamente para nada. Si haces una encuesta a la población española, solo un 60 por ciento rellenaría la casilla; sin embargo, cuando se entrevista a la familia se consigue el ‘sí’ en un 85 por ciento de los casos.

XL. ¿Cuántos enfermos mueren en lista de espera sin conseguir el trasplante?

R.M. Entre el 3 y el 4 por ciento.

XL. ¿En España nadie ha vendido o comprado un órgano?

R.M. Ha habido un par de conatos de venta de órganos, pero fueron detectados muy rápidamente. Esto es fundamental para nuestro prestigio porque, si se diera algún caso, el riesgo para la subsistencia de nuestro sistema sería enorme.

«Los problemas que tiene la sanidad no se solucionan devolviendo la competencia al Estado»

XL. En sus casi 30 años al frente de la ONT ¿recibió presiones de algún enfermo para saltarse la lista y conseguir antes un órgano?

R.M. Al principio sí, pero con el tiempo, cuando saben que la negativa a saltarse las reglas es rotunda, se acaba la historia.

XL. En tres décadas, ¿no sucumbió nadie a tentación o presión alguna de este tipo?

R.M. No se nos conoce ningún caso [se ríe]. Y hay tanta gente que interviene en cada proceso que si hubiera alguna trampa hubiera sido conocida urbi et orbi.

XL. ¿Una persona que muere en su casa puede ser donante?

R.M. No, es condición sine qua non que el donante fallezca en un hospital.

XL. ¿A qué edad ya no se puede recibir o donar?

R.M. A ninguna. En España tenemos el récord de edad de un donante: 94 años. A su fallecimiento, se le extrajo el hígado y una vez trasplantado funcionó correctamente.

XL. ¿Quién puede acceder a un trasplante en España?

R.M. Todo aquel que viva aquí, extranjero o no, que tenga tarjeta sanitaria. Nosotros no exigimos que haya obtenido la residencia. Cualquier emigrante que consigue la tarjeta tiene derecho a que se le trasplante un órgano.

XL. ¿Quién no consigue la tarjeta sanitaria?

R.M. Los turistas, por ejemplo. En la ONT nos hemos opuesto siempre al llamado ‘turismo de trasplantes’, gente que viene de otro país para conseguir un órgano aquí.

XL. Dice que siempre evitó que las farmacéuticas colaborasen con la ONT, ¿por qué?

R.M. Sus intereses no tienen nada que ver con los de la ONT. Cuanto menos se junte con las farmacéuticas, mejor. A ellas solo les interesa vender productos. Cualquier interés económico sobre la donación sobra.

XL. Usted se muestra muy crítico sobre la efectividad de guardar el cordón umbilical para un posible autotrasplante de células madre.

R.M. Guardar los cordones para uno mismo no tiene utilidad científica. Yo no se lo he recomendado a nadie.

XL. Cuando nació la princesa de Asturias, sus padres enviaron su cordón umbilical a un banco de Arizona.

R.M. Nos enteramos por la prensa. En ese momento estábamos regulando el tema en España y la idea era que no se iban a permitir este tipo de bancos en nuestro país. Todo se vino abajo con esta noticia y se decidió regular los bancos con ciertas condiciones. Pero la ONT lo primero que hizo fue informar a la gente de que los bancos autólogos (para uno mismo) no tienen base científica ninguna.

XL. ¿Por qué?

R.M. Porque no tiene ningún sentido que, si un niño tiene una leucemia, le trasplantes sus propias células guardadas porque también tendrán el gen de la leucemia.

XL. ¿Qué marca nuestra ley?

R.M. En España, estos bancos son todos públicos. Los cordones umbilicales guardados en ellos sirven para cualquier niño que los necesite y, científicamente, eso vale mucho. Aun así, quien quiera disponer en exclusiva de las células de su propio cordón umbilical lo puede hacer depositando esos cordones en bancos de otros países.

XL. ¿Tienen éxito los bancos de cordones umbilicales en España, con ese carácter público?

R.M. Sí, y mucho. En 1998 se creó el primero en Barcelona y, a partir de ahí, tenemos siete. Somos el segundo país en número de cordones guardados en el mundo, por detrás de Estados Unidos. España es un país netamente exportador de cordones e importador de médula.

«La Organización Nacional de Trasplantes, cuanto menos se junte con las farmacéuticas, mejor»

XL. ¿La devolución al Estado de las competencias en materia de sanidad facilitaría la coordinación a la ONT?

R.M. Es muy positivo que la gestión de la sanidad sea local y esté lo más cerca posible del domicilio del paciente. Sin embargo, es verdad que la descentralización hace más difícil la coordinación de un problema que necesariamente tiene que ser estatal, como es el caso de los trasplantes. Estos no pueden funcionar si tú no puedes disponer de un corazón donado en Madrid para un enfermo de La Coruña. Pero la ONT ha demostrado que esta coordinación es posible.

XL. ¿El modelo de la ONT sería extrapolable a otros problemas sanitarios?

R.M. Sin duda, una coordinación similar sería muy positiva en muchos tratamientos del cáncer y de las enfermedades raras, por ejemplo. Aunque yo no diría nunca que los problemas de la sanidad se solucionan devolviendo la competencia al Estado, pensar en volver a un Insalud es no estar en la realidad.

Madrileño del 49, Matesanz fue jefe de Nefrología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid hasta crear la Organización Nacional de Trasplantes, en 1989. Fue a su vez el redactor principal de la Directiva Europea de Trasplantes aprobada en 2010.

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