Sabe como nadie lo que es partir de una situación adversa y lograr el éxito a base de trabajo duro y humanidad. Hablamos con el exseleccionador campeón del mundo, a los diez años de la gesta del fútbol español,  para que nos cuente cómo ve la remontada en nuestro partido más difícil. Por María de la Peña Fernández-Nespral / Fotografía: David Matellanes

Andrés Iniesta: «El gol que viste en la tele no es el gol»

Vicente del Bosque (Salamanca, 1950) está a las puertas de cumplir 70 años y lleva 3 retirado, después de una vida llena de éxitos. Primero como jugador y después como entrenador del Real Madrid y de la selección española, ganadora de nuestro primer Mundial en 2010. Nos atiende por teléfono desde su casa de Madrid, donde ha pasado el confinamiento con su mujer y sus tres hijos. No le ha dado tiempo a aburrirse. «No vivo de espaldas a nada», afirma. Ha estado pendiente de la actualidad y también de «lo que se cuece en el mundo del fútbol». Y ha aprovechado para ver los partidos de la final de la Liga de 2012 o el de la final de Sudáfrica, que no había tenido tiempo de ver en la pantalla. «Cuando me vi en la tele, pensé que me había excedido en la celebración. No me gusta mostrarme eufórico», asegura. «Soy un poco soso», añade. Con su voz recia pero pausada, nos habla de la remontada y de los valores que deben acompañarla.

XLSemanal. ¿Cuál es su percepción de lo que estamos viviendo?

Vicente del Bosque. Creo que se ha mezclado la política con la pandemia y en muchos casos hemos dejado de lado la prioridad: que es la lucha contra el virus. Me ha llamado mucho la atención la lucha política, enconada, y creo que ha sido una equivocación. Tenían que haber aplicado otro tono. No era el momento de la crispación.

XL. Usted habla mucho de la importancia de las buenas maneras.

V.B. Valen más los hechos y los gestos que las palabras. Mucho más. El ejemplo es la gente que ha estado al pie del cañón. La sociedad civil ha estado fantástica porque en este lío que se nos ha venido encima, con esa responsabilidad enorme, no había fórmulas. Muchas veces no hace falta ser ingeniero ni arquitecto. Hay gente que también es muy necesaria y lo hemos comprobado estos meses. Pueden no tener una carrera, pero su oficio es tremendamente útil para la sociedad.

«Hay gente muy necesaria, lo hemos visto estos meses. Pueden no tener una carrera, pero su oficio es tremendamente útil para la sociedad»

XL. Ha dicho que es del Partido Socialista.

V.B. No, yo no voto a nadie. No pertenezco a nadie.

XL. Toca remontar. ¿Qué espera que salga mejorado de esta pandemia?

V.B. Soy un poco escéptico. No sabemos escuchar y pensamos que lo nuestro es lo único que vale. Me gustaría que fuéramos un pelín más tolerantes. Pero yo creo que hay que confiar en la adaptación que tiene el ser humano, que es grandísima. Si nos hemos adaptado a lo malo, poco a poco tendremos que hacernos a lo bueno.

XL. ¿Cómo han vivido usted y su familia el confinamiento?

V.B. He estado en casa con mis tres hijos y mi mujer. Con mucha incertidumbre y siendo muy disciplinados en todo lo que teníamos que hacer. Lo hemos llevado a rajatabla, como la gran mayoría de los españoles. No somos excepcionales. Preocupados por el hecho de que nadie sabía con certeza los pasos que había que dar.

XL. No puedo dejar de preguntarle por su hijo Álvaro [tiene síndrome de Down].

V.B. Álvaro ha tenido un confinamiento perfecto. Dejó de trabajar en la empresa en la que está, como todos, y ha llevado una rutina casi perfecta. Siempre ha estado entretenido y hemos alternado el equilibrio entre lo físico y otras actividades. Para él es muy importante porque es un chaval diabético. Pero ha estado feliz, es un chico estupendo, un amor.

XL. A usted lo definen por su fortaleza emocional. Ahora más que nunca es importante tenerla.

V.B. No sé si llamarla ‘fortaleza’ o mejor ‘equilibrio emocional’. No es que sea muy distinto a los demás, pero sí intento no mostrar demasiado las emociones. Soy consciente de que los más débiles somos los mayores de 65 años y yo estoy ahí, también mi hijo Álvaro por ser diabético. Seguimos muy preocupados, ya que la pandemia no estará erradicada hasta que no salga la vacuna. La responsabilidad de no contagiar y contagiarnos nos la tenemos que tomar muy en serio.

Vicente del Bosque: "Yo creo en los jóvenes" 2

XL. ¿Cómo ha ocupado la cuarentena?

V.B. He estado muy enganchado a la televisión, atento a las noticias. Y también me gusta leer los periódicos. Y, por supuesto, he aprovechado para ver fútbol; todo el mundial y el europeo, que no había visto, de 2010 y 2012. Ni siquiera había visto la final.

XL. ¿Qué ha supuesto ver la final 10 años después?

V.B. Por ejemplo, cuando en el minuto 116 marcó el gol Iniesta y yo apreté los brazos y me vi en la tele, pensé que me había excedido en la celebración. Lo digo un poco en broma, pero no me gusta excederme, me da vergüenza… Soy así. Soy un poco raro, soso… Soy castellano. Cada uno es como es.

XL. No ha echado de menos el fútbol, entonces.

V.B. No me he aburrido. Desde que empezó la Liga alemana, he visto los 18 o 19 partidos. Y eso que no soy muy afecto al fútbol alemán, pero no he dejado de percibir cómo han jugado estos partidos a puerta cerrada, con una disciplina y responsabilidad que han sido un ejemplo magnífico.

XL. Usted ha relativizado siempre tanto los éxitos como los fracasos. Es quizá una buena receta.

V.B. No es nada impostado. Yo creo que en la vida hay que huir de los extremismos y no ser tampoco muy empalagoso. Estamos en un momento en el que nos creemos los mejores del mundo. Hay que buscar la normalidad y actuar con moderación en la victoria y sin ningún drama en la derrota.

XL. El hecho de tener a un hijo, Álvaro, con síndrome de Down ¿hace que tenga los pies en el suelo?

V.B. Sí, seguramente, de manera inconsciente, pero nunca he sido de muchas celebraciones ni de volverme loco. En el fútbol, no hay que llorar por perder. Somos 210 países que participan en el mundial y solo gana uno, el que ha tenido más suerte y el que ha conseguido buenos jugadores, buen ambiente… Pero principalmente es suerte. Ocurre en cualquier ámbito de la vida.

XL. A usted la suerte lo ha acompañado. Y ha tenido buenos mentores. Habla a menudo de su padre.

V.B. Sí, sí. He sido un privilegiado. Y sí he tenido buenos ejemplos. Mi padre era un líder, un hombre recto, íntegro; una persona trabajadora, muy responsable, que tenía un gran sentimiento de pertenencia a su empresa. Nos marcó a todos.

XL. También menciona a Santiago Bernabéu.

V.B. Al llegar a Madrid, siendo un adolescente, tuve gente absolutamente ejemplar a mi alrededor que me ayudó a ser como soy. El liderazgo moral que tenía don Santiago, un hombre que no era rico, una persona sencilla, amable y discreta. Tenía una forma de ser que a todos nos impregnó. Se desvivió por chavales de provincias como yo que intentábamos ser jugadores de fútbol, para que no nos descarriláramos al llegar a Madrid.

XL. Luis Molowny, entrenador del Madrid, también fue importante para usted.

V.B. Sí, mucho. Era de una austeridad y una sencillez tremendas. Miraba más por el Real Madrid que por su propia familia. Se preocupaba de que no se gastase, de que no se perdiese un balón, de que se apagaran las luces. Era alguien sumamente austero. Eso nos lo trasladó.

XL. ¿Se identifica usted con esa filosofía?

V.B. Pues sí porque hoy si se pierde un balón, una camiseta…, parece como si no pasara nada. Es verdad que las cosas evolucionan, pero hay otras que son atemporales: el respeto, la austeridad, la educación…

XL. ¿Cómo ve a los chicos jóvenes de hoy?

V.B. Creo en ellos. Nosotros teníamos la calle, que educaba mucho. Un balón y los amigos. Pero ahora también los tienen. Con un simple clic. Los tiempos han cambiado. Ni a mejor ni a peor. Es la evolución de la vida.

XL. ¿Y a sus hijos?

V.B. Yo creo que mis hijos son buenos chavales, relativamente felices. Lo mejor que nos puede pasar es que sean buenas personas. Que sean cordiales, normales y no tontos…

XL. Casi 20 años después, ¿qué reflexión hace de su salida del Real Madrid?

V.B. Seguramente, me equivoqué al pensar que estaría toda la vida en el Real Madrid; me fui creyendo algo que era muy difícil. Pensaba que iba a tener cabida siempre en el club. Como entrenador del primer equipo, sabía que el siguiente paso era salir fuera. Y fue con dolor. Creo que tengo un sentimiento de pertenencia, de fidelidad y compromiso con mi club y, de golpe y porrazo…, me sentí muy dolido. Fue un disgusto tremendo.

XL. Uno perdona, pero no olvida…

V.B. Al club no se le puede hacer daño. Al contrario. Me ha dado tanto que mi afecto hacia el Real Madrid será eterno. Pero afortunadamente dicen que todo lo que sucede en la vida conviene y he tenido momentos estupendos después.

XL. Si tuviera que elegir una etapa de su vida, ¿cuál sería?

V.B. Cuando me retiré como jugador y estuve 17 años como entrenador en la cantera del club. Allí, me sentí imprescindible. Sabía que otros vendrían y lo harían mejor que yo, pero en ese momento me sentí imprescindible tratando de educar a jugadores para ser del Real Madrid. Fue la etapa más bonita.

XL. ¿Qué les diría a los jóvenes que intentan hoy ser profesionales?

V.B. Lo mismo que le diría a tu hijo: no serás jugador de fútbol. Así que aplícate en ser buen chaval, que es lo principal. Le diría que muy pocos llegan al primer equipo. La mayoría se queda en el camino. Lo mejor es ser realista con ellos. Aunque los niños deben tener sueños, es lo que los mueve.

XL. ¿Echa de menos algo?

V.B. Ya llevo 3 años retirado y soy muy poco nostálgico. Hay que ser prácticos y vivir el tiempo que te toca con la mayor discreción y dedicándote a lo que tienes que hacer, que es ocuparte de tu familia.

«Tengo un gran sentido de la responsabilidad y, cuando no cumples con tu deber tanto en la empresa como en la familia, me pongo nervioso…»

XL. Tiene fama de tranquilo. ¿Es verdad o la procesión va por dentro?

V.B. No es verdad. En casi todos los partidos en el banquillo era raro que no me temblasen las piernas. Tengo un gran sentido de la responsabilidad y, cuando no cumples con tu deber tanto en la empresa como en la familia, me pongo nervioso… Lo que se ve es ese intento de un cierto autocontrol.

XL. ¿Cómo era como jugador? Decían que técnicamente muy bueno, pero lento.

V.B. La calle enseña mucho y yo estaba todo el día en la calle jugando con un balón, con amigos o contra una pared. Yo creo que eso enseña casi más que el propio entrenamiento. Ahora se entrena una hora u hora y media y antes tenías mucho tiempo de plazuela, de barrio… Pero sí, tenía buena técnica, aunque era un poco lento. O bastante.

XL. Quizá un reflejo de su forma de ser. Lento pero seguro.

V.B. Puede ser. Hay que pensar las cosas más de una vez. Con prudencia.

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