Nací en Madrid hace 65 años. Soy director de cine, aunque hago más cosas. Ahora soy el productor que reedita ‘Bebo de Cuba’, una caja con 7 CD y 2 DVD dedicada a la música de Bebo Valdés. Por Virginia Drake / Foto y vídeo: Javier Ocaña
XLSemanal. Bebo dejó Cuba, se exilió en Suecia y pasó 30 años en el anonimato hasta que usted lo hizo resurgir.
Fernando Trueba. Fue algo parecido a ese tercer acto que tienen algunas vidas. Fui a Estocolmo para conocerlo, le propuse rodar Calle 54 y aceptó.
XL. Su devoción por él es total.
F.T. Fue un gran artista y la mejor persona que he conocido: elegante, generoso, bueno, humilde… ¡Un ser humano fantástico!
XL. Nunca quiso volver a Cuba.
F.T. Era un demócrata que no podía vivir bajo ningún tipo de dictadura. No quería que nadie limitara su libertad. Y por eso sacrificó parte de su vida.
XL. ¿Son los productores los responsables de la precariedad laboral de los actores?
F.T. No, ya no hay productores, se han muerto los grandes. Los de ahora trabajan para las plataformas o para las cadenas de la televisión.
XL. Pero usted también es productor.
F.T. Accidentalmente, solo en defensa propia, para que otro no me pisotee.
XL. ¿Las televisiones están salvando la producción de cine?
F.T. A las televisiones se les regaló la producción y se les dio todo el poder. Dicen qué se rueda, con qué directores, con qué actores, con qué guiones… Así todo es ya muy similar. No hay sitio para los jóvenes independientes que aman el cine y trabajan con poco presupuesto y de los que nadie se acuerda en los premios.
XL. Usted tiene un Oscar, una Concha de Plata, nueve premios Goya, varios Grammy, el Premio de Cine Europeo…
F.T. No me quejo, y siempre digo que los premios son una tontería [ríe]. Pero decir eso es injusto: los premios dan trabajo y el reconocimiento no estorba.
XL. ¿Es optimista con el momento actual?
F.T. Por un lado creo que vamos a la debacle, con varios psicópatas al frente de países capaces de llevarnos a una guerra nuclear, y con unos hábitos que deberíamos cambiar para salvar el planeta. ¡Y hay quienes están en contra! Cómo se puede ser tan imbécil con cosas tan claras?
XL. Pues no le veo muy optimista…
F.T. Pero a la vez creo que hay que intentar hacerlo cada día mejor y disfrutar de la vida.
XL. Qué va a hacer después de desayunar?
F.T. Al terminar esta entrevista, me meto en el estudio a hacer tres arreglos a la última película, que la termino hoy. Se llama El olvido que seremos y se estrenará este año. Es la historia de amor de un padre y un hijo.
Desayuno: el café, en diferido
«Un bol con granada, grosellas, frambuesas, arándanos, fresas, un kiwi y un yogur griego. El café, para después de comer, a mediodía, y me tomo cuatro».
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