«¿Por qué me iba a plantear si debía o no trabajar con Woody, que ya fue juzgado y todo fue desestimado?». La actriz protagoniza la última película del director norteamericano foco de los ataques del #MeToo y defiende su decisión –«con Polanski no lo haría, es muy diferente», matiza–. Hablamos con ella de la experiencia del rodaje y de las decisiones profesionales y vitales que toma para, afirma, «poder dormir tranquila». Por Virginia Drake / Fotografía: Antón Goiri, Efe, Diario Vasco y Gtres

Las películas de Elena Anaya, en imágenes

Las películas de Elena Anaya, en imágenes

Elena Anaya estrena nueva película, ‘Rifkin’s Festival’, bajo la dirección de Woody Allen. La actriz ha participado en algunos de los grandes éxitos del cine español y trabajado con algunos de los…

Lleva 26 años ante las cámaras y a los 45 dice tener las cosas muy claras. Por eso, el rechazo de muchas actrices a trabajar con Woody Allen, después de que el #MeToo rescatase las acusaciones contra el director de haber abusado de su hija Dylan cuando era una niña, no la arredró ni lo más mínimo. Aceptó interpretar la nueva película de Allen, Rifkin’s Festival, rodada en San Sebastián, con el mismo entusiasmo y entrega que cualquier otro de los filmes que ha protagonizado, como La piel que habito, Lucía y el sexo o Van Helsing. Hablamos con ella de la película que se estrenará en el Festival de San Sebastián –si la pandemia lo permite– y de sus apuestas vitales y profesionales.

XLSemanal. ¿Cómo está viviendo esta pandemia?

Elena Anaya. Con el corazón encogido, con mucha preocupación y siendo consciente de lo que está ocurriendo. Creo que la gente se ha olvidado muy rápido de lo que hemos pasado y que el peligro continúa porque no hay vacuna. No entiendo a quienes van con la mascarilla en la barbilla o en el codo y me alegro muchísimo de que no puedan fumar por la calle, debería estar prohibido siempre. No soy nada optimista y pienso que lo peor todavía está por venir.

XL. Woody Allen comentó en la presentación de Rifkin’s Festival que la había visto actuar en La piel que habito. ¿Le dijo que por eso pensó en usted para esta película?

E.A. No, Woody es un señor de 84 años que hace una película cada año como quien va a la zapatería a comprarse un par de zapatos. Es un virtuoso muy exigente que desde hace muchísimos años tiene una directora de casting que le propone los actores. Él no pierde el tiempo en esos detalles ni en contarte por qué te eligió. No, Woody no es así.

XL. Dicen que es difícil trabajar con él.

E.A. Depende de para quién, cada uno tendrá su propia experiencia.

XL. ¿Cómo fue la suya?

E.A. A mí me ha impresionado mucho trabajar con él. Cuando lo tenía delante, pensaba: «Si yo pudiera contarle a mi madre que estoy con Woody Allen» [sonríe].

XL. ¿Es distinto a todos?

E.A. Sí; es más exigente que todos los directores con los que he trabajado antes, y he trabajado con directores muy exigentes. A veces tiene una manera muy cruda de decir las cosas; puede que la diferencia de idioma haga que encajes peor algunas expresiones, por cómo suenan. En una ocasión, otra persona que tiene su misma edad y también es de Nueva York, que le estaba oyendo hablarme y que se daba cuenta de la situación, me comentó: «Te ha dicho eso con mucho sarcasmo».

XL. ¿Se esconde detrás del sarcasmo para decir según qué cosas?

E.A. ¡No!; él no se esconde, las dice sin ningún tipo de complejo ni cobardía, sin ninguna anestesia: va directo.

XL. ¿Le molestaba esa forma de tratarla?

E.A. Vamos a ver: yo, cuando trabajo, siempre lo hago para el director. Desde el momento que me llama un director como Woody y me dice: «Este es mi guion y este es el personaje que tú tienes que hacer», yo lo único que quiero es que él termine contento porque son sus personajes y es el guion que él ha escrito. Después, por supuesto, quiero que a la gente le guste.

XL. ¿Lo suele conseguir?

E.A. Sí. De hecho, Woody al final me dio un abrazo, pese a que es una persona de muy poco contacto físico. Me dijo que estaba muy agradecido porque yo había hecho un esfuerzo enorme, lo había dado todo y que era una excelente actriz. Y claro: ¡me atravesó!

Elena Anaya: "No he dudado en trabajar con Woody Allen. En absoluto" 1

Elena Anaya con Woody Allen y el protagonista de la comedia romántica Rifkin’s Festival, Wallace Shawn. La actriz afirma que, aunque Allen es distante, «de muy poco contacto físico», al final le dio un abrazo y le dijo que «estaba muy agradecido y que era una excelente actriz».

XL. Pedro Almodóvar también tiene fama de ser muy exigente, ¿le fue mejor con él?

E.A. Con Pedro a mí me fue como la seda. Nos entendimos muy bien, preparamos muy bien la película y nos reímos muchísimo, también con Antonio [Banderas]. Pedro me dio todo el tiempo que quise, para mí era un regalo de la vida pasarme las tardes con él preparando el rodaje. Sé que ha sido muy bestia con otra gente, pero a mí me trató con puro amor, muchísimo respeto y muchísimo cariño.

XL. ¿Pedro la abrazaba y achuchaba?

E.A. Él no es muy de achuchar, no. Pero, ¡jo!, me trató muy bien, es un grandísimo director y un señor que adora su oficio y que lo desempeña con una pasión muy bonita.

XL. Cuéntenos cómo fue el rodaje de Rifkin’s Festival, en San Sebastián.

E.A. No sé si puedo contar muchas cosas, sí te diré que en el rodaje de esa película tuve ángeles humanos que me acompañaron y que estuvieron presentes en cuerpo y carne para estar conmigo, que me ayudaron y que me lo dieron todo.

XL. ¿Está hablando de compañeros actores o de otro tipo de ángeles de la guarda?

E.A. De actores, sí; porque los otros ángeles me acompañan siempre.

XL. ¿Cree en la presencia de los ángeles?

E.A. Sí.

XL. ¿Y cree que hay otra vida?

E.A. No; ojalá la hubiera, en eso no creo. Yo creo en la fuerza del amor que te dejan en el corazón las personas que ya no están, y esa fuerza es poderosísima.

XL. ¿Y reza?

E.A. No, el padrenuestro a mí no me sirve para nada. Me gustaría que, en el colegio al que fui, las monjas me hubieran enseñado otros valores, como, por ejemplo, la importancia de creer y de darle valor a algo intangible, como una religión. Me lo enseñaron todo mal, sin ningún amor. Así pienso yo, aunque ojalá creyese en muchas otras cosas.

«Claro que te bajan el caché para trabajar con Woody Allen. Pero si te llama tu ‘top’, ¿no aceptarías las condiciones que te pusiera para trabajar con él? Es lo que hay: lo coges o lo dejas. Yo lo hice feliz»

XL. Volvamos a la película… Se dice que para trabajar con Woody Allen, actrices como Cate Blanchett, Naomi Watts, Scarlett Johansson o Penélope Cruz se tuvieron que bajar el caché sensiblemente, ¿usted también?

E.A. ¡Hombre, claro! Pero no te lo bajas tú, te lo bajan ellos y te pagan el mínimo establecido. También lo hacen otros directores.

XL. ¿Y las actrices consagradas lo aceptan?

E.A. Sí; imagina que a ti te llama tu top, ¿no aceptarías las condiciones que te pusiera por trabajar con él? Es lo que hay: lo coges o lo dejas. Yo lo hice feliz, en otros trabajos no lo hubiera aceptado ni loca.

XL. ¿Pedro Almodóvar también lo hace?

E.A. No, Pedro te respeta y mantiene tu caché.

XL. Por cierto, tanto Almodóvar como Woody Allen pensaron en Penélope Cruz para La piel que habito y Rifkin’s Festival antes de ofrecerle esas películas a usted. ¿Eso molesta un poco?

E.A. ¡Ay! Me parece que todo el mundo debería pensar en Penélope Cruz como primera opción, yo también lo haría. Soy muy amiga de ella; la admiro muchísimo; reconozco su valía, su carrera, todos los pasos que ha dado… Y aplaudo muchísimo cada vez que le pasan cosas bonitas. Me parece un genio.

XL. Woody Allen ha comentado que, tras ser acusado de abuso sexual, algunas productoras no quisieron distribuir sus películas y algunos actores tampoco quisieron trabajar con él. ¿A usted le surgió alguna duda?

E.A. En absoluto. Por supuesto había oído todo el tema de Woody hacía bastantes años, eso ocurrió hace mucho tiempo, ¡oh, Dios mío! Pero también supe que el caso se había estudiado tremendamente en varios tribunales y que fue desestimado. Entonces, ¿quién soy yo, que no me dedico a examinar leyes, para valorar el trabajo de los profesionales que lo hicieron? ¿Por qué me iba a plantear si debía o no trabajar con Woody, que ya fue juzgado y que todo fue desechado?, ese tema ya se había acabado.

XL. ¿Con Polanski hubiera trabajado?

E.A. No, porque el suyo es un caso muy diferente: está juzgado, condenado, fugado y no puede pisar el país, porque en el momento en el que baje del avión, si se atreve, lo detienen.

XL. Ante un genio ¿separa el personaje de la obra?

E.A. No; podemos hablar de esto horas y horas, pero yo no me tomaría ni un café con una persona a la que no respetase por sus acciones.

XL. Pese a que Woody Allen ni siquiera fue juzgado, se dice que la fuerza del #MeToo en Estados Unidos hizo que se prohibiera allí su biografía (A propósito de nada).

E.A. Bueno, al final una editorial la publicó, ¿no? Y, además, creo que vendió bastantes ejemplares. Lo intentaron, hicieron sus artimañas, pero al final el agua siempre encuentra su camino.

XL. Woody Allen dice, respecto al #MeToo, que «cualquier idea o movimiento tiene su disfunción».

E.A. A mí me parece bien un movimiento en defensa de la mujer. Hay tantas cosas a las que las mujeres nos vemos expuestas… Incluso hay enfermedades que no son investigadas porque solo las padecemos las mujeres. ¡Cómo es posible!

«Yo tenía 19 años y un director me recibió a solas en su despacho y me pidió que le enseñara las tetas. Salí despavorida y lo conté. Pero no le interesó a nadie. Yo he visto de todo, ¡qué asco!»

XL. Usted contó que el director de la que iba a ser su segunda película la recibió a solas en su despacho pidiendo que le enseñara los pechos.

E.A. Sí, y salí de allí despavorida. Esto ocurrió hace 25 años, yo tenía 19 y no tenía miedo a nada; por eso lo conté y, curiosamente, a nadie le interesó entonces, no le dieron importancia y no se publicó en ningún medio.

XL. ¿Ha pasado por muchas situaciones de ese tipo?

E.A. Absolutamente, sí, he visto de todo. ¡Qué asco! Pero, desafortunadamente, con este tipo de cosas vas aprendiendo. El #MeToo tiene que ser un movimiento de toda la sociedad, de mujeres y de hombres, de respeto. Yo no soy muy de denunciar, pero no me callé nunca. Me han educado así desde pequeña.

Elena Anaya: "No he dudado en trabajar con Woody Allen. En absoluto" 3

Anaya cuenta que decidió que quería ser actriz tras ver Memorias de África. Le comentó a su madre, con quien fue a verla, que le gustaría ser como Meryl Streep. «Y ella me dijo: ‘Pues claro que puedes. Viajarás por todo el mundo y trabajarás con gente maravillosa. Será difícil porque tienes que estudiar, pero si quieres, lo conseguirás».

XL. Por cierto, he leído que la echaban de los colegios y que suspendía bastante.

E.A. [Ríe]. No tanto como se ha contado en la prensa; siempre me ponéis fatal, os parecéis a las monjas de mi colegio. Solo me echaron de uno y, luego, de la Resad porque empecé a trabajar en una película de Fernando León y dije: «¡Fuera los estudios!».

XL. ¿Pero fue buena estudiante o no?

E.A. No me gustaban las monjas, dejémoslo ahí [ríe]. Tenían anillos y te daban con ellos en la cabeza, me ponían con las manos en cruz, me metían dentro de un armario donde se guardaban los abrigos, me echaron de tres clases seguidas…

XL. ¿Porque era un angelito? [Risas].

E.A. Pues la verdad es que no era una niña mala. ¡Que no! A lo mejor era más la compañía que yo o que quizá las familias de las otras niñas eran más influyentes. En las provincias pasan cosas así, a veces necesitan una cabeza de turco, y esa fui yo.

XL. No se haga la pobre niña desvalida porque su padre era una institución en Palencia, fue presidente del Colegio de Ingenieros, político conocido y diputado provincial.

E.A. Sí, sí… hablo solo de la situación con ‘esas’ monjas y en ‘ese’ colegio, no de mi situación en general. Yo he tenido los mejores padres del mundo y una infancia muy feliz, la mejor que un niño o una niña pueden tener.

XL. Desde que debutó, a los 19, todos los años ha estrenado al menos una película, pese a que cuenta que ha rechazado más ofertas de las que ha aceptado.

E.A. Cuando dices ‘no’ tantas veces, lo haces con muchas ganas de que llegue un buen proyecto para decir ‘sí’. Muchas veces te llega un guion que es una porquería, un personaje que no te aporta nada o una historia denigrante que habla de cosas que a mí no me apetece contarle al público. Esto es lo que me hace decir que no, aunque necesite dinero o quiera comprar una casa más grande. En estos casos prefiero quedarme como estoy, siendo honesta con mi trabajo para poder dormir tranquila.

«Nunca haré lo que hacen esos padres que le dan el móvil a su hijo mientras cenan, cuando debería estar durmiendo hace dos horas. Me horroriza cuando a los niños les ponen una pantalla delante»

XL. ¿No se ha arrepentido de hacer ninguna película?

E.A. No, solo una vez me arrepentí de haber aceptado una, así que me fui y no la hice porque me di cuenta de que me había equivocado y de que no se cumplían las cosas que me dijeron. ¡Me marché y me quedé tan pichi!

XL. ¿Le preocupa que dejen de contar con usted por rechazar tantos proyectos?

E.A. No deberían hacerlo [sonríe].

XL. Es una mujer solidaria, apoya a Acnur y viajó con Greenpeace al Ártico compartiendo su lucha contra el calentamiento global. ¿Nunca se ha sentido inclinada a colaborar en causas del LGTBI?

E.A. La gente siempre quiere que participes en el día mundial de tal cosa o que seas cabeza de pancarta de tal manifestación. Sobre mi vida privada no oculto nada, nunca lo he hecho, pero sí soy una grandísima defensora de la privacidad de mi familia. ¡Brutal!

XL. Sorprende su ausencia total de actividad en redes sociales.

E.A. Sí, y sé que esto me ha quitado mucho dinero, no sabes cuánto; pero no me importa, no lo necesito.

XL. Muchas ofertas de trabajo dependen del número de seguidores que tienen los famosos.

E.A. ¿Y tú sabes que esos seguidores y esos likes se compran? ¡Esa política tiene sus días contados, compañera! [Sonríe]. Las redes sociales me parecen un aburrimiento y las influencers hacen un gran daño en los jóvenes, que terminan convirtiéndose en reporteros de su propia vida. Sin juzgar a quienes lo hacen, te contesto con toda honestidad porque me lo has preguntado: no lo comprendo, todo eso es absolutamente fake, falso, absurdo y no provoca nada bueno. Yo no tengo cuenta en ninguna red ni manera de ver las de los demás.

XL. Sabe que su hijo va a vivir en un mundo completamente digital, ¿verdad?

E.A. Me voy a resistir a ello totalmente.

XL. Pues es una guerra perdida.

E.A. Depende, hay familias que viven en el campo sin Internet y sin tele y educan a los hijos en casa, aunque no es nuestro caso. Nunca haré lo que hacen esos papás que le dan el móvil a su hijo mientras cenan, cuando lo que tendría que estar haciendo el niño es durmiendo en su cama desde hace dos horas.

XL. ¿A qué edad cree que le dará un móvil a su hijo?

E.A. Lo más tarde posible. Me horroriza ver que a los niños, incluso a los de teta, les ponen una pantalla delante. Cuando las pantallas entran en sus vidas antes de tiempo, el daño y el trastorno cerebral es enorme. Sé que mi hijo algún día tendrá tabletas en el colegio, pero yo procuro que no vea móviles en casa. No tenemos ninguno a la vista ni permitimos que suenen. Yo intentaré que mi hijo descubra que se puede divertir con un trozo de cartón, con unas hojas o subiéndose a los árboles.

XL. ¿Es verdad que el día de san Lorenzo iba a los Picos de Europa a pedir deseos mientras divisaba la lluvia de estrellas y que por eso su hijo se llama Lorenzo?

E.A. ¡Totalmente! Iba todos los años con mi madre y nos pasábamos toda la noche con hoguera, manta… Y yo no paraba de pedir deseos, sí.

XL. ¿Y se le cumplió alguno?

E.A. Todos se cumplieron, de verdad.

Créditos: Estilismo: José Herrera/ Maquillaje y peluquería: Iván Gómez/Vestido: Ferragamo

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