Es el director de redes sociales de la Casa Blanca, un cargo inédito hasta la llegada de Donald Trump. Dan Scavino goza de la total confianza del presidente, y es el único que sobrevive a las constantes purgas dentro de su equipo. ¿Es él quién escribe los tuits de Trump? Por Ixone Díaz Landaluce

«Nunca olvidaré el día que vi llegar su limusina». Dan Scavino tenía entonces 16 años e iba a pasarse todo el verano limpiando palos de golf en el club Briar Hall, en Nueva York. Para Donald Trump era un día de negocios como otro cualquiera. Visitaba las instalaciones del club deportivo -que atravesaba graves problemas económicos- con la intención de comprarlo a precio de saldo. Aquel día, Trump escogió a Scavino para que fuera su caddie. «Aún recuerdo su primera propina: dos billetes de cien dólares. Pensé: ‘Nunca me gastaré este dinero’. Y todavía los tengo», recordaba Scavino en una entrevista hace unos años. Antes de irse, el magnate se dirigió a él en tono profético:es «Algún día trabajarás para mí». Él solo pensó que nadie se creería su historia en el colegio. Pero, 25 años más tarde, Scavino es el director de redes sociales de la Casa Blanca y uno de los asesores más próximos al presidente de Estados Unidos.

De ‘caddie’ a hombre Trump

De origen italiano, Scavino nació en Nueva York en 1976. Después de estudiar comunicación en la universidad, de trabajar como becario en Disney World, de bregarse como representante farmacéutico y conseguir un trabajo en el departamento comercial de Coca-Cola (también se encargó de pulir los palos de golf del presidente de la compañía), Scavino entró en el redil de Trump en 2004. Aún no había cumplido los 30 cuando fue promocionado a mánager general del Trump National Golf Club, el mismo campo en el que conoció al futuro presidente en los años noventa.

los tuits de donald trump

Dan Scavino no duda en colgar imágenes en las que aparece con Trump, a quien profesa una rendida y confesa admiración

Su relación con Trump se volvió cada vez más estrecha: viajaban juntos por el mundo visitando campos de golf en el jet privado del empresario y Scavino tuvo sus cinco minutos de gloria en el reality show The apprentice. Poco a poco, el caddie se fue convirtiendo en el prototipo de ‘hombre Trump’: siempre perfectamente ‘uniformado’, ambicioso y, sobre todo, leal.

Empezó haciendo de ‘caddie’ para Trump a los 16 años. Cuando el magnate se metió en política, Scaviano le ofreció otros servicios

En 2013 Scavino trató de poner en marcha su propia empresa, pero cuando Trump empezó a coquetear con la idea de aspirar a la Casa Blanca, no perdió el tiempo. Aprovechó la boda de Eric Trump para acercarse al magnate y ofrecerle, una vez más, sus servicios y su lealtad. «Le dije que dejaría todo lo que estuviera haciendo para acompañarlo durante la campaña», ha explicado. Y así fue. No tenía ningún tipo de experiencia política, pero contaba con la absoluta confianza del ‘jefe’, un activo de valor incalculable en el universo Trump.

El tipo que compraba hamburguesas

Según desvelaba un artículo del New York Times, a Scavino le tocó hacer de todo durante la campaña de las primarias republicanas: desde comprar hamburguesas hasta viajar a los estados claves o tratar de recabar apoyos (sin demasiado éxito) en las filas del partido conservador. Meses más tarde se convirtió en director de redes sociales de la campaña presidencial del candidato. Aunque Trump tenía una fotógrafa profesional en nómina, Scavino se encargaba de hacer fotos con su iPhone en los eventos y los mítines y de subirlas a las redes sociales después. Según el New York Times, el asesor desempeñó un papel clave al conseguir contagiar entre las bases de Trump el sentimiento de que su campaña se había convertido en un fenómeno social.

El premio a su lealtad: la Casa Blanca

Sin embargo, Scavino también cometió varios errores durante la campaña. Como cuando compartió un vídeo en tono conspirativo que trataba de demostrar que Ted Cruz, oponente de Trump en las primarias republicanas, estaba teniendo una affaire con una exempleada. También se le atribuye que el candidato colgara en Twitter una imagen de Hillary Clinton acompañada de una estrella de David sobre la que se podía leer: «La candidata más corrupta de la historia». Lo tacharon de antisemita y él se defendió diciendo que eso era imposible porque su mujer era judía.

La mayoría de los colegas de Scavino en la Casa Blanca habla bien de él: «No tiene ningún interés, salvo el de servir al presidente»

La noche de las elecciones, Scavino también estaba allí, junto con Donald Trump. Apenas un mes después, Trump premiaba su lealtad nombrándolo asistente del presidente y director de redes sociales de la Casa Blanca. El cargo no tenía precedentes. Ningún presidente antes de Trump había necesitado un asesor con ese perfil. Scavino se instaló en una oficina del Ala Oeste y empezó a percibir un sueldo de 179.700 dólares anuales.

los tuits de donald trump

Scavino no solo se ocupa de gestionar las redes sociales, también hace muchas de las fotos y los vídeos de Trump que se cuelgan en ellas

Sin embargo, con un presidente adicto a Twitter e incendiario por naturaleza, el suyo es un trabajo de alto riesgo. En el último año y medio, Scavino se ha visto envuelto en varias polémicas. Algunas heredadas de su jefe y otras, propias. En abril de 2017, el abogado especializado en ética Richard Painter -que asesoró a George W. Bush durante su presidencia- acusó a Scavino de violar una ley (la llamada Hatch Act) que impide a los empleados del poder ejecutivo involucrarse en actividades electorales. Scavino había llamado a «derrotar» al congresista Justin Amash en las primarias republicanas del estado de Míchigan a través de su página de Twitter. Pero también se enfrenta a una peculiar demanda relacionada con los tuits del presidente. El pasado mes de julio, Donald Trump era demandado en la corte federal por su afición a bloquear a otros usuarios en Twitter. Los demandantes, pertenecientes a un instituto de la Universidad de Columbia que defiende la libertad de expresión y de prensa, alegaban que esa práctica recurrente podía considerarse inconstitucional por denegar el acceso igualitario de los ciudadanos americanos a un foro público en el que el máximo líder del país expone sus decisiones ejecutivas y sus opiniones políticas. Pero Trump no era el único nombre propio que figuraba en la demanda. Sarah Huckabee -portavoz del presidente-, Hope Hicks -exdirectora de comunicación de la Casa Blanca- y el propio Scavino eran citados en los documentos judiciales por considerar que ellos también participan activamente en la cuenta de Twitter del presidente.

Un superviviente de las purgas

Pese a todo, en este tiempo Scavino se ha convertido en una pieza clave de la polémica Administración. Y ha conseguido otro imposible: que la mayoría de sus colegas en la Casa Blanca hable bien de él. O, al menos, que no hablen mal y no filtren informaciones interesadas a la prensa. En conversación con el New York Times, varios miembros del staff del presidente lo definían como un «trabajador incansable», un «hombre leal» y una persona «que no tiene ningún interés, salvo el de servir al presidente».

Es uno de los pocos miembros del equipo original del presidente que sigue con él. Trump sabe que ganó las elecciones por las redes sociales

De hecho, es uno de los pocos supervivientes de las grandes purgas que la Administración Trump ha llevado a cabo en los últimos meses. También es uno de los últimos miembros originales del equipo de personas de confianza que el magnate confeccionó para su campaña. Pero su entrega a la causa también le ha pasado factura. En enero, su mujer, Jennifer, solicitaba el divorcio después de 18 años de matrimonio y dos hijos en común. Según se comenta en los mentideros políticos de Washington, su dedicación y sus caóticos horarios habrían hecho mella en una vida familiar, marcada por la enfermedad de Lyme que, desde hace una década, sufre su mujer. Y es que nada ni nadie puede detener la frenética actividad en el Ala Oeste de Trump. Tampoco en su polémica cuenta de Twitter. Tal y como el propio Scavino confesó en una entrevista en Fox News, esa es la clave de todo: «Está en la Casa Blanca gracias a las redes sociales. Eso es lo que le hizo ganar. Y por eso va a seguir tuiteando». De momento, el puesto de Scavino está garantizado.

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