Musa inagotable del cine español, aclamada en toda Europa y América, Carmen Maura se mantiene igual de irreverente y directa que en los tiempos de la Movida. A sus 73 años vive a caballo entre Madrid y París sin más compañía que la de su perra, Rita, y no duda en hablar sin anestesia del #MeToo y los temas más polémicos. Por Virginia Drake/ Fotografía: Javier Ocaña

A Carmen García Maura (Madrid, 1945) le quitaron el ‘García’ de un plumazo cuando decidió ser actriz. Su padre era médico oftalmólogo y su madre lo ayudaba en la consulta. Fue la hermana más independiente y rebelde de la familia. La típica niña que escribió diarios hasta los 19 años y que acabó quemándolos para que su marido no se los leyera. En la última página, fechada un día después de su boda, escribió: «¡Ya no soy virgen!».

«Hay cuatro cosas que sé hacer bien: croquetas, interpretar, sobrevivir y educar bien a los perros»

Fue madre a los 20 y regentó una galería de arte durante un lustro, hasta que Alfredo Marquerie la tentó para que se dedicara al teatro cuando acababa de hacer 25 años… Y ahí empezó todo.

Hoy, agradecida a su profesión y feliz madre y abuela, Carmen Maura ha cumplido los 73 con todos los reconocimientos posibles a su trabajo de actriz, dentro y fuera de nuestro país, sin perder un ápice de su acusado sentido del humor ni sus ganas de hacer y decir lo que le viene en gana. Nos reunimos con ella, recién estrenada su última película, Gente que viene y bah, y en medio de la gira teatral de La golondrina.

Carmen Maura entrevista

XLSemanal. Así que ha vuelto al teatro y la pillamos de gira.

Carmen Maura. Sí, estoy haciendo La golondrina, con Félix Gómez, los dos solitos en el escenario. De momento estamos de gira, con un éxito de morirse. Te la aconsejo, se llora una barbaridad. Todo el patio de butacas llora un montón; yo, solo al final.

XL. Y acaba de estrenar Gente que viene y bah, una comedia romántica con muchos matices.

C.M. Es una monada de película. Soy una mamá maravillosa, simpática y con mucho sentido de la libertad, a la que sus hijos ven un poco loca.

XL. Una madre mucho más moderna y abierta que ellos.

C.M. Es increíble, pero eso pasa. Las hijas de ahora son mucho más antiguas que nosotras. Mis hijos tienen 50 años y es distinto; pero, así y todo, me alucina cómo mi hijo trata a mi nieta. Y las chicas que tienen ahora veintipocos… ¡son unas antiguas!

Carmen Maura entrevista

«Me siento muy orgullosa de llegar a los 73 con ánimo y sentido del humor. Ahora soy incluso más caradura, tengo menos vergüenza y enseguida veo la gracia a cualquier cosa -dice riendo-. A veces yo misma me sorprendo y me pregunto. ‘¿Pero cómo le ves la gracia a esto, coño, si no la tiene por ningún lado?’».

XL. ¡Cómo ha cambiado el cine español! Anda que no ha llovido desde Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón

C.M. Desde luego. Se estrenó en 1980, pero si la hiciéramos ahora habría manifestaciones en la puerta del cine y nos acusarían de machistas. Eso es una pequeña demostración de hasta qué punto no hay que pasarse. recuerda las escenas de la meada, del marido que le pegaba a la otra… y todo eso se tomaba entonces a coña.

«Ahora, antes de aceptar un trabajo, hago listas con las ventajas y los inconvenientes. Según sean lo acepto o no»

XL. ¡Y cómo está cambiando la situación de la mujer! En 2018 se ha conseguido despertar una reacción importante en la sociedad frente a una serie de…

C.M. (Me interrumpe). ¡Bueno, bueno! Cuando vi la foto de Sánchez, todo rodeado de chicas, me reí bastante: una cosa es una cosa y otra… pasarse, jajaja. Creo que todo hay que hacerlo con un sentido de la medida. A mí no me gusta nada lo de la discriminación positiva. Por ejemplo, eso de que obliguen a que haya diez chicas en tales puestos me parece humillante. A lo mejor incluso no tiene que haber diez, tiene que haber veinte, porque es lo que hace falta si no hay ningún tío mejor que ellas. No necesitamos cuotas, necesitamos que se nos escuche, se nos respete y se nos tenga en cuenta. La discriminación positiva me parece bastante humillante, siendo franca.

XL. Apoya el movimiento #MeToo?

C.M. Me parece una exageración, vamos a acabar con los tíos. Va a llegar un momento en que todos van a preferir ser homosexuales y nos van a dejar en paz [ríe]. Me parece que todo está llevado a la exageración. Se está abusando tanto del tema que los tíos se están acojonando de una manera increíble. Ahora, un obrero no nos dice un piropo desde un andamio ni de coña. En esta película digo una cosa fenomenal a mis hijos: «Para vosotros es muy fácil cambiar el mundo; pero es vuestro mundo el que tenéis que cambiar, no el mío». Yo he cumplido 73 años, a mí ya no me toca cambiar nada.

XL. Lo que se ha destapado es más serio; precisamente en el mundo del cine los abusos sexuales no han sido casos aislados.

C.M. Que de repente se apunte todo el mundo a decir que las han violado… pues que lo hubieran dicho antes. La verdad es que a la mitad de ellas no me las creo, sinceramente.

XL. Sorprende que diga esto porque usted vivió una experiencia dramática [un supuesto fan veinteañero se presentó en su casa para pedirle un autógrafo y, pistola en mano, la violó] y reconoció entonces que, cuando lo denunció, «el proceso fue todavía más desagradable que la violación».

C.M. [Me interrumpe]. Si no te importa, prefiero no hablar de todo eso. Ese tema me tiene frita ya, me cansa hablar siempre de lo mismo porque, además, ni siquiera es lo peor que me ha pasado en la vida. No sé muy bien por qué un día lo conté… Prefiero que me preguntes por otras cosas, estoy ya cansada de esa historia.

«Estoy convencida de que tengo un ángel de la guarda, que se ha ocupado muchísimo de mi carreta. Pero estoy mosca: en mi vida personal se ha despistado bastante»

XL. Dice que la profesión se ha portado muy bien con usted.

C.M. Se ha portado muy bien y tener mucho trabajo me ha servido para no volverme loca. He hecho cientos de personajes. Siempre digo que, menos de puta, creo que he hecho de todo [ríe]. Hasta, gracias a mi ángel de la guarda, inseminé a una vaca en una película. Justo unos días antes de tener que rodar esa escena, mi ángel hizo que viera, en un documental de televisión, cómo se hacía. Cuando le dije a Mario Camus que no se preocupase, que sabía hacerlo perfectamente porque lo había visto en la tele, todo el mundo me tomó por loca.

XL. Así que cree que tiene un ángel de la guarda.

C.M. Yo estoy convencida de que lo tengo, sí; y de que me acompaña y que me cuida mucho porque, si no, no habría sobrevivido. Y, aunque siento que ese ángel se ha ocupado muchísimo de mi carrera, no ha sido así en otras cosas de la vida, y por eso estoy un poco mosca con él. en mi vida personal se ha despistado bastantes veces porque no era tan divertida la cosa. He vivido situaciones… a veces un poco duras.

XL. Desde que empezó a trabajar, en 1969, no ha pasado un solo año sin que haya hecho tres películas, pero en España la vemos muy poco.

C.M. ¡Por eso estoy ya cansada de trabajar tanto! Trabajo en muchos países de Europa, sobre todo en Francia, Inglaterra, Italia… Y en América Latina. Costa Rica, Argentina, Venezuela, Colombia… La pena es que muchos de esos filmes no se han estrenado en España, porque hay poco dinero para comprar películas de fuera, y son preciosas. Me da un poco de pena esto… Bueno, la verdad es que tan poco me da mucha [ríe].

XL. Dice Wim Wenders que es usted «la reina del cine europeo».

C.M. Es que Wim Wenders y yo nos llevamos muy bien desde la primera vez que nos conocimos, hace 30 años.

XL. Se emocionó cuando, en diciembre, recibió el premio de honor del cine europeo.

C.M. Mucho. Según iba avanzando la gala, me di cuenta de que la cosa era más importante de lo que creía y pensé que me lo tenía que tomar más en serio [ríe]. Y, aunque llevaba preparado mi discurso, no pude decir nada de lo que pensaba porque, por los nervios, perdí el control de todo. Nunca me había pasado eso por un premio.

XL. Es la única actriz española que ha sido dos veces elegida mejor actriz de Europa.

C.M. Bueno, dos veces me han dado un buen papel en una película que llegó a ese festival y gustó mucho. Eso no quiere decir que sea la mejor actriz.

XL. ¿Falsa modestia?

C.M. Vale [resignada]. No es humildad, porque yo sé que me sale muy bien lo de ser actriz desde pequeña; pero hay grandes actrices que todos conocemos que no tienen un Goya.

GALA PREMIOS GOYA

La actriz Carmen Maura posa con el Goya a la «Mejor interpretación femenina de reparto» por su papel en «Volver»

XL. Una vez dijo que solo había tres cosas que le salían muy bien: las croquetas, interpretar y sobrevivir.

C.M. Pues ahora amplío a cuatro: educo muy bien a los perros.

XL. También le gusta mucho la agricultura ecológica. Me consta que cuida muy bien su huerto y sus frutales en el campo que tiene en Ávila.

C.M. Sí, pero lo quiero vender porque voy cumpliendo años. Pero tiene mucho más mérito que todo lo que he hecho como actriz. lo he convertido en un paraíso.

XL. Vive a caballo entre Madrid y París.

C.M. Tengo un apartamento en París, sí; pero estamos viviendo ahora más en Madrid porque París está muy enfollonado y nosotras vivimos muy cerca de la Rue de Rivoli, justo en el meollo de todos los líos, donde han pasado muchas cosas.

XL. ¿Nosotras?

C.M. Sí, Rita [su yorkshire mini] y yo. «¿Verdad que te gusta mucho París porque huele mucho a perritos y cruasanes?» [Se lo dice a Rita con voz infantil]. Vivo sola con ella y estamos encantadas. Doy gracias a Dios de no estar enamorada y de no tener que meter a ningún hombre en casa.

XL. ¿Qué edad tiene Rita?

C.M. Va a cumplir siete años en mayo. La educo genial: todos los días tiene un paseo de hora y media, con footing y todo, por eso está tan ágil. Lo hace con la chica porque yo ya no puedo correr.

XL. ¿Qué le pasa?

C.M. Es por mis pies. tengo un tobillo roto desde hace 40 años que ahora me está dando la lata, y hace cuatro películas me hice un esguince en el otro tobillo, que no curó bien porque me hicieron trabajar. También tengo clavos en un brazo… [ríe]. Las dos nos cuidamos lo mejor posible de cuerpo, por eso estamos tan bien.

XL. ¿A eso lo llama ‘muy bien’?

C.M. Jajaja, sí. Me siento muy orgullosa de llegar a los 73 con ánimo y sentido del humor. Ahora soy incluso más caradura, tengo menos vergüenza y enseguida veo la gracia a cualquier cosa. A veces yo misma me sorprendo y me pregunto: «¿Pero cómo le ves la gracia a esto, coño, si no la tiene por ningún lado?» [Se ríe]. Pero, sobre todo, lo que ayuda es hacer solo lo que te da la gana. Y, desde luego, evito los photocalls, que me parecen lo más ridículo.

XL. ¿Le pesa la edad?

C.M. Nada, porque con todo hago listas de lo positivo y lo negativo: ¡es utilísimo! En mi trabajo, por ejemplo, cada vez soy más exigente con las cosas que acepto. Cuando me ofrecen una película, hago dos listas -ventajas e inconvenientes- y, según qué lista sea más larga, digo ‘sí’ o digo ‘no’. Y te aseguro que ahora soy mucho más exigente que antes.

XL. ¿Esto se lo ha enseñado un psicólogo?

C.M. No [ríe]. Ni voy al psicólogo ni he necesitado terapia, ni antes ni después de las películas. La terapia me la hago yo sola.

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