Es uno de los expertos de salud pública y gestión sanitaria más respetados en el mundo. Rafael Bengoa fue director de Sistemas de Salud de la OMS, consejero independiente de Sanidad en el Gobierno Vasco y asesor de Barack Obama en su proyecto de reforma sanitaria. Además, se lo considera uno de los padres de Osakidetza (el sistema vasco de salud). Por Ixone Díaz Landaluce/ Foto: Endika Portillo

XLSemanal. ¿Por qué es necesaria una auditoría externa de la gestión de la pandemia?

Rafael Bengoa. Debería hacerla un grupo despolitizado cuyo trabajo no sea buscar culpables, sino identificar todas las cosas que se puedan mejorar, desde el aprovisionamiento del material o la gestión de datos a los test y el rastreo. No se trata de decir: «Aquello fue un gran error». Eso no sirve de nada. Cuando se hacen las preguntas en sentido positivo, el resultado es un informe que puede ser muy duro, pero que te permite estar preparado para la siguiente pandemia.

XL. ¿Teme que se utilice como arma arrojadiza entre partidos y administraciones?

R.B. Hay que asumir ese riesgo y apelar a cierta unión y madurez política. El enfrentamiento favorece al virus. Y, cada vez que lo olvidamos, se aprovecha. El desconfinamiento lo ha dejado bastante claro.

XL. ¿En qué sentido?

R.B. No estábamos preparados para microconfinar poblaciones ni para rastrear o reforzar la atención primaria. Y por eso tenemos los datos que tenemos. El ejemplo más sangrante es que a finales de agosto aún estábamos buscando rastreadores. Todos los demás países ya los tienen. Ha habido un mal entendimiento entre estamentos políticos.

XL. ¿La descentralización ha sido un problema?

R.B. No creo que la estructura territorial explique lo que ha pasado. Los desastres se cocinan a fuego lento. Esta crónica estaba anunciada. Tanto por la OMS como por las desinversiones en salud de los últimos años, con una gestión de crónicos y un modelo de residencias muy deficiente. Una estructura no se arregla solo por centralizarla.

XL. ¿Hace falta una agencia nacional que mejore esa coordinación?

R.B. Sin auditorías externas, ese tipo de arreglos serán cosméticos. Nos hace falta un organismo que escrute al Gobierno. Las soluciones empiezan por ahí. Lo demás es terapia de grupo, que también es necesaria porque la gente está muy enfadada.

XL. ¿Qué otras soluciones a corto o medio plazo vislumbra?

R.B. Tengo muchas esperanzas puestas en los test de saliva, que terminarán siendo parecidos a un test de embarazo casero. Es muy importante empezar a comprar esos test antes de que el mercado se caliente demasiado. Acuérdate de lo que pasó con los respiradores y las mascarillas en marzo…

«Tengo muchas esperanzas en los test de saliva que se podrán hacer en casa como un test de embarazo. Porque ni todo el mundo estará vacunado un lunes ni todas las vacunas serán eficaces»

XL. ¿Nuestra gestión ha sido más deficiente que la de otros países?

R.B. En algunas cosas, sí. En España ha habido problemas para confinar rápidamente poblaciones. Se ha llegado a pedir autorización a los jueces. Eso no ha pasado en Italia, Singapur o Corea del Sur. Si hay que confinar, se confina.

XL. ¿Y aquello de que teníamos «la mejor sanidad del mundo»?

R.B. Tenemos el mejor sistema de agudos, pero la gestión de los crónicos es muy deficiente. Si los crónicos hubieran estado en el radar, hubiésemos podido protegerlos mejor.

XL. El cabreo generalizado mezclado con las corrientes conspiranoicas puede crear un cóctel explosivo. Gente que no se pone la mascarilla, se salta el confinamiento…

R.B. Lo que une al ciudadano normal cabreado y al conspiranoico es algo que en comportamiento psicológico llamamos ‘error afectivo’. Quieres creer algo que no es real. Quieres creer en la normalidad, aunque ahora mismo no exista. Estamos programados para esa defensa psicológica que hace disminuir la sensación de amenaza y que, a veces, alienta el comportamiento radical, los Miguel Bosé del mundo. Y el ciudadano debe saber esto y combatirlo. El problema es cuando eso afecta a los gobernantes y empiezan a tomar decisiones de falsa seguridad porque buscan tranquilizar a la población o a sí mismos.

Rafael Bengoa: "Hacen falta abogados del diablo que se atrevan a decir la verdad al poder" 2

Rafael Bengoa, uno de los expertos de salud pública y gestión sanitaria más respetados en el mundo.

XL. ¿El regreso al colegio ha estado impregnado de ese optimismo irracional?

R.B. Una de las cosas que deben asegurar estas auditorías es que los gobiernos tengan un sistema que les contradiga. Quieren dar la sensación de que todo va bien… Eso es autoengaño. Para combatir eso, debes tener un abogado del diablo. Y no lo tienen. Nadie se atreve a hablarle al poder.

XL. En diciembre se podría empezar a vacunar quizá a la población de riesgo. ¿Qué le inquieta más de esta nueva fase?

R.B. Hay que seguir formando rastreadores porque no todo el mundo estará vacunado un lunes. Además, las primeras vacunas no son tan eficaces como sus siguientes versiones, dos o tres años después. Tenemos que planificar un escenario más negro en el que no hay vacuna con una fuerza inmunológica suficiente. Un escenario de dos o tres años con muchos test de saliva caseros. Y no se está haciendo.

XL. No parece que esta crisis vaya a devenir en oportunidad. ¿O sí?

R.B. Yo no los veo preparando el plan B. Plan A: vacunas. ¿Y el plan B? Ahora que tanto se habla de los presupuestos, la salud y el medioambiente deben ser absolutamente prioritarios. Eso no es ni de izquierdas ni de derechas. La salud y el medioambiente son cada vez más interdependientes.

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